Algunos abogados califican como imprudente la designación del ex Ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, mientras, otros confían en la función que cumplirá.
17 de agosto de 2015. Ese día, oficialmente el ex Ministro Alejandro Solís asumió en calidad de jefe de la nueva Unidad de Derechos Humanos del Ministerio de Defensa y cuyo objetivo central es claro: facilitar la entrega de información de las Fuerzas Armadas (FFAA), en los casos en los que se incurrió en crímenes y desapariciones.
La llegada de Solís, sin embargo, no ha pasado inadvertida. Esto, luego que el propio Solís revelara la semana pasada, haber sido víctima de presiones del Ejército, asegurando que tales presiones contra la Corte Suprema, significaron su destitución como asesor de siete ministros con investigación exclusiva en causas de violaciones a los derechos humanos.
En torno al nombramiento de Solís –ex Ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago-, se han levantado algunas interrogantes: ¿qué hay detrás de su designación a la Unidad de DD.HH. del Ministerio de Defensa?, ¿el Gobierno le concedió este cargo para que no siguiera hablando de las presiones del Ejército?, ¿cuál es la señal del Ejecutivo? A estas preguntas, se suman otras: ¿es posible que Solís genere confianza en el Ejército y la institución entregue antecedentes sobre violaciones a los derechos humanos, tras denunciar presiones que lo afectaron?
Cabe recordar que el ex Ministro, Alejandro Solís dijo: “El año pasado, en el feriado judicial (9 de febrero), me llama el presidente de la Corte Suprema, Sergio Muñoz y me dice: ¡Alejandro, quiero hacer algo que no se ha hecho nunca y quiero nombrarte asesor de los ministros que llevan causas de derechos humanos!”. En su testimonio, Solís manifiesta, en forma categórica: “Empecé a trabajar, revisando los materiales que tenía. Se produce la inauguración del año judicial y El Mercurio publicó una nota, que yo diría qué importancia tiene, y que decía: ¡ex juez que conoció el caso Prats nombrado asesor de derechos humanos! y se agregaba que había desconcierto de sus pares, quienes estiman que es improcedente”.
El relato del ex Ministro Alejandro Solís continuó, dando paso a las presiones del Ejército.“Partí a la Corte Suprema a hablar con Hugo Dolmesch, que es el Ministro que tiene a su cargo la coordinación de los ministros de derechos humanos y antes que siquiera lo saludara o preguntándome ¿cómo está Hugo?, me dice: ¡haga un mojoncito con papel celofán. Los militares han venido aquí a pedir que termine tu contrato!”. El ex Ministro agregó: “al otro día, Sergio Muñoz me dice: ¡mira, por los incidentes que se han producido, por favor, renuncia!”.
Imprudente designación
El abogado, Raúl Meza, en entrevista con EL MURO califica como “una imprudencia inaceptable” el nombramiento del ex Ministro Solís en la Unidad de DD.HH. del Ministerio de Defensa. En forma categórica, plantea que “esto constituye un acto vejatorio no sólo a los militares condenados en Punta Peuco, sino además, a los familiares de militares procesados y que están esperando condena, respecto a violaciones de derechos humanos, fundamentalmente, porque el señor Solís es un ex ministro de fuero que tiene más de 60 condenas en contra de militares que cometieron violaciones a los derechos humanos y, además, el señor Solís no genera ni la más mínima confianza, ni al mundo militar activo, ni al pasivo”.
Meza explica que, a su juicio, Solís no genera confianza por una razón que sería fundamental: “Muchas de sus condenas, como él lo reconoció hace pocos días, se fundamentan en simples ficciones jurídicas, por lo tanto, él como juez de la República no puede generar las confianzas para ser receptor de información de eventuales detenidos desaparecidos”.
El abogado que asumió la defensa de los familiares de los conscriptos que murieron en Antuco y también de los familiares de las víctimas del tsunami, asegura que “el ex Ministro Solís, desde el punto de vista jurídico, nunca justificó las sentencias condenatorias, específicamente, respecto del secuestro calificado, sino que, a partir, de una simple ficción jurídica, condenó a militares y me parece que fue la persona más inadecuada que pudo haber designado el Gobierno para generar vínculos de confianza con el Ejército”.
Sobre la teoría que algunos abogados manejan en cuanto a que la designación de Solís fue para que no siguiera hablando de las presiones del Ejército y se concentrara, mejor, guardando silencio, en las causas pendientes de derechos humanos, Raúl Meza afirma: “Me parece que la designación del señor Solís responde a una transaca política y a un simple premio de consuelo que le está dando el actual Gobierno de la señora Bachelet, a un ex Ministro, respecto a eventuales conflictos que se puedan generar entre el Ejército y el Gobierno”. Además, asegura que “el señor Solís, de ninguna manera, será un instrumento para generar los puentes de información que su cargo requiere. Lo que correspondía era designar a una persona absolutamente autónoma e independiente de ambos sectores, ya sea del mundo militar y de los ministros de fuero en causas de derechos humanos para obtener información de los eventuales detenidos desaparecidos”.
El jurista advierte a este diario electrónico, algo que no es menor y que podría generar un áspero debate: “He conversado con gente de Punta Peuco y con personas del mundo militar pasivo y al señor Solís no se le va a entregar ni una sola información sobre eventuales detenidos desaparecidos”.
En una posición similar a la que formula Meza, se manifiesta otra fuente ligada al Poder Judicial, para quien “la designación de Alejandro Solís en la Unidad de DD.HH., no lo digo por sus competencias, porque las tiene y de sobra, sino por la reticencia y distancia que el Ejército tiene hacia él, no va a permitir que la institución se ablande y entreguen antecedentes sobre las violaciones a los derechos humanos que pueden haber cometido algunos de sus hombres. Aquí, lo que surgirá es un hermetismo tan fuerte que, en un tiempo más, el Gobierno deberá reemplazar a Solís y buscar otro nombre que sí permita generar un clima de relativa confianza”.
No tiene militancia política
Para el abogado, Roberto Celedón, emblemático por la defensa de la familia del menor asesinado, Rodrigo Anfruns Papi, señala a EL MURO que el ex Ministro Alejandro Solís, “es una persona que jamás ha tenido militancia política de ningún orden. Participó en muchas causas relativas a los derechos humanos, tiene un conocimiento acabado sobre todo lo que significaron las violaciones a los derechos humanos y quiénes fueron los partícipes de los mismos”.
Celedón asegura que “el ex Ministro Solís puede hacer un aporte importante y no hay ninguna razón para que los mandos del Ejército o de otras ramas de las Fuerzas Armadas se puedan sentir agraviados o complicados con el nombramiento de una persona que por su edad, madurez e independencia, es plena garantía para toda persona seria”.
Consultado sobre las recientes declaraciones de Alejandro Solís, el abogado Celedón aclara que los antecedentes los pidió el Poder Judicial, por lo tanto, dice, no es un tema que el ex Ministro Solís, en cuanto asesor, solicitara la información. “Las Fuerzas Armadas tienen la obligación de obedecer al Poder Judicial en las materias que le competen exclusivamente a éste último y lo que el ex Ministro Solís puede hacer es cooperar, precisamente, detectando dónde están las fuentes de la información, a fin de que, de una vez por todas, pasemos del discurso, de las manifestaciones de buena voluntad a los hechos”.
Dudas razonables
El abogado, Rodrigo Román –defensor del sociólogo, Hans Niemeyer acusado de colocar un artefacto explosivo en una sucursal bancaria-, en conversación con EL MURO, plantea que existe un aspecto central que no se puede obviar y, en este sentido, afirma: “Parece inaceptable, por decir lo menos, que luego de 25 años desde que la Concertación llegó al Gobierno, recién ahora, designen a un encargado del tema de DD.HH. en el Ministerio de Defensa. Eso demuestra la impunidad que ha habido”.
Román precisa que “habrá que ver si el nombramiento del ex Ministro Solís es un boomerangcomunicacional, como la reforma a la reforma, el realismo sin renuncia, por ejemplo. Puede ser un voladero de luces, porque no sé si efectivamente existe la voluntad política de avanzar, después de 25 años en que se ha consolidado la impunidad, muchos genocidas han muerto y otros se han suicidado”.
Agrega que “uno legítimamente puede sospechar de los poderosos cualquier contuberniopara negociar, para cocinar –como la cocina de Zaldívar- los temas y, lamentablemente, no olvidemos que los temas de derechos humanos siguen pendientes en la sociedad chilena”.
Sobre la posibilidad de que el ex Ministro Alejandro Solís genere reales condiciones de confianza con las instituciones armadas, lo que se traduzca en la obtención de nuevos antecedentes sobre violaciones a los derechos humanos, el abogado Román indica que “por el tiempo transcurrido, como la impunidad ha sido institucional, porque así lo ha consolidado el Estado, es una tarea compleja, pero que se tiene que resolver sí o sí”. Sin embargo, advierte que “lamentablemente, todos los anuncios del Gobierno desde 1990 han sido ideológicamente falsos y no me queda tan claro, el sentido, el propósito y lo que resultará de esta designación del ex Ministro Solís”.
Daisy Castillo Triviños/El Muro
Foto: Agencia Uno
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