Ex-director-de-la-Dina-acusó-a-su-esposa-de-no-visitarlo-en-cana-y-solicitó-divorcio
Nélida Gutiérrez no podía creer lo que estaba diciendo su marido. Ofuscada, sólo atinó a lanzarle la argolla de matrimonio al piso: “Cuando quieras te doy el divorcio”, le habría dicho antes de marcharse. Manuel Contreras, que hoy agoniza en el Hospital Militar, la acababa de amenazar con separarse tras una intensa discusión. El altercado, aquella tarde de domingo, dejó perplejo a los familiares de los presos que compartían la misma sala de visitas en Punta Peuco.
Hasta antes de la discusión, el almuerzo familiar había sido tranquilo. Poco a poco, sin embargo, la conversación entre María Teresa, la hija mayor de Manuel Contreras, y su esposa Nélida comenzó a subir de tono. Nadie desconocía que ambas apenas se tragaban y, en público, mantenían una relación cordial pero distante. Pero ahora habían roto toda diplomacia y comenzaron a sacarse varios trapitos al sol.
El ex jefe de la DINA escuchaba sin decir nada. Una imagen que contrastaba con la estampa dura y desafiante de sus años de intocable en el ejército. Al lado de las descontroladas mujeres, la figura del taciturno ex militar parecía aún más disminuida. María Teresa le recriminaba a Nélida por tener abandonado a su padre y dejarlo en una profunda depresión. La esposa se defendía, mientras el Mamo esperaba pacientemente su turno para hablar. Debía tomar partido. Y lo hizo.
Al rato Contreras alzó la voz. Se quejó que su mujer no fue a visitarlo ni para navidad ni año nuevo. Aquel 9 de marzo de 2014 la relación se fracturó para siempre. Nélida nunca más puso un pie en Punta Peuco y el Mamo se quedó solo cumpliendo su condena de 500 años de cárcel. La relación, que mantuvieron por largos 30 años, se acabó. La argolla continuaba tirada en el piso.
LA LIBERTAD DEL MAMO
A mediados del año pasado, Manuel Contreras ya no daba más en Punta Peuco. Se sentía traicionado por el amor de su vida. Sumado a los achaques producto de sus 32 enfermedades, que lo tenían al borde de estirar la pata, el alejamiento de su esposa lo tenía sumido en un profundo estado depresivo. En todo este tiempo no había recibido noticias de ella. Nélida, en tanto, comenzaba a dar vuelta la página. Pero con un dejo de tristeza. Y se había concentrado en su trabajo.
El Mamo también quería dar un vuelco en su vida. Y quería olvidar los años felices con su fiel secretaria. Y dejar atrás las más de 150 cartas de amor que le enviaba a Nélida estando recluido primero, en Penal Cordillera, y después en Punta Peuco.
Lo que había sido una amenaza, se transformó luego en realidad. Dolido, Manuel Contreras decidió poner fin a la relación y demandó a Nélida, con quien se había casado tras las rejas en 2010, por divorcio culposo. Es decir, por transgredir el artículo 54 de la ley de matrimonio civil, acusando a su mujer de vulnerar “grave y reiteradamente los deberes de convivencia, socorro y fidelidad propios del matrimonio”. También la acusó de malos tratos físicos y sicológicos. La demanda la ingresó su abogado Jaime de la Maza Amor, en agosto del año pasado, en el Primer Juzgado de Familia de Santiago. Ya no había vuelta atrás. Manuel Contreras quería su libertad. Aunque fuese en el amor.
ROMANCE EN LA DINA
Nélida Gutiérrez conoció a Manuel Contreras luego de que un grupo de oficiales del ejército llegara al Instituto Manpower de Santiago para reclutar a cinco jóvenes que estudiaran secretariado. Tras una entrevista personal y una prueba que rindieron en la Academia de Guerra, ella fue parte del selecto grupo de escogidas. Según se lee en el perfil de Manuel Contreras, del periodista Cristóbal Peña, que aparece en la recopilación de personajes siniestros que dio origen al libro “Los Malos”, Nélida se distinguía entre las demás. “Era ocho o 10 años mayor, más dama que las otras, más señora…Nélida era elegante y con clase, y con la clase se nace o no se nace, esa es la verdad… ¿Bonita, dices? Yo diría que sí: una mujer amable a la vista”, le contó Adriana Rivas González, la Chany, una de las ex secretarias de la DINA, al periodista.
Manuel Contreras fue cautivado por la belleza de Nélida y la quiso como su secretaria personal en la DINA. Ella rápidamente se transformó en su paño de lágrimas y pasó a integrar su círculo más cercano. La mujer que conocía todos sus secretos. Hasta los más oscuros. De ser su jefe, Contreras pronto transformó a Nélida en su amante. Mientras se torturaba y mataba en Chile, ellos vivieron un romance oculto y apasionado. Al Mamo, que llevaba veinte años casado con María Teresa Valdebenito, la madre de sus cuatro hijos, no le importó que los descubrieran. Pero la esposa nunca sospechó de su marido, pese a que todo el mundo conocía a Nélida como “la amante oficial del jefe”.
Recién en 1985, Manuel Contreras abandonó a su esposa. Y llevó a Nélida a su fundo El Viejo Roble y le regaló un caballo que bautizaron como “Tempestad”. Nélida nunca más lo dejó. En su primera detención, en 1995, ella lo iba a visitar a la cárcel y le llevaba alimentación especial producto de su delicado estado de salud. Para solventar los gastos de la casa y de su amor preso, ella manejaba el emprendimiento que mantenían en común, la boutique Mane (Manuel y Nélida), que tenían en el caracol de Lyon y Providencia.
Tras veinticinco años de relación, y estando recluido en el Penal Cordillera, cumpliendo más de 40 condenas por desaparición, muerte, homicidio y asociación ilícita, Manuel Contreras le dio el sí a Nélida tras separarse de su primera esposa. El matrimonio, realizado en agosto de 2010, fue lo menos romántico del mundo. Se casaron con poder notarial y con total separación de bienes. No hubo fiesta ni iglesia, como soñaba la pareja. La flamante novia declaró en los medios, en ese entonces, que habían dado el sí “porque hay que respetar las leyes de la tierra” y que “no queríamos que algún día se dijera que nosotros solo convivimos”.
Pero había un problema. Los hijos del Mamo no aprobaron nunca esta relación y menos el casamiento. Y le hicieron la guerra a Nélida. La acusaban de meterse en un matrimonio consolidado y romper una familia. De hecho, Manuel Contreras hijo, contó hace un año en The Clinic, que no tenía buenos recuerdos de la pareja de su papá: “Ella nunca fue señora de un militar, mi mamá sí lo fue. Ella se metió entre medio. Cuando se separó mi papá se nos liquidó la vida. Antes éramos una familia unida…”.
Nélida tuvo que lidiar con el rechazo de la familia del Mamo Contreras durante toda la relación. Y eso nunca le importó. Tampoco las humillaciones públicas por ser la mujer de un violador de derechos humanos. Ella amaba a su esposo y siempre estuvo con él en las buenas y en las malas. Por eso le cayó como balde de agua fría, asegura una fuente cercana a Nélida, cuando la notificaron de la demanda de divorcio interpuesta por su marido. “Le dolió que usara la excusa del abandono y de no haberle prestado los cuidados necesarios que él requería producto de sus innumerables enfermedades. Para ella, eso era una mentira”.
LA DEFENSA
No está claro cuándo el matrimonio comenzó a irse en picada. Hasta fines de 2013, la relación de pareja aparentemente estaba bien. El Mamo Contreras seguía mandándole cartas diciéndole lo mucho que la extrañaba. Pero algo los terminó por distanciar. Cercanos a la pareja, cuentan que se trataría de un desgaste en la relación y el hecho de no vivir bajo el mismo techo.
Tras la discusión que terminó con la argolla de matrimonio en el suelo, Nélida intentó visitar a su esposo en Punta Peuco. Pero se encontró con la demanda entablada en su contra, con las hijas del Mamo prohibiéndole las visitas y se dio por vencida a las tres semanas cuando el mismo Contreras no la quiso recibir más. Nélida decidió no insistir en visitarlo.
Luego de la notificación de la demanda, vinieron las declaraciones en el Primer Juzgado de Familia de Santiago. El Mamo, a través de su abogado, insistió en la teoría del abandono y culpó a Nélida de la grave depresión que lo afectaba. Le sacó en cara haberlo dejado botado pese a sus innumerables enfermedades, siendo que ella se había comprometido en el matrimonio de ir tres veces a la semana a visitarlo a la cárcel. Peor aún, se lamentaba de no haberlo acompañado en su traslado del Penal Cordillera a Punta Peuco. Nélida, con papeles médicos en mano, demostró en el juicio que había tenido una fractura en un pie. El Mamo sumó el testimonio de su hija María Teresa, que puso en duda hasta la edad de Nélida, y la culpó de llevar una vida de lujos mientras su papá se estaba muriendo en la cárcel.
Hay algunos que creen que tras esta demanda hay una disputa por la herencia que dejará el Mamo. El abogado de Nélida Gutiérrez, René Reyes, lo descarta tajantemente. “Es casi imposible: Manuel Contreras no tendría ni un peso”, dice. Según un informe de transparencia, sacado recientemente a la luz pública, la pensión del Mamo sería de poco más de 406 mil pesos, dinero que sería repartido entre su ex mujer y Nélida.
En su defensa, Nélida dijo en el tribunal de familia que se había postergado por atender a su esposo estando preso. Pero que lo hizo con gusto. Y que en ningún caso lo dejó botado, como afirmaba la familia. Prueba de ello, son las visitas acreditadas por Gendarmería que echan por tierra dicha acusación. Las veces que faltó a Punta Peuco, sostuvo Nélida en su declaración, fue por enfermedad. O por sus viajes a Bahía Inglesa a fiscalizar el avance de unas cabañas que construye para arrendar y reunir plata, pues con la pensión que comparte con la ex esposa del Mamo, no le alcanzaba. Y que cuando no podía asistir, se disculpaba a través de cartas con su esposo.
En primera instancia, el Primer Juzgado de Familia de Santiago, el 26 de enero de este año, falló a favor del Mamo y le concedió el divorcio culposo. Nélida, por orgullo, apeló a la sentencia en la Corte de Apelaciones. “No quería darle en el gusto a su marido”, asegura un cercano a la mujer. Tras revisar los antecedentes, la Corte terminó dándole la razón a ella. El juez Juan Calvo no logró acreditar una falta imputable a Nélida que hiciera intolerable la vida en común. El hecho que no lo haya ido a visitar, con la frecuencia requerida por Contreras, “no implicaba una falta grave ni reiterada al deber de fidelidad ni de socorro”.
El ex jefe de la DINA volvió a la carga. Su abogado presentó un recurso de casación en la Corte de Apelaciones para revocar la sentencia dictada por Calvo. Nuevamente le dieron la razón a Nélida. Manuel Contreras se enteró del fallo definitivo poco antes de entrar agónico al Hospital Militar. Cuentan que lo tomó con cierta resignación. Nélida, según atestigua una fuente vinculada al caso, logró su cometido: “podrá morirse siendo la señora de Manuel Contreras”.