El fracaso político en el que nos dejó el plebiscito recién pasado es relativo, no podemos entenderlo como el final del proceso de luchas sociales que tuvo un importante apoyo popular en las manifestaciones de octubre del 2019. Parte de este fracaso, sin duda tiene que ver con el protagonismo que asumieron algunas fuerzas políticas que hoy están representadas en el Gobierno y en el Congreso, esto dado que están lejos de ser los representantes de la soberanía popular.
No hemos visto la liberación de los presos políticos del estallido víctimas del Gobierno de facto que instaló Piñera y sus cercanos desde el Palacio de Gobierno. Todos férreos defensores del neoliberalismo y privilegiados de los beneficios sin pudor. Estos políticos del engaño que avalan la corrupción pertenecen al conglomerado Chile Vamos. Tampoco hemos visto condenas a las violaciones de los Derechos Humanos ni una fuerte señal de sanción a la corrupción de las Instituciones del Estado principalmente de sus ramas armadas.
Chile Vamos es una fuerza política peligrosa que la vimos actuar de mala fe en todo el proceso de la convención constitucional, nunca mostraron un interés por sumarse al proceso de transformación político social que la ciudadanía reclamaba. Pusieron todas sus fuerzas en la campaña del terror utilizando los medios de comunicación serviles. Gran parte de su interés fue apoyado por los autodenominados amarillos que han mostrado un exitoso modelo de recolección de aportes económicos de la oligarquía, varios de ellos tienen un historial que demuestra el don del sabueso para seguir con narices el olor del dinero, asumiendo un modo de operar similar al de los operadores políticos más corruptos de lo que fue la Concertación. Estas fuerzas políticas hoy se sienten triunfadores y comienzan a controlar el programa del actual Gobierno.
El actuar acontecer político es una amenaza popular, la lógica del engaño sigue funcionando y es eficiente en fortalecer un sistema económico injusto a favor de la oligarquía y de las grandes corporaciones económicas. En el Senado ya se cocinó la aprobación al TPP11 y el Gobierno no ha sido capaz de tener una postura clara al rechazo de éste. Por ahí apareció un Boric respetuoso a la opinión del Congreso, creo que debería recordar que es Presidente por el voto popular y que su discurso se separaba de las fuerzas políticas mencionadas; debería recordar la fidelidad que Allende mostró a quienes votaron por él. Esa vocación es la que hace que la figura de Allende siga siendo una luz para las fuerzas políticas que se sitúan junto al pueblo.
Ya se habla del segundo tiempo del Gobierno de Boric, lamentablemente esto no implica que ya haya tenido frutos sustanciales lo que sería el primero. La deuda con las transformaciones sociales es profunda. Poca esperanza genera el crecimiento de las fuerzas políticas antidemocráticas que hoy aparecen marcando agenda con esa sensación de triunfalismo político en su exitoso proceso de bloquear las transformaciones que hace algunos años atrás demandaba la ciudadanía movilizada en las calles.
Por Alex Ibarra Peña
No hay comentarios:
Publicar un comentario