CULTURA

 

Cuando las murallas gritan: la estética popular de la revuelta

por Emilia Aparicio 19 octubre, 2022

Créditos Imagen: Agencia Uno

Un grupo interdisciplinario de investigadores analizó las estéticas que surgieron en el espacio público, especialmente en los muros de las calles y los monumentos de las plazas de la ciudad de Santiago, donde mediante representaciones gráficas se manifestaron las personas desde el 18 de octubre de 2019. El docente que lidera el proyecto, Héctor Ponce de la Fuente, sostuvo que el estallido social todavía sigue siendo un tema complejo de leer y que continúa en discusión la apropiación de los sentidos de este. "Los usos políticos y apropiaciones de los mensajes de la realidad hacen que estos eventos queden clausurados", afirmó a El Mostrador.

Desde el 19 de octubre de 2019, varios espacios públicos experimentaron intervenciones de distintas expresiones artísticas, alteraciones que fueron dejando huellas de los cambios que estaban pidiendo las personas en las calles. Ante a esto, el proyecto Cartografías emergentes, liderado por el docente de la Universidad de Chile, Héctor Ponce de la Fuente, propone realizar una exploración crítica e interdisciplinar a las estéticas que irrumpieron en dichos espacios.

En 2021 un grupo de académicos del Núcleo de Investigación en Semiótica y Análisis del Discurso, y de las Facultades de Artes, Arquitectura y Urbanismo, Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, comenzaron a reflexionar desde distintas áreas sobre la representación visual en los muros de las calles y los monumentos de las plazas, donde la ciudadanía registró –mediante grafitis, rayados, figuratividad, carteles, lienzos, grafías y textos– signos del reclamo social que confronta al poder establecido. 

"Este fenómeno se entiende como una estética emergente popular y anónima que se instala en el espacio público, transformándolo en 'museo de arte de la memoria de la indignación'", proponen desde el colectivo.

El proyecto comenzó en 2021 y está constituido por tres etapas: primero, la participación de los investigadores en un coloquio donde reflexionaron sobre los temas que abordan en la investigación; luego, jornadas junto a dos establecimientos escolares que se realizaran el 26 y 27 de octubre, en el marco del Foro de las Artes de la Universidad de Chile; y, por último, la publicación de un libro que reúne seis artículos que escribieron los expertos.

"Nuestro objeto material de estudio fue la dimensión amplísima del estallido social chileno, pero dadas nuestras especialidades académicas fue apropiándose de un aspecto específico. Uno de los trabajos habla de las imágenes, de lo que supone el uso y la apropiación de las imágenes, sobre todo pensando que esas imágenes representan simbologías, imaginarios e identidades", expresó Ponce de la Fuente.

"Nuestros artículos no son manifiestos, son lecturas críticas al proceso, y supone también hacerse cargo de aquellas dimensiones del mismo discurso social que nosotros no fuimos capaces de observar hasta antes del 4 de septiembre", agregó.

En ese sentido, señaló que hay que pensar que el estallido social sigue siendo un fenómeno complejo, del que todavía está en discusión la apropiación de los sentidos de este y que estos también han ido variando según los eventos ocurridos, además de las lecturas que se han hecho a lo largo de los últimos tres años.

"Hay una mirada posestallido y hay una mirada 2022, que no quiere decir que hayamos pasado de una mirada épica a una imagen reaccionaria. Aquello que ocurrió en 2019 obviamente ha variado no solo en términos de resonancia, lectura e interpretaciones sino además desde el punto de vista de las personas que desde distintos lugares participamos de ese evento histórico", sostuvo el doctor en Semiótica.

"A nivel país, por un lado está la condena, porque pareciera que hablar de estallido es solamente hablar de problemas de seguridad y de destrucción del espacio público, y se ha minimizado –y eso se ve en los medios– la violencia de Estado, la violencia operada por agentes del Estado. Se ha intentado de algún modo visibilizar o criminalizar la participación de la Primera Línea y de aquellas personas que perdieron sus ojos y la vida", agregó.

También, recalcó que no se deben "clausurar los sentidos", es decir, que "los usos políticos y apropiaciones de los mensajes de la realidad hacen que algunas veces estos eventos queden como clausurados o cerrados en términos de la interpretación", explicó.

Por último, manifestó que en la actualidad el debate público se está confrontando a las distintas apropiaciones de significado por parte de los diversos sectores políticos.

"Esos usos y apropiaciones de los sentidos respecto de los eventos en ningún caso se van a resolver ahora, por eso es que yo sostengo que hay un potencial crítico y de apropiación del denominado estallido social o revuelta social de 2019 que queda un tanto a la deriva, queda de algún modo con su significado en fuga", afirmó.