Los paramilitares nicaragüenses mantienen la toma de las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN – Managua), tras el ataque que perpetraron el viernes contra los estudiantes que estaban atrincherados en el recinto. El ataque de hace tres días, que duró 18 horas, dejó a dos estudiantes muertos y varios heridos. Los jóvenes se encerraron en el recinto educacional como protesta contra las autoridades y para exigir el rotorno de la autonomía universitaria. Luego de ser desalojados a balazos de la Universidad, más de 150 estudiantes se desplazaron hasta una iglesia en Managua,  la parroquia Divina Misericordia, ubicada en el suroeste de la capital, donde permanecieron atrincherados desde el viernes.
Los dos jóvenes asesinados murieron de disparos en la cabeza, uno de ellos dentro de la parroquia y el otro desangrado en una barricada. Una comitiva eclesiástica llegó para mediar a favor de la liberación de los estudiantesque quedaron rodeados por las fuerzas oficiales desde el viernes a la noche, y evacuar a los heridos. Los alumnos fueron llevados a la Catedral Metropolitana de Managua, donde tenían previsto reunirse con representantes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). El asedio a la iglesia marcó otra jornada violenta en la capital del país, inmerso en una crisis desde que el 18 de abril comenzaron las protestas contra un intento de reforma del sistema de seguridad social, que pronto se convirtió en un movimiento contra el gobierno de Daniel Ortega, a quien acusan de traicionar los principios de la revolución sandinista. El conflicto ha dejado más de 350 muertos y unos 2.000 heridos según organismos de derechos humanos independientes. El gobierno sólo reconoce 49 fallecidos.