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viernes, 21 de octubre de 2022

OPINIÓN


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¿Refundación o reforma? Carabineros, el Gobierno y la impunidad policial

por  21 octubre, 2022

¿Refundación o reforma? Carabineros, el Gobierno y la impunidad policial
Recién partió la unidad consultiva para la reforma a Carabineros, la que no ha dado muchas luces sobre los cambios prácticos que se pretende realizar, exceptuando preceptos generales como “mantener el orden público, la seguridad y el resguardo de las personas, con un enfoque de derechos humanos, perspectiva de género y subordinadas al poder civil". Esto no nos dice mucho sobre los cambios más importantes que se demandan desde el estallido social. Parte de estas transformaciones más estructurales tienen que ver con el estado actual de Carabineros, institución que posee una instrucción militar y está clasificada en la misma sección que las Fuerzas Armadas dentro de la Constitución actual, ante lo cual sectores de la sociedad civil estarían pidiendo una transformación hacia una instrucción policial, constituyéndose como una policía civil (al igual que otras policías en países más desarrollados). 

Carabineros viene cuestionado hace tiempo, no solamente han existido diversos casos de corrupción, sino que también la violencia policial ha ido en alza desde que partieron las protestas estudiantiles, culminando en el estallido social con un período crítico de vulneración de derechos humanos.

Las reacciones a los hechos de violencia policial durante el Gobierno de Piñera fueron muchas, pero unas importantes de analizar es las del Presidente actual, quien el 3 de octubre del 2020 había escrito en Twitter: “Frente Amplio exige destitución de Rozas, renuncia de Pérez y llama a rechazar presupuesto de Carabineros. Seguimos!”.

En la misma línea, el 6 de febrero de 2021, Boric escribió en Twitter: “Refundar Carabineros ahora. Lo hemos exigido hace más de un año. No da lo mismo quien tenga el poder. El gobierno de Piñera cómplice activo de esta locura”.

Estas declaraciones tienen un correlato en el cambio de política que ha tenido el Gobierno con respecto a Carabineros. Ya desde la primera vuelta presidencial observamos diferencias, donde en su programa se proponía refundar Carabineros, pero al pasar a segunda vuelta el programa pasó de refundar a proponer reformas a Carabineros. No solamente hubo cambios en su propuesta de Gobierno, también ha existido una menor claridad y énfasis en la reforma de la policía uniformada. De hecho, recién partió la unidad consultiva para la reforma a Carabineros, la cual no ha dado muchas luces sobre los cambios prácticos que se pretende realizar, exceptuando preceptos generales como “mantener el orden público, la seguridad y el resguardo de las personas, con un enfoque de derechos humanos, perspectiva de género y subordinadas al poder civil".

Esto no nos dice mucho sobre los cambios más importantes que se demandan desde el estallido social. Parte de estas transformaciones más estructurales tienen que ver con el estado actual de Carabineros, institución que posee una instrucción militar y está clasificada en la misma sección que las Fuerzas Armadas dentro de la Constitución actual, ante lo cual sectores de la sociedad civil estarían pidiendo una transformación hacia una instrucción policial, constituyéndose como una policía civil (al igual que otras policías en países más desarrollados).

Tampoco se ha realizado ningún tipo de capacitación o procesos de reflexión/instrucción, que permitan iniciar un cambio en la misma cultura militar de la institución, evitando temáticas que se vulneraron con gravedad, como son los abusos sexuales o la excesiva fuerza policial de ese momento.

Menos se han revisado los presupuestos destinados a la institución, donde los aumentos presupuestarios han sido una temática que el mismo Presidente criticó antes de ejercer el poder, sin embargo, actualmente anunció el aumento en 25 mil millones de pesos del presupuesto de Carabineros.

Obviamente existen más políticas y reformas que pueden ayudar a transformar la institución de Carabineros, y claramente la mayoría de estas no dependen solamente del Gobierno, pero la falta de búsqueda y claridad con respecto a las reformas mínimas policiales ha resultado en un simbolismo contrario al total rechazo de los hechos mostrado por el mismo Presidente antes de obtener el poder. La falta de políticas públicas en torno a la transformación de Carabineros ha llamado la atención por la gravedad de los hechos de violencia policial durante el estallido social y la actual impunidad con la que siguen ejerciendo el orden público, incluso sumando más uniformados para la represión, lo que, sin un cambio dentro de su orgánica, es un atentado contra manifestantes pacíficos que ven en peligro su seguridad.

Justamente el exdirector del INDH, Sergio Micco, expresó su descontento con la poca convicción del Ejecutivo: “Si tú dijiste que había violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos y no intervienes aquellas instituciones que supuestamente ejecutaron el ataque masivo a la población civil… a lo menos tienes que dar una explicación”. Esto también va de la mano con una impunidad en términos judiciales, donde, según la Fiscalía Nacional, de los 10.936 casos de violaciones de derechos humanos ocurridos durante el estallido, solamente existen 130 casos formalizados, 206 personas imputadas y 16 condenas, cifras insuficientes para tales vulneraciones cometidas.



Las pocas condenas, el mantenimiento del Estado de Excepción en la Macrozona Sur, la continua represión a manifestaciones y la impunidad policial para seguir actuando, han resultado en una crítica al Gobierno de Boric, incluso siendo comparada por algunos manifestantes con la represión realizada por Sebastián Piñera. Sin embargo, también creo en ser justos; decir que Boric es igual a Piñera es excesivo. Un Presidente que busca el diálogo se valora, un Presidente que escucha a los niños es importante, un Presidente que critica el actuar de Carabineros ya es algo sobre lo que construir. El problema no va solamente por el oficialismo, es difícil realizar alteraciones solos, claramente el trabajo es en conjunto con otras instituciones y sectores, lo cual demora ciertas políticas. También no es fácil transformar una institución corrupta que mantiene una cultura militar alejada de la resolución de conflictos y cercana a la confrontación armada, menos con sectores conservadores defendiendo sus intereses.

Pero ya es momento de actuar, al menos es momento de mostrar un camino más marcado, para que la ciudadanía pueda ver que existe una preocupación genuina sobre el tema, no con críticas al aire, sino con propuestas de posibles modificaciones prácticas al actuar de Carabineros, porque, si no, el Gobierno se empieza a quedar atrás en sus supuestas ideas de cambio, manteniendo a la institución policial intocable como siempre.

La transición no se realizará en poco tiempo, refundar/reformar de verdad una institución con tantos casos de corrupción y violencia policial no requiere meses, sino años, pero el mensaje debe ser más claro y conciso que nunca: transformar Carabineros o nada.


  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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