La exposición “Memorias, Geografía de una década – Chile 1973-1983”, que se inaugura este jueves en Nueva York cuenta el golpe de Estado y la primera década del régimen del tirano Augusto Pinochet, así como las muestras de solidaridad internacional con Latinoamérica en esa época de dictaduras.
Luego de estar almacenadas durante tres décadas, serigrafías originales de pintores chilenos y latinoamericanos que vivieron exiliados en Francia, entre ellos los premios nacionales de artes plásticas Gracia Barrios y Guillermo Núñez, se mostrarán en el Instituto Cervantes hasta el próximo 15 de abril.
Las piezas son propiedad del escritor, dramaturgo y director de teatro chileno Gustavo Gac-Artigas, que también vivió en el exilio en Francia, y de su esposa, Priscilla, que también tienen previsto llevar la exhibición a universidades en EE.UU. y eventualmente a Chile.
Para Gac-Artigas, volver a ver las obras y fotos ha supuesto un viaje al pasado, que le llevó a estar encarcelado en Chile tras el golpe militar en 1973 que derrocó al presidente Salvador Allende y a vivir en el exilio.
“Fue un retorno a un momento específico del pasado. Lo que se produjo fue algo muy especial y cuando abrimos las cajas era como entrar a una burbuja del tiempo”, indicó en entrevista con Efe.
La muestra incluye además carteles de eventos de solidaridad con América Latina en Europa, una colección de fotos del golpe militar tomadas por la agencia Gamma y de las actividades del grupo de Teatro de la Resistencia-Chile, que dirigió Gac-Artigas durante esa década en el exilio.
Más de un centenar de obras y fotos estuvieron almacenadas durante 35 años en Puerto Rico, donde Gac-Artigas vivió durante un año con su esposa, tras lo cual se muestran por primera vez en un momento oportuno por la coyuntura política que se vive en EE.UU., según el escritor.
Recordó que la muestra representa diez años de la historia de Chile pero también de la creación del exilio en Europa.
“Nos fuimos encontrando en un nuevo continente, adaptándonos, creando, tratando de mantenernos vivos no solo en comidas y un salario sino en la parte de la creatividad, con un compromiso que nos llevó a evolucionar enormemente pero jamás sin olvidar a nuestra gente, a los que estaban sufriendo”, señaló Gac-Artigas.
Añadió que esta exhibición se presenta en un momento “muy especial”, en que “entender el pasado, cuál fue la política intervencionista (de EE.UU.) en un momento determinado tiene mucho que ver con el presente”.
Agregó que ocurre en un momento “en que hay tendencia en algunas partes a cerrar las puertas y dejar la gente afuera”, en que hay que entender lo que ocurrió en el pasado para que no vuelva a ocurrir.
“La nueva generación no conoce esa historia, no se la han enseñado”, argumentó.
Las obras que se exhiben y otras que por falta de espacio no se incluyen en la muestra viajaban por diversos países con el grupo de teatro que dirigía el escritor, que las mostraban durante sus representaciones, recordó por su parte Priscilla Gac-Artigas.
“Para el grupo de teatro era más fácil exponer y llegar a otros lugares que para los pintores”, dijo al recordar que en 1984 su esposo quiso regresar a Chile y obtuvo un pasaporte que hasta entonces el Gobierno chileno le había negado.
Sin embargo, Pinochet publicó entonces una lista con 5.000 nombres de personas a los que se les prohibía la entrada al país “porque eran peligrosos para la seguridad del Estado” y el suyo estaba en ella, por lo que no pudo cumplir su deseo del retorno, que no se dio hasta el año 2000.
Las obras y fotos viajaron durante varios años con Gac-Artigas y su esposa, hasta que llegaron a Puerto Rico, donde permanecieron hasta ahora que llegan al Cervantes.