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martes, 21 de marzo de 2017

Villa Grimaldi y la Memoria Viva

Mariana Zegers


Mariana Zegers Martes 21 de marzo 2017 9:16 hrs.
“Todo mi amor está aquí y se ha quedado:
pegado a las rocas al mar y a las montañas
Raúl Zurita, Canto a su amor desaparecido.
La memoria se queda, pegada a las cosas. Una forma de recordar y conectarse con el pasado, al mismo tiempo que se construye comunidad, es concurriendo a aquellos lugares significativos para nuestra historia, personal y colectiva. Así, construimos animitas para nuestros muertos y atesoramos los objetos que nos los traen a la memoria.
Las comunidades, movidas por una experiencia común, también se han dado la tarea de recuperar lugares significativos para la historia de sus regiones. Hoy queremos recordar un Sitio de Memoria, el ex centro de secuestro, tortura y exterminio Villa Grimaldi.

Historia:

Todo comienza con una casona conocida como Villa Grimaldi, construida a inicios del siglo XX en el fundo de José Arrieta, que abarcaba una buena parte de lo que hoy es Peñalolén.
En los años 40, el fundo se redujo mediante la venta de sitios. En 1964, la propiedad fue adquirida por Emilio Vasallo Rojas. Fue él quien dio su nombre al lugar, por su aspecto de villa italiana; con cuidados jardines, esculturas y fuentes de agua.
Luego, Vasallo convirtió la estancia en un restaurante llamado “Paraíso Villa Grimaldi”, lugar que, se dice, de encuentro de artistas e intelectuales y adherentes y participantes de la Unidad Popular.
Sólo un día después del Golpe de Estado, Villa Grimaldi fue allanada, para iniciar a fines del 73 sus actividades represivas con la adquisición del sitio por parte de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), a cargo de Manuel Contreras (“gracias a la presión ejercida hacia su dueño Emilio Vasallo, quién se vio obligado a vender -según la versión de familiares directos- para proteger a su familia”).
Se instala en esta casona el Cuartel Terranova, conocido como Villa Grimaldi en alusión al nombre dado por sus antiguos propietarios. Este fue uno de los centros secretos de detención, tortura y desaparición más importantes del país. Se estima, de acuerdo a los testimonios, que por allí pasaron alrededor de 4.500 prisioneros y prisioneras, de los cuales 236 fueron asesinados o engrosan hoy la lista de los detenidos desaparecidos.
En 1978 Cuartel Terranova cesa sus actividades, produciéndose un abandono gradual, que terminó con su desmantelamiento a mediados de la década de los 80. Posteriormente, se vende el sitio a una sociedad constructora conformada por familiares del último director de la CNI, Hugo Salas Wenzel.  Con el fin de construir un conjunto habitacional, la constructora solicitó un permiso de demolición, el que fue concedido, iniciándose las faenas.
Los vecinos se enteraron de esta situación y alertaron a las organizaciones de base, juntas de vecinos, parroquias y organismos de derechos humanos. Surge la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Peñalolén y La Reina, para detener el borramiento total de Villa Grimaldi. Junto a sobrevivientes, familiares, pobladores y amigos, la Asamblea dio inicio a una campaña pública para recuperar este ex centro de detención, demandando la intervención del Estado.
En 1994, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo expropió Villa Grimaldi, mediante la aprobación de un decreto ley presentado por algunos diputados comprometidos con esta causa; tras lo cual, el 10 de diciembre de 1994, abre sus puertas a la sociedad civil.
El 22 de marzo de 1997, y luego de la generación y posterior construcción de un debatido proyecto museográfico, se inauguró el Parque por la Paz Villa Grimaldi, que hasta hoy mantiene sus puertas abiertas a la comunidad.
En las ruinas del Cuartel Terranova se emplaza el Parque por la Paz. Sin obliterar los vestigios, este Sitio de Memoria se reconstituyó a partir de símbolos que nos llaman a la sanación, a la paz, al encuentro entre personas; al mismo tiempo que informan y denuncian mediante los objetos. Así, por un lado tenemos el agua que corre constantemente, la fuente de mosaicos al centro, el parque muy bien cuidado; lleno de pasto, árboles y flores, ameno para estar; la velaria habilitada para encuentros culturales diversos y amplios. Por otro lado, tenemos la reconstrucción de la torre, los mosaicos señalando el emplazamiento de los distintos lugares de secuestro y tortura dentro del Cuartel Terranova, los trozos de rieles exhibidos, denunciando el destino de aquellos detenidos que desaparecieron en el fondo del mar. Toda esa memoria reunida, diversa y divergente pero reunida, se queda, pegada a los objetos.
Mañana 22 de marzo se cumplen 20 años de la apertura del Parque por la Paz Villa Grimaldi. Es por eso que hoy queremos recordar su historia, destacando su labor en la promoción y defensa de los derechos humanos; como memoria viva y recurso pedagógico para aquellos interesados en la educación en derechos humanos; un lugar para volver a pasar por el corazón y un referente para las generaciones venideras.
Invocar el pasado en el presente, en miras de un mejor futuro posible.

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