Vistas de página en total

miércoles, 5 de agosto de 2015

Informes de inteligencia describen todo el poder del 'Mamo'

Los secretos de Manuel Contreras según Estados Unidos.

por  5 agosto 2015


Los secretos de Manuel Contreras según Estados Unidos
Distintos reportes provenientes de agencias de inteligencia y la embajada en Santiago lo acusan de crear una Gestapo en Chile, de decir que la Operación Colombo era un montaje comunista y que en Chile no se torturaba. Además, dicen que presionó a la junta militar con revelar secretos del caso Letelier si su hijo era condenado por la muerte del ex oficial Joaquín Molina.

Más de mil documentos desclasificados por Estados Unidos en los últimos 15 años contienen, de uno u otro modo, el nombre de Manuel Contreras Sepúlveda, el antiguamente todopoderoso director de la DINA, que hoy se encuentra en grave estado en una habitación del Hospital Militar de Santiago.
De todos esos documentos, quizá el más famoso es un informe secreto del Departamento de Inteligencia de la Defensa (DIA), fechado el 8 de febrero de 1974, el cual se basa en información obtenida en forma colateral de un informante “bien ubicado en el gobierno y en posición de saber”.
Según el texto, “nada puede hacerse sin obtener la aprobación de la DINA” en Chile, agregando que en el país, en aquellos años, existían tres fuentes de poder: “Pinochet, Dios y la DINA” y que “ningún juez en ningún tribunal o algún ministro en el gobierno va a cuestionar algún tema si la DINA dice que ahora maneja ese asunto”. El informe aseveraba también que la DINA se había convertido en un poder “a ser observado”.
Tres meses después, el 10 de mayo de 1974, la DIA emitió otro informe, esta vez un reporte biográfico de Contreras, el cual detallaba, entre muchos otros detalles, que hablaba español, francés (regularmente) e inglés y que antes de 1974 había estado tres veces en Estados Unidos. La primera fue entre agosto y septiembre 1962, en un “viaje de orientación”. La segunda fue en 1966, cuando estuvo en la misión militar chilena en Washington, y la tercera entre septiembre de 1966 y septiembre de 1967, cuando participó en un curso de ingenieros militares, en Ft. Belvoir, en Washington.
El informe contenía además un detalle de su hoja de vida, con todos sus ascensos,  destinaciones y medallas, y señalaba que en la Academia de Guerra había sido profesor de estrategia e inteligencia. En el apartado sobre sus “preferencias”, señalaba que “disfruta del whisky escocés y de los cigarrillos americanos con filtro, ambos con moderación”. La celda relativa a “trabajos publicados” (es decir; libros, papers, monografías, etc.) estaba en blanco.
Después de aquello, la misma agencia (la DIA) confeccionó un extenso reporte fechado el 10 de abril de 1975, en el cual se comentaba acerca de “el creciente poder de la DINA”, organismo que –según allí se señalaba– esperaba construir un edificio de 24 pisos para albergar sus instalaciones.
De acuerdo a las fuentes de la DIA, “el presidente Pinochet ha dejado a la DINA como la única responsable de asuntos de subversión interna. Por ende, las demás agencias de inteligencia están obligadas a informar de inmediato a la DINA cuando hayan descubierto actividades subversivas dentro de sus servicios, y entregar los detenidos a la DINA”.
De acuerdo a la inteligencia militar de EE.UU., desde la fundación de la DINA en noviembre de 1973, a abril del 75, la agencia de Contreras había pasado de tener unos 1.500 funcionarios (“la mayoría de ellos personal militar en servicio activo”) a unos 2.000 miembros en forma permanente, “aumentados por cerca de 2.100 funcionarios civiles adicionales ubicados a través del país”).
 Un informe de la CIA titulado “los tentáculos de Contreras” señalaba que hasta 1989, Contreras había tomado “precauciones extremas para proteger al presidente Pinochet de implicancias directas en la toma de decisiones/autorización de ese asesinato”, agregando que todos los documentos sobre ese crimen, así como los relativos al del general Prats en Buenos Aires, “fueron removidos por Contreras desde los archivos de la DINA”. A ese respecto, se indicaba que “Contreras hizo dos copias de cada documento, enviando uno a Alemania y uno a Paraguay, para almacenarlos a salvo, manteniendo en su poder el original, que tiene guardado en el sur de Chile”.
El texto relataba que esos 2.100 civiles formaban la llamada “Brigada de Inteligencia Ciudadana” (BIC) y que durante las operaciones estas personas trabajaban junto a los efectivos de la DINA en los arrestos.
La DIA aseveraba también que Pinochet había dado a Contreras todas las facilidades para armar esta policía secreta y citaba un ejemplo: “A fines de 1974, la DINA encargó a la Armada proveer un adicional de 40 mujeres/oficinistas a sus planillas. Cuando la Armada dijo que tenía falta de personal, la DINA contrató en forma independiente 40 mujeres civiles para trabajar en su organización y luego asignó a la Armada la responsabilidad de pagarles y alojarlas. Esta acción de mano dura supuestamente recibió la aprobación del presidente Pinochet”.
Al respecto, se indicaba que tanto la inteligencia naval como la de Carabineros habían aceptado de algún modo estas situaciones, pero no sucedía lo mismo con el Servicio de Inteligencia Militar (SIM), cuyo jefe de aquel entonces, el ahora muerto (por suicidio) general Odlanier Mena “se encuentra constantemente irritado por la actitud abrasiva del coronel Contreras y resiente la expansión de las actividades de la DINA en lo que consideraba los dominios del Ejército. Él y otros oficiales de varios servicios están preocupados por las tácticas ‘bárbaras’ empleadas por la DINA durante algunas operaciones”.
Además, se recordaba un hecho que pocos conocían en ese entonces: que desde la promulgación del decreto 521, que creó la DINA, “el coronel Contreras se reporta exclusivamente y recibe órdenes solo del presidente Pinochet”.
El comentario de los militares norteamericanos, al final del documento, decía que “el actual patrón de crecimiento de la DINA no es consistente con ninguna forma de control democrático o manejo de sus actividades. La aprensión de muchas altas autoridades chilenas respecto de la posibilidad de que la DINA se convierta en una Gestapo moderna perfectamente puede llegar a ser realidad”.
Así, los redactores del informe argumentaban también que “la autoridad del coronel Contreras es casi absoluta – sometida solo a un improbable veto presidencial–. El desarrollo de la DINA es un fenómeno particularmente perturbador”.

“No hay tortura”

La crítica de la DIA (cuyos efectivos fueron los principales ejecutores del intento de golpe de Estado de 1970, que culminó con el homicidio del general René Schneider) no era la única. La propia Agencia Central de Inteligencia, la CIA, se defiende hasta el día de hoy de las acusaciones respecto a que apoyaba a Contreras, esgrimiendo un informe desclasificado, de abril de 1974, que relata un almuerzo sostenido en Estados Unidos por Contreras  y altos funcionarios de la División Hemisferio Occidental de la CIA, en el cual se le dijo que “la agencia no puede proveer entrenamiento o soporte para ninguna actividad que pueda ser entendida como represión política interna. A este respecto, la agencia está muy complacida por la circular del Ministerio de Defensa Nacional, del 17 de enero de 1974, que entrega instrucciones para el manejo de prisioneros, que se ajusta a las normas de la Convención de Ginebra, de 1949. Esperamos que su gobierno continúe adhiriendo a esas normas”.
Lamentablemente, no es posible saber qué decía “la letra chica” de ese documento, pues los dos párrafos siguientes están borrados, lo mismo que la segunda página, tachada por entero.
Pese a lo anterior, la CIA sí proveyó entrenamiento a los hombres de Contreras, el cual se realizó en la antigua casa de “Volpone”, en el Cajón del Maipo, en un curso en el cual también rondaban otros buenos amigos de “Mamo”: alemanes de Colonia Dignidad, como se relata en este reportaje publicado el año pasado en El Mostrador.
En 1975 Contreras volvió a visitar Estados Unidos, en un reflejo de "la distorsionada visión de los líderes chilenos sobre su propia situación", según la CIA, dado que lo mandaron nada menos que a explicar al gobierno de Estados Unidos la posición de Chile respecto de los Derechos Humanos, ocasión en queJaime Guzmán, su principal opositor al interior del gobierno, trató de convencer a Pinochet de que no enviara al jefe de la DINA, lo que no logró.
En agosto de 1975, para ser más exactos, un memorándum del Departamento de Estado dejó constancia de una conversación de “Mamo” con John Salzberg, funcionario de esa repartición. En ella, Contreras le dijo que “la historia de los 119 desaparecidos es un complot marxista”, señala el informe, aludiendo a la “Operación Colombo”, y que “la DINA solo tiene unos pocos cientos de prisioneros políticos. Ahora solo hace unos pocos arrestos por día y es la única agencia arrestando e interrogando prisioneros. No hay tortura, y no hubo mucha antes”.
Cabe mencionar que por las mismas fechas, según el Informe Hinchey, Contreras recibió un pago como informante por un supuesto error, algo que el ex jefe de la DINA siempre ha negado. El texto señala lo siguiente (aquí se puede leer el original, en la web de la CIA): “En mayo y junio de 1975, elementos de la CIA recomendaron el establecimiento de una relación contractual con Contreras para obtener información basada en su valiosa posición y acceso a Pinochet. Esta propuesta fue denegada, invocando la política del Gobierno de los Estados Unidos en lo referido a relaciones clandestinas con el jefe de un servicio de inteligencia conocido por sus abusos a los derechos humanos. Sin embargo, un malentendido en la planificación temporal de este intercambio hizo que llegara a Contreras un pago”.

La sucesión

Luego del crimen de Orlando Letelier en Washington, en septiembre de 1976, Pinochet hizo todo lo que pudo por sostener a Contreras. Una de sus principales medidas fue “reconvertir” la DINA, la que pasó a llamarse Central Nacional de Informaciones (CNI), en agosto de 1977, la cual inicialmente siguió al mando de Contreras, para el disgusto de Estados Unidos.
Un cable de la Embajada de EE.UU. en Santiago, de octubre de ese año, decía que pese a que una fuente norteamericana aseguraba que Contreras sería removido, “las indicaciones actuales señalan que permanecerá como cabeza de la CNI”, aunque “en septiembre, los líderes locales de la iglesia creyeron haber obtenido un compromiso de Pinochet de remplazar a Contreras”.
Asimismo, el documento aseguraba que “no hay un sucesor obvio para Contreras” y especulaba que un nombre podría haber sido el del coronel Jerónimo Pantoja.
El 3 de noviembre de 1977, Pinochet remplazó finalmente al “Mamo” y de ello quedó constancia en un cable de la CIA. Si bien este tiene toda su primera página tachada, la segunda detalla que a Pinochet se le había presentado evidencia de una serie de acciones irregulares de la CNI, entre ellas el secuestro de Víctor Fuenzalida, “líder de la organización de extrema derecha Patria y Libertad, quien fue secuestrado el 28 de octubre; reapareció el 30 de octubre drogado y desaliñado”. Según este relató a un oficial de la FACH, sus captores eran miembros de la CNI, que habían tratado de hacerlo confesar su complicidad “en una reciente ola de bombazos”.
El otro incidente que supuestamente colmó la paciencia del dictador fue, según la CIA, un intento de “copamiento” armado en la farmacia Bentjerodt, en el centro de Santiago, donde Carabineros logró detener a dos sospechosos, los cuales “mostraron identificaciones de la CNI y alegaron que ellos actuaban bajo instrucciones de la CNI, con el objetivo de crear un clima de ‘diversión’ en la capital”.
Por cierto, nadie siquiera supuso que Pinochet optaría por nombrar a la cabeza de la CNI a Odlanier Mena, un enemigo de Contreras, quien habría intentado envenenarlo, según se conoció hace pocos años.

Los tentáculos de Contreras

Ascendido  a general poco antes de ser enviado a retiro, a Contreras se le mantuvo sin embargo un importante aparataje de seguridad que buscaba evitar que fuera asesinado. Un ejemplo de lo primero es un informe de la CIA, de noviembre de 1986, en el cual un alto integrante del Partido Comunista informó a dicha entidad de inteligencia que, luego del fallido atentado en contra de Pinochet (dos meses antes), se había “autorizado al Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) a planificar un segundo intento de asesinar a Augusto Pinochet Ugarte”. Alguien cuyo nombre está borrado, pidió además (se entiende que al FPMR) “un plan operacional para asesinar al general de Ejército retirado Manuel Contreras Sepúlveda”, aunque según la fuente de la CIA, el PC no autorizaría la ejecución de ambos atentados mientras “las condiciones políticas no parezcan apropiadas”.
No obstante, el real problema con el “Mamo” siempre fue que hablara y cuando más se temió ello fue cuando su hijo Manuel dio muerte al padre de su polola, el mayor de Ejército y ex funcionario de la CNI Joaquín Molina, el 29 de octubre de 1988.
Un informe de la CIA titulado “los tentáculos de Contreras” señalaba que hasta 1989, Contreras había tomado “precauciones extremas para proteger al presidente Pinochet de implicancias directas en la toma de decisiones/autorización de ese asesinato”, agregando que todos los documentos sobre ese crimen, así como los relativos al del general Prats en Buenos Aires, “fueron removidos por Contreras desde los archivos de la DINA”.
A ese respecto, se indicaba que “Contreras hizo dos copias de cada documento, enviando uno a Alemania y uno a Paraguay, para almacenarlos a salvo, manteniendo en su poder el original, que tiene guardado en el sur de Chile”.
No obstante, en momentos en que EE.UU. insistía en la extradición de Contreras por el magnicidio de Letelier, una fuente de la CIA sugirió que “Contreras tiene de rehén a Pinochet con respecto a su extradición y por las posibles acciones judiciales contra su hijo, Contreras Jr.”.
A ese respecto, la CIA señalaba que “Contreras Jr. no será encarcelado en una prisión chilena debido a su cercana asociación con el actual auditor general del Ejército, coronel Fernando Torres. Contreras Jr. fue asistente de Torres durante el periodo en que Torres era el jefe militar investigador de los arsenales descubiertos y del intento de asesinato de Pinochet”.
Por ello, especulaba la CIA, y por la información que Contreras hijo manejaba sobre grupos de izquierda, “a lo sumo, probablemente podría pasar tres años bajo custodia militar”
No obstante, la CIA tenía una mirada bastante menos ingenua del asunto y en un documento de enero de 1989 decía derechamente que Contreras padre “ha estado amenazando con revelar información considerada dañina para el gobierno chileno si su hijo Manuel Contreras Valdebenito es sentenciado a prisión por el asesinato del retirado mayor de Ejército Joaquín Molina Fuenzalida”.
De acuerdo a la Agencia Central de Inteligencia, “Contreras ha estado insistentemente urgiendo al miembro de la junta, teniente general Santiago Sinclair Oyaneder, por apoyo de la junta en este caso (comentario: se desconoce la reacción de los miembros de la junta a las amenazas de Contreras)”.
Según este reporte, Contreras Valdebenito “modificó el arma (usada en la muerte de Molina), por lo que hay una violación de la Ley de Control de Armas y Explosivos), y debería ser sentenciado por ese crimen, al menos”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores