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viernes, 20 de septiembre de 2024

La extrema derecha en Alemania y Austria: entre la prohibición y una posible victoria electoral

 

La extrema derecha en Alemania y Austria: entre la prohibición y una posible victoria electoralMUNDO


Melissa Erhardt
Por : Melissa ErhardtPeriodista, pasante austriaca de El Mostrador
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Mientras Alemania está en pleno debate si prohibir o no el partido de extrema derecha AfD, los sondeos pronostican la victoria de la derecha austriaca en las elecciones legislativas de fines de septiembre. Por primera vez, Austria podría tener un canciller populista de derecha.


Escenas perturbadoras causaron agitación en Reino Unido hace algunas semanas: manifestantes de ultraderecha rompieron ventanas, lanzaron objetos e incendiaron y asaltaron hoteles en el norte de Inglaterra que fueron utilizados para albergar a solicitantes de asilo. La violencia fue desencadenada por una oleada de desinformación de la ultra-derecha que etiquetó falsamente como refugiado musulmán al tirador de Southport, que disparó a tres niñas, agitando el odio contra los musulmanes. 

El incidente del Reino Unido podría considerarse uno de los puntos más altos del clima xenófobo y, sobre todo, islamófobo, cada vez más evidente en muchas partes de Europa. 

A fines de mayo, un video provocó un amplio debate político en Alemania. El video mostraba un grupo de jóvenes festejando en la isla alemana de Syltn y cantando “Alemania para los alemanes, extranjeros fuera” al ritmo de una conocida canción del DJ italiano Gigi d’Agostino. El incidente demostró con claridad hasta qué punto las ideas de la extrema derecha han llegado ya al centro de la sociedad. Semanas después, en las elecciones al Parlamento Europeo, los partidos de derecha y extrema derecha se fortalecieron, aunque el giro a la derecha que tantos temían, no se materializó. “Creo que es importante tener en cuenta que nunca se ha producido un giro paneuropeo a la derecha.  En todas las elecciones europeas, la extrema derecha ha ganado en algunos países y ha perdido en otros”, dice Bernhard Weidinger, investigador austriaco sobre la extrema derecha. Sin embargo, según Weidinger, existe una tendencia “y con las últimas elecciones ésta puede determinarse como una tendencia hacia la extrema derecha”. 

Esta tendencia es especialmente perceptible en Austria y Alemania. En Alemania, el Partido político de la (extrema) derecha AfD (“Alternativa para Alemania“) fue, sin duda, el partido más fuerte en el este del país, quedando por primera vez en segundo lugar a nivel nacional en las elecciones europeas. En Austria, el Partido populista de la derecha FPÖ (Partido de la Libertad de Austria) ganó las elecciones europeas a nivel nacional con más del 25 por ciento.

“En realidad vemos un continuo fortalecimiento de la extrema derecha o derecha populista autoritaria en ambos países”, señala Benjamin Opratko, experto en populismo de derechas que investiga en la Universidad de Viena (Austria) y en la Universidad Leuphana de Luneburgo (Alemania). En el fondo, los programas electorales de ambos partidos son muy similares: “La cuestión de la migración, la agitación contra los refugiados, la exigencia de cerrar las fronteras, especialmente las fronteras exteriores de Europa, pero también las fronteras nacionales, ocupan un lugar central en ambos partidos”. 

Por un lado, ambos partidos han conseguido vincular casi todos los problemas sociales, reales o imaginarios, a la inmigración. Por otro lado, según Opratko, han logrado crear un ambiente de rechazo: “Un voto a favor del FPÖ y la AfD es también un voto para decir: Estoy realmente en contra de todo lo que esta pasando acá, pero es casi intercambiable por lo que la gente está en contra. Es la migración, pero también son las élites políticas, son los grandes medios de comunicación. Fueron las medidas durante la pandemia, ahora son en parte las medidas contra la crisis climática. Son las normas o roles de género que están cambiando y son las figuras contra las que la gente se vuelve: los refugiados, las élites culturales, pero de repente también son los ciclistas, o incluso las personas trans, las que están muy en el punto de mira ahora”.

Ambos partidos son criticados repetidamente por poner en peligro la democracia. En Alemania, la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV) considera a la AfD un “caso sospechoso de extrema derecha” desde 2021 y cada vez son más fuertes los llamamientos a la prohibición del Partido. Este es también el objetivo de la iniciativa “Defendamos la dignidad humana: ¡prohibamos la AfD ya!”.

“La AfD es un partido que en los últimos años se ha ido convirtiendo cada vez más en un partido fascista”, explica Julia Dück, portavoz de la campaña. “Persigue una ideología racista y nacionalista étnica, una ideología con la que divide a las personas según criterios racistas, según los cuales unas personas tienen más derechos y otras no tienen derechos, valen menos y deben ser deportadas. Se trata de una violación concreta de la Ley Fundamental, pero también es un ataque a la dignidad humana”. Para que pueda prosperar un procedimiento de prohibición contra la AfD, debe demostrarse por qué el partido, según sus objetivos o el comportamiento de sus simpatizantes, pretende perjudicar o eliminar el orden básico democrático libre o poner en peligro la existencia de la República Federal de Alemania. Este procedimiento puede durar años. Por su parte, Julia Dück se muestra optimista: “Hay una probabilidad muy alta de que se aplique la ley. E incluso si no se prohíbe todo el partido federal, el Tribunal Constitucional puede por lo menos decidir la prohibición de determinadas asociaciones estatales u organizaciones juveniles del Partido”. 

La iniciativa se formó a principios de año como reacción al trabajo del medio de investigación periodística alemán Correctiv. Revelaron una reunión secreta en Potsdam, cerca de Berlin, denominada “Conferencia de Lehnitzsee”, en la que participaron – entre otros – altos cargos de la AfD. En la conferencia se debatieron planes para expulsar de Alemania a millones de personas – independientemente de su nacionalidad – si se consideraba que no se habían asimilado a la “sociedad mayoritaria”, es decir, la Sociedad Alemana. “En realidad no consideran que algunas personas sean alemanas o austriacas o europeas, independientemente del pasaporte que tengan, y en algunos casos independientemente del pasaporte que tengan sus padres y abuelos, sino que se trata de lo que ellos llaman cultura, que no significa otra cosa que origen y raza”, explica Benjamin Opratko. Este pensamiento tiene una lógica interna de escalada: “porque entonces quizá no se limite a las personas de las que se dice: puede que tengas la nacionalidad alemana, pero tu nombre suena de algún modo muy turco o tu color de piel claramente no es blanco y tu cultura obviamente no es compatible con la nuestra. Puede que también se trate de la gente que apoya a estas personas”.

La idea de esta llamada “remigración” procede del austriaco Martin Sellner, un conocido extremista asociado al movimiento identitario austriaco, un movimiento que actúa a escala internacional y está catalogado como “claramente de extrema derecha” por la Oficina Federal para la Protección de la Constitución de Austria. “No pretende ser una organización de masas. Siempre se ha visto a sí misma más como una vanguardia teórica, estratégica y accionista, una especie de élite activista”, explica Bernhard Weidinger.

“En esencia, quieren que Austria, Europa y Occidente vuelvan a ser más blancos. Es decir, quieren una sociedad limpia de influencias extranjeras en todos los aspectos, ya sean políticas, culturales o étnicas”. A lo largo de los años, siempre ha habido vínculos entre el Movimiento Identitario y el FPÖ, como reveló recientemente la ONG austriaca SOS Mitmensch en un detallado informe. Sobre todo bajo Herbert Kickl, el actual lider del Partido: “El movimiento juvenil del FPÖ es actualmente casi indistinguible del movimiento identitario en cuanto a lo que dice y hace. Y el propio FPÖ también ha roto con cualquier distanciamiento de los identitarios, abrazándoles de forma demostrativa”, señala Weidinger. 

Sin embargo, en Austria no hay ningún debate sobre una posible prohibición del FPÖ: Por un lado, porque el extremismo de derechas está más normalizado en Austria que en Alemania, según Benjamin Opratko. Y por otro lado, porque el FPÖ ya está demasiado asentado en el panorama político del país. “Creo que es un enfoque equivocado. Si un partido ya está tan normalizado y representa a un amplio sector del electorado desde hace décadas, ¿qué pasaría si se dijera a los votantes que ahora el partido sería simplemente disuelto por las autoridades? Es difícil de imaginar”. Julia Dück lo ve de otra manera: “Nuestra petición de prohibir la AfD no se basa en los resultados electorales, sino en el contenido y los objetivos que persigue este partido. Incita al odio, al racismo y legitima la violencia contra nuestra sociedad.” 

La AfD, por su parte, es un partido muy joven. Surgió a raíz de la crisis de los mercados financieros internacionales en 2010/2011 y la consiguiente crisis de la Unión Monetaria Europea. “Eso fue ya en la crisis del euro y en el contexto de la gestión de Grecia dentro de la Unión Europea, donde la AfD surgió como el partido de los que decían: Les dejaremos morir, no pagaremos por los vagos del sur que viven a nuestra costa”, explica Opratko.

Para este teórico de la extrema derecha, una prohibición en Alemania también parece ser el camino equivocado en este momento. “Quizá hace unos años podría haber sido posible considerar la prohibición de la AfD. Sin embargo ahora me parece el remedio equivocado, porque ni siquiera aborda las causas de los éxitos de la AfD, porque es un remedio puramente formal y porque también está sucediendo en un contexto en Alemania donde muchas personas tienen la impresión de que el corredor de la opinión pública está siendo restringido muy, muy severamente en muchas áreas de todos modos”. 

En Austria habrá elecciones a finales de septiembre y el FPÖ lleva meses liderando todas las encuestas. Aunque el partido ya ha estado tres veces en el gobierno, esta vez tiene posibilidades de ocupar la cancillería por primera vez, el cargo más importante de la política austriaca. Sin embargo, Opratko no cree que esto vaya a ocurrir. La presión sería demasiado fuerte para todos los demás partidos, por lo que de algún modo unirían sus fuerzas para impedirlo: “Es una dinámica que vemos ahora en todas partes en Europa, por ejemplo en Francia con esta alianza electoral de facto entre los macronistas y la izquierda para debilitar a Le Pen”. 

El FPÖ inicio hace una nueva campaña de verano llamada “Heimatsommer”, o sea verano de la patria. Junto a un sol, granos de trigo, abejas y girasoles, en los nuevos motivos aparece también un anciano: Un símbolo que se utilizó en los años 30 para reconocer al NSDAP, el Partido Nazi Austriaco, que estaba prohibido en Austria y que el FPÖ se ha reapropiado. 

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