Es muy probable, además, que los gastos de traslado, mantención y otros que son propios de los penales con gusto podrían ser financiados por los propios procesados y condenados de alto peculio como los que acaparan actualmente los espacios periodísticos. Se trata de una posibilidad, por supuesto, muy poco factible, por más que piense, como lo proclamara un candidato presidencial de la derecha, que “Chile es un gran país, solo que ubicado en un mal barrio”, aludiendo pretenciosamente a nuestra identidad cultural y política con el Primer Mundo en contraste con otros países de la región. |
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