La Convención Constitucional que dará paso a la nueva Constitución Política de Chile refleja un inédito e histórico proceso democrático, en el cual los ex presidentes de la República – pertenecientes a las dos derechas – no tuvieron injerencia o participación alguna, sino que responde a las fuertes demandas del pueblo movilizado en los últimos años.
Por ello la ausencia de los mandatarios de otrora en la ceremonia de clausura de la Convención (4 de julio) no tiene porqué causar tanto revuelo ni consternación en algunos que pretenden que esa eventualidad quitará relevancia a este acto republicano en que se dará a conocer en forma oficial el texto constitucional que será sometido al plebiscito de salida en septiembre próximo.
De esas ausencias era previsible al menos una de ellas, la del multimillonario empresario Sebastián Piñera – siempre contrario a los cambios, que no le convienen – en tanto Michelle Bachelet permanece en el extranjero, pero sorprende y llama a suspicacias la de los otros dos ex gobernantes de la Concertación, la coalición política que por más tiempo se instaló en La Moneda en tres décadas.
Lagos Escobar (PS) y Frei Ruiz-Tagle (PDC) son gastados políticos de tiempo pretérito, de clara tendencia proempresarial y absolutamente lejanos al pueblo y sus necesidades, que quisieron volver a figurar y vieron un portazo a esa instancia, lo que los medios de comunicación manipulados han acogido con tono quejumbroso y para las mayorías populares ha pasado inadvertido.
Acostumbrado en su soberbia a ser centro de mesa, Lagos insiste en aparecer en las primeras planas y envió una innecesaria carta a la mesa de la Convención explicando sus aparentes motivos para su inasistencia. En realidad, no concurrirá al acto porque no habrá acaudalados empresarios que lo aplaudan ni nadie pedirá un reconocimiento para su ego.
Muchos recuerdan el desastre en que se convirtió la administración freista. Allí estuvo el inicio de las privatizaciones en la época concertacionista, en que se redujo implacablemente el rol del Estado, y el agua y los puertos pasaron a manos privadas. Desde entonces el PDC nunca volvió a ganar nada significativo y progresivamente pierde votos, militantes, credibilidad y apoyo ciudadano.
En materia de derechos humanos la gestión de esos presidentes fue un fiasco. Frei salvó de la justicia internacional al tirano tras su detención en Londres y le permitió su regreso a Chile, donde pese a sus crímenes y robos murió en la impunidad. En tanto, el político social demócrata que se disfrazó de “socialista” para acceder a la jefatura de Estado a través del informe Valech acalló por 50 años los nombres de los genocidas y torturadores, que hasta ahora circulan con libertad entre la gente decente.
Sobran las razones que explican el fracaso de estos dos ex mandatarios en sus deseos de ejercer la presidencia por un segundo periodo. Frei fue derrotado por Piñera en las elecciones por el mandato 2010 – 2014 y Lagos fue desplazado mas tarde por su propia coalición cuando intentaba una precandidatura que no marcaba en las encuestas mas que el 2% en las preferencias de los electores.
Los viejos políticos que gobernaron antes – en otro tiempo y otras circunstancias – nunca se interesaron realmente por un cambio de Constitución, y solo buscaron introducirle reformas menores. No tienen que ver con los aires refundacionales ni con las aspiraciones populares por una democracia plena que hoy es una necesidad imperiosa.
Menos aún estuvieron por la restitución de los derechos sociales inalienables de cada ciudadano. Estos han estado mucho tiempo dependiendo de la capacidad de pago al mercado de cada cual, situación que en la nueva Constitución comenzará a cambiar, porque el Estado tendrá el deber de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos.
En el nuevo Chile democrático e igualitario que se proyecta, la no concurrencia de ex presidentes conservadores al cierre de la Convención será irrelevante. El pueblo empoderado, de claros objetivos por delante, no los extrañará ni los echará de menos.
Por Hugo Alcayaga Brisso
Valparaíso
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