Por María Cristina Prudant
El destacado periodista, realizador, guionista y presentador de TV, es creador de éxitos audiovisuales como Mea culpa y El día menos pensado  conocidos por el público debido al gran éxito que alcanzaron en la televisión. Carlos Pinto siente que se ha reencontrado con su trabajo de hace unos años debido al gran éxito que alcanzaron en la televisión.  Ahora  están siendo presentados en el matinal de Chilevisión de una manera distinta, actualizada. Pinto se reencuentra con personajes de sus series a los que ha vuelto a ver después de muchos años. La publicación de su libro El Silencio de  los malditos le da la posibilidad del contacto con la gente y ahí descubre que son muchos los que recuerdan sus series. Del mismo modo, descubre en Internet que sus programas tienen millones de visitas de personas que vuelven a ver los capítulos.
 De sus logros y de la actualidad nacional habló Carlos Pinto con Cambio21. 

¿Cómo ha sido el reencuentro con sus antiguas series en Chilevisión?
Qué bueno que hayas usado la palabra reencuentro porque en estricto rigor  ha sido eso. Por un lado evocar un trabajo que sigue muy vivo porque la cantidad de personas que, a través del libro, me han dicho que siguen viendo el programa en Internet.
 
Quedo sorprendido, entonces, cuando tengo que recurrir a alguna información de mi propio trabajo, que no lo hago a menudo, y esta vez sí lo tuve que hacer entonces me di cuenta que las visitas eran apoteósicas para mí por lo menos, no sé si para el mundo de Internet, estoy hablando de medio millón de visitas por cada caso. Entonces, me di cuenta que ellos me decían que todas las semanas ven un programa, por hábito, no es que estén enfermos es  que les gusta la ficción y de alguna u otra manera se hacen un espacio un día a la semana para ver la televisión que ellos quieren ver. No hago ninguna otra lectura de eso solo constato un hecho.
 
Entonces, ese reencuentro, ha sido bien enaltecedor muy pletórico diría yo de evocaciones y me mantiene muy activo frente a un fenómeno que yo nunca pude desarrollar  como es el reencuentro en algunos casos con personas que entrevisté, que por ética nunca más los volví a ver, pero que ahora gustoso me gustaría saber que ha sido de sus vidas y no solo eso tiene lo que estamos haciendo en el matinal del Chilevisión.
 
Un gran programa fue “El Día Menos Pensado”. Daba susto y cuando terminaba había que irse a acostar con un poco de miedo.
No hay mayor ni mejor comentario que él que tú haces  para un realizador. Cuando tú dices veía tu programa y sentía cosas porque finalmente lo que uno hace como creativo es generar sensaciones y si estas van en la línea correcta, es decir, yo te quiero provocar suspenso, algo de miedo, de terror y tú lo asumes como tal, es como aplaudirme en mi rostro por el beneficio de haberlo hecho porque yo he visto películas  y mucha gente también habrá visto películas de terror anunciadas como tal y te dan risa.
 
Hay películas de terror que no cumplen la promesa, sin embargo me he encontrado con gente que veía “El Día Menos Pensado” que lo único que dice es y tenía que esperar a mi marido, a mi pololo, porque sola no me atrevía a verlo. Entonces, quiere decir que realmente uno daba en el clavo y lograba la sensación que quería provocar desde el inicio.
 
Y como noticia te cuento que yo hice un programa en la radio hace algunos años contando historias, narradas como un cuenta cuento, que para muchos era como un radioteatro, pero  era solo mi lectura con música ambiente, pasos, viento y puertas que se cierran. Y todo eso provocó en seis meses una cantidad de público, fanáticos que oía el programa y cada vez que firmo un libro, ese contacto personal que uno tiene con quien lo compra, te da una información que yo he ido recogiendo.
 
Todos quieren que vuelva los programas Mea Culpa y El Día menos Pensado y otros quieren que vuelva a la radio y producto de eso voy a hacer por Internet las historias que ellos quieren que cuente. Las estoy recopilando y probablemente las próximas semanas comienzo a grabarlas para subirlas a Internet y van a tener ahí un sitio donde poder escuchar con su audífonos, para pasar los recreos los alumnos, para pasar el momento los guardias, para que los enfermos se entretengan en la noche, para que el camionero tenga un feliz viaje, para que todo el que quiera escuchar  una historia de suspenso se solase un poco en la hora del taco escuchando estas historias.
Usted se ha relacionado de cerca con el mundo de la delincuencia, las cárceles y estamos viviendo ahora un período de aumento de los delitos. ¿Usted lo cree así, hay más delincuencia?
Yo puedo tener la sensación de que así es porque hay dos posibilidades: que la delincuencia sea muy atractiva para el público u que el periodismo sea muy generoso que muestre, porque está ubicado en más lugares, una cantidad, diría yo, estratosférica  para el país de crónica roja. Creo que hay mucho de eso porque las encuestas dicen que la delincuencia  ha subido nunca exponencialmente, y es más hay ratos en que se mantiene acotada, pero el hecho que se llevan a la opinión pública y se publiciten, evidentemente nos crea una sensación de inseguridad porque muchos programas en el mismo horario, tanto en las noticias como en los matinales recurren a las noticias policiales como un buen contenido y se reiteran   y no ve los mismos delincuentes en distintos canales.
 
Entonces, me da la sensación de que la sobre exposición de estos casos es la que genera esta sensación de inseguridad que nos da la impresión y me consta porque en alguna oportunidad hablé con un turista que llegando recién a Santiago, puso las noticias antes de salir a cenar,  y se encontró con 35 minutos de crónica roja y decidió cenar en el hotel porque le dio miedo salir y todos sabemos, lo saben los inmigrantes que viven en nuestro país, que se han encontrado con un país tremendamente seguro, que si bien hay delincuencia nunca es mayor que en los países donde ellos vivieron.  De manera tal, que nosotros hemos logrado publicitar tanto la delincuencia que finalmente hemos generado una sensación falsa, digo yo. No digo que no exista.
La delincuencia acá es proporcional a cualquier país tranquilo, ni siquiera a los peligrosos porque en Chile uno puede viajar tranquilo, independiente que sabe por ahí que le robaron a un amigo, que le sacaron el auto a otro, pero nunca la vez al lado tuyo. Entonces, hemos generado esta sensación, sin lugar a dudas equívoca y que no ayuda en nada a la rehabilitación de la delincuencia porque eso nos ha puesto muy timoratos frente a la delincuencia, muy poco dispuestos a hacer algo por eso, queremos que el país haga cosas por nosotros, no queremos enfrentarnos a qué significa cuidarnos nada más, en ningún país de Sudamérica alguien habla por teléfono en la Plaza de armas así como así si no toma las providencias del caso y en Chile eso si bien  sucede te puedo asegurar que salgo con una persona durante todo el día y puede que  no vea nunca un incidente, nunca un acto delictivo, pero bueno lo veo en la tele y pienso en qué mundo estamos viviendo y salgo y nunca me han asaltado en la calle. Pero eso es.

En las encuestas la gente manifiesta su preocupación por la seguridad. El gobierno propone endurecer las penas. ¿Es una solución?
No, creo que nuestro país es muy encarcelador en forma equivocada. Tenemos proporcionalmente tantos reos como los tiene Estados Unidos, lo que es demasiado. Nuestras conductas son muy coercitivas, la idea es que cualquiera que no haga daño o nos moleste tiene que tener pena de muerte. Creo que ese no es el camino.

¿Qué le parece la propuesta del gobierno el proyecto de control de identidad?

Restringir las libertades de las personas para encontrar a uno o dos delincuentes más creo que se corre un riesgo muy grande. Convertir al país en un estado policial, creo que es un error que nos podría costar muy caro a futuro. Es no validar el sentido de la libertad y los derechos fundamentales del ser humano, es precisamente tomar medidas como esta que son un paliativo, diría populista, porque está comprobado además que las acciones que redundan en  exigir  derechos para registrar su ropa, su cuerpo, la identidad no solo nos pone en un Estado policial sino que definitivamente nos hacen perder la esencia de la libertad del ser humano. Y esto es para todos, incluso para los delincuentes porque si perdemos eso es realmente entrar a la edad de la prehistoria desde ese  punto de vista. Creo que no habríamos avanzado nada. Hay que dimensionar lo que puede significar todo eso. Lo dije en alguna oportunidad y lo digo ahora, por alguna razón si esta ley tuviera efecto y se desarrollara, pasaríamos a ser todos virtuales sospechosos, a menos que demostremos lo contrario.  O sea, viviendo el mundo al revés.

¿Cuál sería el efecto de una medida así?
Un efecto negativo, o sea, raya para la suma no hay ninguna demostración que la validación de la identidad del supuesto sospechoso haya traído beneficios. Primero por la ocupación de personal policial en la calle, que estén deteniendo a la gente. El acceso a la información porque la única posibilidad que yo puedo ver es que fichen mi carné e inmediatamente vean una foto mía asaltando un banco o viendo mi pasado delictivo y en e4se caso me van a tener que detener y eso es dar vuelta en el mismo lugar. Las personas honestas en este país son la mayoría y los que son delincuentes son una minoría. Pero estamos trabajando para apagar un incendio casi con bencina y nos puede costar muy caro. La verdad creo que hay otros elementos más productivos  para poder subsanar esta sensación.
 
Tengo que velar por mi seguridad. La gente no tiene claro lo que significa que revisen a los niños y los puedan meter a la cárcel tempranamente. No tiene ese efecto. Cuando le agarren a su hijo y en la calle le pidan su carné de identidad usted va a decir pero por qué a él y la Ley le va a decir, pero por qué no.  Creo que es jugar con fuego y los efectos positivos que tiene esto no están demostrados  en ninguno de los países q2ue han  intentado hace cosas similares. Al revés, creo que hay que disponer de esos capitales para lo que venga, una policía investigativa y otra preventiva. La delincuencia no se puede erradicar, no hay país que lo haya logrado. Lo que se hace es acotarla, mantenerla a raya.