COMUNICADO PÚBLICO
Frente a los hechos de violencia ocurridos en la Araucanía en los
últimos días, así como frente a la descalificación que por sectores
afines al gobierno se ha hecho de la labor de las organizaciones de
derechos humanos en relación con el pueblo mapuche, es que las
organizaciones y personas que trabajamos en la promoción y defensa de
los derechos humanos en la Región de la Araucanía, declaramos lo
siguiente:
1.- Condenamos categóricamente los hechos de violencia ocurridos en
el sur del país en los últimos días, incluyendo aquellos que
presumiblemente son consecuencia de la protesta frente a
reivindicaciones legítimas de derechos de los pueblos y comunidades
indígenas, así como la violencia con la que el Estado, a través de sus
agentes policiales, ha reaccionado en contra de integrantes del pueblo
mapuche. También la violencia verbal de sectores regionales, e incluso
de personeros de gobierno, que justifican la justicia por mano propia
frente a estos hechos, obviando las vías institucionales existentes para
estos efectos y alimentando una peligrosa espiral de violencia.
Condenamos en particular los hechos que han resultado en la pérdida
de vidas humanas, como las del matrimonio Luchsinger Mckay, y lesiones a
la integridad física de las personas, en este caso mapuche.
Instamos a la justicia a desarrollar una investigación acuciosa e
imparcial, basada en la legislación criminal ordinaria, y no en
legislaciones de excepción -cuya aplicación a estos hechos y cuya
consistencia con los derechos del debido proceso son claramente
cuestionables-, a objeto de lograr la identificación y sanción de los
responsables, quienes quiera que éstos sean.
2. Condenamos también las graves imputaciones que algunas
autoridades, parlamentarios y representantes gremiales han hecho en
relación al trabajo que las organizaciones de derechos humanos
realizamos en este contexto. A través de diversas declaraciones, se nos
ha acusado no solo de ser parciales e indiferentes frente a hechos como
la muerte del matrimonio Luchsinger Mckay, sino también de “respaldar y
financiar a grupos terroristas”, pidiendo en base a estas conjeturas
que se nos investigue y sancione.
Tales imputaciones carecen de todo fundamento, y constituyen una
forma evidente de descalificar nuestro trabajo de promoción y defensa de
los derechos fundamentales de las personas y de los pueblos, trabajo
que es alentado por las Naciones Unidas, y protegido a través de la
Declaración sobre los Defensores de los Derechos Humanos suscrita por el
Estado chileno.
Los organismos de derechos humanos cumplimos un rol fundamental en la
defensa y promoción de estos derechos, informando a la comunidad
nacional e internacional de su situación y ampliando los espacios de
diálogo y participación para su efectiva realización. En relación a los
derechos del pueblo mapuche, en los últimos años no solo hemos
informado sobre el incremento de situaciones de violencia en la relación
entre el Estado y el pueblo mapuche en esta parte del país, sino que
también hemos advertido de su inminente agravamiento de no adoptarse las
medidas legislativas y políticas públicas encaminadas a enfrentar los
problemas de fondo que subyacen tras los conflictos que genera dicha
violencia, instando siempre al diálogo constructivo para estos efectos.
Nos parece pertinente en este sentido valorar y reconocer el trabajo
del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), el que en estos días
ha sido también objeto de similares imputaciones, las que pretenden
enlodar su trabajo. Desde su creación el año 2010 el INDH ha venido
realizando una valiosa labor de documentación, visibilidad y aportes
para la discusión de políticas públicas en diversos temas, entre ellos
los derechos de los pueblos indígenas. Dicho Instituto ha asumido,
junto con las organizaciones de derechos humanos, una labor de
contrapeso frente al actuar del Estado en relación al pueblo mapuche,
denunciando las situaciones de vulneración de dichos derechos producto
del actuar de los órganos públicos, y proponiendo alternativas
institucionales para su superación.
3. Sin perjuicio de que instamos por la investigación y sanción de
los hechos de violencia ocurridos en los últimos días en la Araucanía,
también estimamos necesario propiciar una reflexión crítica sobre los
orígenes de la violencia en esta región. Tal como ha sido señalado en
estos días por los analistas más sensatos, los que incluyen a personas
mapuche y de la sociedad chilena, de pensamiento político muy diverso,
consideramos que dicha violencia tiene un carácter histórico,
relacionado con la forma en que el Estado se constituyó al sur del Bío
Bío, y que, a pesar del reconocimiento de la deuda histórica existente
con el pueblo mapuche, su política ha sido errática, y que de diversas
maneras, éste ha seguido ejerciendo violencia en contra de este pueblo y
de sus comunidades.
En efecto, la institucionalidad vigente y las políticas públicas
implementadas no han permitido la reparación de las injusticias del
pasado. Tampoco ha tolerado la protesta social mapuche, la que ha sido
duramente reprimida desde el Estado. Todo ello sin duda ha alentado una
espiral de violencia que en la última década ha resultado en tres
víctimas fatales en este pueblo, un carabinero, y ahora el matrimonio
Luchsinger Mckay.
Es en este sentido que apoyamos los llamados al diálogo que en los
últimos días han sido realizados por diversos sectores, incluyendo por
un número significativo de organizaciones mapuche. Cuando la violencia
cobra vidas humanas, como ha ocurrido en la última década con varios
integrantes del pueblo mapuche y vuelve a ocurrir hoy con un empresario
agrícola y su cónyuge, existe el imperativo de hacer un esfuerzo serio,
sistemático y consciente de buscar por los caminos del parlamento, como
fue practicado en el pasado por el Estado chileno con el pueblo mapuche,
el entendimiento para la superación de los problemas de relación que
evidentemente existen.
Llamamos entonces a respaldar la invitación a un gran diálogo
intercultural en la región, propiciada por representantes del pueblo
mapuche, en el que debe hacerse presente el Estado de Chile, como único
camino posible para poner término a la espiral de violencia que hoy
presenciamos en esta parte del país. Como organizaciones de la sociedad
civil interesada en la construcción de una sociedad basada en el
respeto de los derechos de las personas y de los pueblos manifestamos
nuestro interés de participar en este diálogo. Ello con el objeto de
aportar con nuestra visión y perspectiva en la superación del clima que
hoy se vive en la región, y de coadyuvar a la realización de la justicia
que históricamente se ha negado al pueblo mapuche.
Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos - Cinprodh
Fundación Instituto Indígena
Observatorio Ciudadano
Centro de Investigación y Defensa Sur - Cidsur
Temuco, 11 de enero de 2013
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