Aunque afirmó haber sido una de las profesoras mejor evaluadas, fuentes de la propia casa de estudios señalan que apenas impartió clases y que nunca hizo investigación. Además, aseguran que la exmilitante UDI y candidata a alcaldesa de Las Condes no tenía permiso laboral para trabajar desde Madrid.
La respuesta de Marcela Cubillos (UDI), actual candidata independiente de derecha por Las Condes y exministra del Medio Ambiente y de Educación durante el segundo Gobierno de Sebastián Piñera, para aclarar sus nexos con la Universidad San Sebastián (USS), generó desconcierto en el interior de la propia casa de estudios. Fuentes internas reconocen que, literalmente, no saben qué adjetivo utilizar.
Este lunes, según publicó El Mostrador Semanal, un alto funcionario administrativo de la USS reveló que Cubillos tenía un contrato de docente por el que le pagaban $ 17 millones brutos al mes y que se pagó incluso durante todos los periodos en que la exministra estuvo viviendo en Madrid, acompañando a su pareja, Andrés Allamand, líder de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB).
“Mi marido ejerce un cargo en España, sí. Yo trabajo en Chile. Estuve siempre entre los profesores mejor evaluados por los estudiantes de la Facultad y publiqué, durante estos años, tres libros y un cuarto en colaboración con otros académicos”, declaró Cubillos en la red social X.
Las reacciones a su aclaración no tardaron. Fuentes internas de la USS dicen no saber qué adjetivo usar en este caso. Cuestionan duramente que se haya declarado como una de las profesoras mejor evaluadas por los estudiantes e, incluso, hay quienes sostienen que pueden asegurar que Cubillos nunca ha hecho clases ni investigación. Además, la instan a mostrar el permiso laboral para trabajar en el extranjero que habría sido otorgado por por la USS. “No existe”, afirman.
Hablamos principalmente del exministro del Interior de Piñera, Andrés Chadwick; los cuestionados miembros de la Corte Suprema Ángela Vivanco y Jean Pierre Matus; el polémico ex Fiscal Regional Metropolitano Oriente, Manuel Guerra; el exministro de Bienes Nacionales de Piñera II, Felipe Ward (imputado), entre otros.
En ese sentido aparece la arista que tiene a Cubillos, al diputado Diego Schalper (RN) y a otros políticos vinculados a la derecha, como protagonistas. Fuentes al interior de la universidad afirman que estos personajes tenían trabajos de docentes con “contratos suculentos”, pero que prácticamente no daban clases ni realizaban actividades concretas. “Había hartas situaciones irregulares”, señalan fuentes internas.
Las mismas fuentes revelan que en agosto, después que explotó el caso Hermosilla y comenzaron a aparecer los chats más complicados, la Universidad San Sebastián buscó negociar terminar los contratos en forma ordenada y, así, tratar de poner una barrera, para no ser salpicada todavía más por el escándalo.
La sospecha es que esta universidad servía como una especie de “sala de espera entre campañas electorales de la derecha”, como fuente de “sobresueldos” y, para el caso de Matus, Guerra y Vivanco (y otros), como una plataforma para “influir sobre el Poder Judicial”.
Su réplica en X fue publicada esta tarde. Y la universidad dijo que no iba a referirse al tema.
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