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lunes, 1 de febrero de 2021

OPINIÓN POLÍTICA De cómo la jauría ataca a Daniel Jadue

    

Diputados de derecha, sin poder salvar del naufragio al barco pirata de los tiempos mejores, se coludieron en una campaña de desprestigio, lo cual se halla dentro de su especialidad. Lanzaron una querella en contra del alcalde Daniel Jadue, del abogado Ramón Sepúlveda y del empresario León Lafort. Los acusan de haber cometido cohecho y fraude, vinculados a las luminarias de Recoleta. Esta jauría de diputados acusetes, donde hay quiltros, algunos perritos de raza y las mezclas espurias del caso, viven obsesionados con la idea que ellos son los únicos llamados a saquear el granero del reino. Alegan tener la exclusividad, pues sus antepasados lo hicieron, protegidos por la ley divina. Al observar como sus candidatos a la presidencia carecen de estirpe, del señorío de clase y abunda el medio pelo arribista, se han coludido en esta campaña. Cualquiera entiende esta ofensiva proveniente del 4% de la población, que se atribuye ser de clase alta. No del 57% que se declara de clase baja, rumbo a la indigencia. Quizá uno que otro de clase media, siempre trepadora, donde se agrupa el 39% de los chilenos.

Bueno sería examinar e investigar el patrimonio de los miembros de esta jauría. Empezar por ejemplo, a rastrear si tienen depósitos en dólares, euros o lingotes de oro, en paraísos fiscales, en cuentas brujas o negras. Indagar sus vínculos de familia, las que entre 1973-1990, se apropiaron de las empresas del Estado. De cómo se enriquecieron bajo el amparo de la dictadura, auspiciada y sostenida por ellos, donde la riqueza de Chile se jugaba al bingo. Jamás en la historia de nuestro país, hubo tanta desmesura, vinculada al mayor robo de su historia.

Alguien puede argumentar que la derecha, en un gesto patriótico, votó por la nacionalización del cobre, durante el gobierno popular de Salvador Allende. Sin embargo, lo hizo, sabiendo que no podía apropiarse en el futuro de esta riqueza, si no se nacionalizaba. Ya estaba en marcha el golpe militar y había que ordenar la repartija.

Bien es sabido que el apetito de la jauría es insaciable y se extiende hasta hoy. Es cierto que los perros de una misma camada se ladran entre sí y a veces se lanzan mordiscos, pero jamás se hieren. La derecha no realiza antropofagia política por razones de subsistencia, pues se halla dentro de su estilo de vida. Sí, cometen incesto político, día a día, lo cual los mantiene vivos. Alianzas de ventaja, desde luego.

¿Cómo lograr nuevas instancias de aglutinación entre ellos, en tiempos de borrasca? Acusar a quienes, llegado el momento, pueden enturbiar sus negocios, diarios saqueos, mientras escalan. De tanto hurgar en la basura, cuya práctica es milenaria, hallaron una arista de dónde iniciar una investigación. Esta campaña insidiosa, plagada de infundios, apunta a desprestigiar a quienes se yerguen como los candidatos mejor evaluados de la izquierda. Este gobierno que ha sido tildado del peor de nuestra historia por diferentes medios nacionales e internacionales, flota en una piscina seca. Otros, dicen que en aguas turbulentas, infestadas de pirañas, cuya voracidad es ilimitada. En octubre de 2019 logró la mayor protesta  en su contra, jamás realizada en Chile, lo cual es meritorio.

Ahora, Briones, va de candidato a la presidencia por “NECRÓPOLIS” (Evópoli)  si se prefiere. Y don Sichel, cuyos antifaces ni el mismo conoce, flota en el vacío de la indecisión, mientras hace guiños a las chiquillas de la UDI. También hay un candidato, cuyos desbordes, ansioso por ser presidente, asustan por su mediocridad. En privado, le dicen: “El capitán humo”. Al conocerse la identidad de los candidatos, desde la Derecha alguien dijo: “Vienen a reforzar el naipe que tenemos”. Sí; donde hay cartas marcadas.

En la otra vereda, Daniel Jadue, distanciado de los dueños de Chile, ha declarado una y otra vez, ser inocente. Yo, le creo.

 

Por Walter Garib

 

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