Por Teresa Frías K.
Un ex funcionario del Registro Civil que se autoexilió en Francia, arriesgó no solo su trabajo sino también su vida por darle una sepultura digna a quien es uno de los cantautores más reconocidos a nivel mundial. Tres fueron los testigos del funeral del creador de "Te recuerdo Amanda". El abogado Nelson Caucoto dijo a Cambio21 que "sin duda este caso da pie a resolver otros hechos de violaciones a los derechos humanos. Esto no ha terminado".
Un ex funcionario del Registro Civil que se autoexilió en Francia, arriesgó no solo su trabajo sino también su vida por darle una sepultura digna a quien es uno de los cantautores más reconocidos a nivel mundial. Tres fueron los testigos del funeral del creador de "Te recuerdo Amanda". El abogado Nelson Caucoto dijo a Cambio21 que "sin duda este caso da pie a resolver otros hechos de violaciones a los derechos humanos. Esto no ha terminado".
La
resolución del ministro en visita Miguel Vázquez al dictar el
procesamiento de ocho ex oficiales del Ejército por el homicidio de
Víctor Jara, ocurrido el 16 de septiembre de 1973 en el Estadio Chile
donde fue acribillado por 44 disparos, hace recordar los últimos
dramáticos momentos del cantautor nacional.
Desde que fuera detenido en la Universidad Técnica del Estado, hoy Universidad de Santiago, junto a 600 personas, entre ellos funcionarios y alumnos del establecimiento, se sabía que el destino de Jara iba a ser uno de los más terribles.
Los duros golpes que recibió de parte de los militares, entre ellos el denominado "Príncipe", lo dejaron ensangrentado en el suelo, sus dedos totalmente quebrados producto de los golpes recibidos con las pistolas y los 44 disparos, confirman aquella sensación que tuvieron todos los que estuvieron detenidos en el Estadio Chile junto al autor de "Te recuerdo Amanda", y de quienes le brindaron ayuda en medio de la tortura que recibió.
Aunque poco se sabe de lo que sería el camino que recorriera Víctor Jara después de su muerte. Héctor Herrera Olguín, ex funcionario del Registro Civil, fue uno de los protagonistas de esa historia. En el 2008 y después de 35 años, reveló detalles inéditos que aquel 16 de septiembre de 1973 ante el ministro Juan Eduardo Fuentes.
Un funeral clandestino
En el Instituto Médico Legal -hoy Servicio Médico Legal- habían alrededor de 300 cuerpos, entre ellos niños y mujeres acribillados por los militares, luego del golpe. Cada vez que llegaban los camiones del Ejército a dejar más muertos los tiraban en el estacionamiento, para que posteriormente funcionarios los recogieran con más delicadeza y poder reconocerlos.
Hasta que el ex funcionario del Registro Civil, quien hoy en día reside en Francia, -se autoexilió- fue llevado por un hombre, a quien identifica como "Kiko", hasta el cuerpo de quien parecía ser Víctor Jara.
Al principio Héctor Herrera dudó que se tratara del mismo reconocido cantautor. Estaba sucio, con tierra en las heridas y su cabello apelmazado por tierra y sangre. A simple vista se le notaban heridas profundas en ambas manos y en la cara. Y tenía sus ojos abiertos, pero con una mirada tranquila. En una de sus muñecas vio un alambre con un pedazo de cartón donde estaba anotado "Octava Comisaría".
Tras ello, y para salir de dudas, Héctor anotó su número de ficha, sus características físicas y sus huellas dactilares, todo ello a escondidas para no ser descubierto. Para ello recibió la ayuda de quien le informara sobre el cuerpo. Dejaron a Jara en el mismo lugar.
Al día siguiente, y alrededor del mediodía, se comprobaba que el cantautor nacional había sido asesinado. Y justo en ese momento se dan cuenta que era casado, apareciendo el nombre de Joan Turner Robert.
El 18 de septiembre, Turner (luego se cambió su apellido a Joan Jara) en su casa en Las Condes se enteraba de la muerte de su esposo. Tras ello, Héctor Herrera y la coreógrafa se dirigieron al Médico Legal, donde el cuerpo de Jara había sido trasladado hasta el lugar Nº20, donde se realizaban las llamadas "autopsias económicas".
El cuerpo fue abrazado por su esposa, quien lloró en silencio tratando de no despertar sospechas. Estaba muy consciente de que no tenía autorización alguna para estar ahí.
Según revelan varias fuentes, el cuerpo fue sacado un día feriado y para conseguir aquello, el ex funcionario debió mentir al ser consultado por la causa de muerte y fecha de la misma. Ante ello el documento sostiene que el folclorista falleció por herida de bala el 14 de septiembre a las 5:00 horas.
Como el cuerpo debía ser sacado en una urna y la esposa de Víctor no tenía dinero para comprarla, Héctor Herrera se contactó con su amigo Héctor Ibaceta Espinoza, a quien le pidió ayuda. Juntos fueron hasta calle Agustinas, en el centro de Santiago, a buscar el dinero. Pero Ibaceta decidió acompañarlos. Alrededor del mediodía de ese 18 de septiembre, llegaron con el ataúd. Sólo los dos hombres ingresaron a buscar el cuerpo de Víctor Jara.
El velatorio que recibió el cantautor, si bien improvisado y casi incógnito, fue conmovedor. Cuatro ampolletas rodeaban el sencillo cajón que contenía el cuerpo y a Joan despidiendo a su marido.
Su traslado al Cementerio General fue en un carrito, de esos que se encuentran en la puerta de todo cementerio para abrir el cortejo. Si bien en un principio les fue negado, al darse cuenta de quien se trataba, todos colaboraron. El Instituto Médico Legal está a doscientos metros de la puerta del Cementerio General y hasta ahí fue llevado en el carrito fúnebre, tirado por manos caritativas, sin pensar que pasarían a la historia.
El nicho en que fueron depositados los restos de Jara fue humilde. Sin flores, con tres personas presentes y bajo la sigla de NN.
Una vez finalizados los estudios forenses en noviembre de 2009, se realizó un acto de homenaje, del 3 al 5 de diciembre, permaneciendo los restos mortales del artista en la sede de la Fundación Víctor Jara y, posteriormente, recibieron sepultura en el Cementerio General de Santiago de Chile en una procesión fúnebre que congregó a más de 12.000 personas. A diferencia del entierro, prácticamente clandestino, llevado a cabo en 1973, el sepelio del día 5 de diciembre de 2009, 36 años después de su asesinato, fue abierto y público.
Una difícil investigación
La revelación de los nombres de los asesinos de Víctor Jara, fue una de las noticias que generó una reacción de alivio entre las fundaciones de derechos humanos, el abogado y viuda de Víctor Jara y, por sobre todo, en la ciudadanía, quienes daban cuenta de aquello en las redes sociales.
Para el abogado, Nelson Caucoto "sin duda es trascendental esta resolución, porque fue remitida a través de una investigación que fue muy dificultosa y compleja, en la que no tuvimos ningún apoyo de las Fuerzas Armadas".
A ello agregó a Cambio21 que "la investigación ha sido hecha por los ministros en visita que han estado en el caso, quienes han ido acumulando información para llegar a este resultado y revelar quienes fueron los culpables".
"Es un tremendo logro, que de ser confirmado por la Corte de Apelaciones, estaríamos por entrar a tierra derecha para llegar al fin del juicio", recalca el profesional. Además, el abogado especializado en la defensa de derechos humanos, dijo que "sin duda este caso da pie a resolver otros hechos de violaciones a los derechos humanos. Esto no ha terminado".
Por último se refirió a como ha sido tomado socialmente la resolución, indicando que "este caso tiene una simbología especial, la conmoción por la noticia se produjo a nivel mundial, y por supuesto que Víctor es un personaje tremendo en nuestro país y los jóvenes que lo han conocido solo a través de su música se dan cuenta que es una persona tremenda.
Por su parte, la vicepresidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), Mireya García, dijo que "fue muy difícil investigar a los responsables por la muerte del artista".
"Este es un caso que como muchos otros, costó en tener acceso a la información, fue difícil indagar y conocer todos los datos". Asimismo, destacó el actuar de los jueces al tomar una decisión en torno a esta investigación: "El mérito es de los jueces, especialmente del ministro en visita que determinó tomar decisiones penales, lo que anteriormente había sido casi imposible", concluyó García.
Desde que fuera detenido en la Universidad Técnica del Estado, hoy Universidad de Santiago, junto a 600 personas, entre ellos funcionarios y alumnos del establecimiento, se sabía que el destino de Jara iba a ser uno de los más terribles.
Los duros golpes que recibió de parte de los militares, entre ellos el denominado "Príncipe", lo dejaron ensangrentado en el suelo, sus dedos totalmente quebrados producto de los golpes recibidos con las pistolas y los 44 disparos, confirman aquella sensación que tuvieron todos los que estuvieron detenidos en el Estadio Chile junto al autor de "Te recuerdo Amanda", y de quienes le brindaron ayuda en medio de la tortura que recibió.
Aunque poco se sabe de lo que sería el camino que recorriera Víctor Jara después de su muerte. Héctor Herrera Olguín, ex funcionario del Registro Civil, fue uno de los protagonistas de esa historia. En el 2008 y después de 35 años, reveló detalles inéditos que aquel 16 de septiembre de 1973 ante el ministro Juan Eduardo Fuentes.
Un funeral clandestino
En el Instituto Médico Legal -hoy Servicio Médico Legal- habían alrededor de 300 cuerpos, entre ellos niños y mujeres acribillados por los militares, luego del golpe. Cada vez que llegaban los camiones del Ejército a dejar más muertos los tiraban en el estacionamiento, para que posteriormente funcionarios los recogieran con más delicadeza y poder reconocerlos.
Hasta que el ex funcionario del Registro Civil, quien hoy en día reside en Francia, -se autoexilió- fue llevado por un hombre, a quien identifica como "Kiko", hasta el cuerpo de quien parecía ser Víctor Jara.
Al principio Héctor Herrera dudó que se tratara del mismo reconocido cantautor. Estaba sucio, con tierra en las heridas y su cabello apelmazado por tierra y sangre. A simple vista se le notaban heridas profundas en ambas manos y en la cara. Y tenía sus ojos abiertos, pero con una mirada tranquila. En una de sus muñecas vio un alambre con un pedazo de cartón donde estaba anotado "Octava Comisaría".
Tras ello, y para salir de dudas, Héctor anotó su número de ficha, sus características físicas y sus huellas dactilares, todo ello a escondidas para no ser descubierto. Para ello recibió la ayuda de quien le informara sobre el cuerpo. Dejaron a Jara en el mismo lugar.
Al día siguiente, y alrededor del mediodía, se comprobaba que el cantautor nacional había sido asesinado. Y justo en ese momento se dan cuenta que era casado, apareciendo el nombre de Joan Turner Robert.
El 18 de septiembre, Turner (luego se cambió su apellido a Joan Jara) en su casa en Las Condes se enteraba de la muerte de su esposo. Tras ello, Héctor Herrera y la coreógrafa se dirigieron al Médico Legal, donde el cuerpo de Jara había sido trasladado hasta el lugar Nº20, donde se realizaban las llamadas "autopsias económicas".
El cuerpo fue abrazado por su esposa, quien lloró en silencio tratando de no despertar sospechas. Estaba muy consciente de que no tenía autorización alguna para estar ahí.
Según revelan varias fuentes, el cuerpo fue sacado un día feriado y para conseguir aquello, el ex funcionario debió mentir al ser consultado por la causa de muerte y fecha de la misma. Ante ello el documento sostiene que el folclorista falleció por herida de bala el 14 de septiembre a las 5:00 horas.
Como el cuerpo debía ser sacado en una urna y la esposa de Víctor no tenía dinero para comprarla, Héctor Herrera se contactó con su amigo Héctor Ibaceta Espinoza, a quien le pidió ayuda. Juntos fueron hasta calle Agustinas, en el centro de Santiago, a buscar el dinero. Pero Ibaceta decidió acompañarlos. Alrededor del mediodía de ese 18 de septiembre, llegaron con el ataúd. Sólo los dos hombres ingresaron a buscar el cuerpo de Víctor Jara.
El velatorio que recibió el cantautor, si bien improvisado y casi incógnito, fue conmovedor. Cuatro ampolletas rodeaban el sencillo cajón que contenía el cuerpo y a Joan despidiendo a su marido.
Su traslado al Cementerio General fue en un carrito, de esos que se encuentran en la puerta de todo cementerio para abrir el cortejo. Si bien en un principio les fue negado, al darse cuenta de quien se trataba, todos colaboraron. El Instituto Médico Legal está a doscientos metros de la puerta del Cementerio General y hasta ahí fue llevado en el carrito fúnebre, tirado por manos caritativas, sin pensar que pasarían a la historia.
El nicho en que fueron depositados los restos de Jara fue humilde. Sin flores, con tres personas presentes y bajo la sigla de NN.
Una vez finalizados los estudios forenses en noviembre de 2009, se realizó un acto de homenaje, del 3 al 5 de diciembre, permaneciendo los restos mortales del artista en la sede de la Fundación Víctor Jara y, posteriormente, recibieron sepultura en el Cementerio General de Santiago de Chile en una procesión fúnebre que congregó a más de 12.000 personas. A diferencia del entierro, prácticamente clandestino, llevado a cabo en 1973, el sepelio del día 5 de diciembre de 2009, 36 años después de su asesinato, fue abierto y público.
Una difícil investigación
La revelación de los nombres de los asesinos de Víctor Jara, fue una de las noticias que generó una reacción de alivio entre las fundaciones de derechos humanos, el abogado y viuda de Víctor Jara y, por sobre todo, en la ciudadanía, quienes daban cuenta de aquello en las redes sociales.
Para el abogado, Nelson Caucoto "sin duda es trascendental esta resolución, porque fue remitida a través de una investigación que fue muy dificultosa y compleja, en la que no tuvimos ningún apoyo de las Fuerzas Armadas".
A ello agregó a Cambio21 que "la investigación ha sido hecha por los ministros en visita que han estado en el caso, quienes han ido acumulando información para llegar a este resultado y revelar quienes fueron los culpables".
"Es un tremendo logro, que de ser confirmado por la Corte de Apelaciones, estaríamos por entrar a tierra derecha para llegar al fin del juicio", recalca el profesional. Además, el abogado especializado en la defensa de derechos humanos, dijo que "sin duda este caso da pie a resolver otros hechos de violaciones a los derechos humanos. Esto no ha terminado".
Por último se refirió a como ha sido tomado socialmente la resolución, indicando que "este caso tiene una simbología especial, la conmoción por la noticia se produjo a nivel mundial, y por supuesto que Víctor es un personaje tremendo en nuestro país y los jóvenes que lo han conocido solo a través de su música se dan cuenta que es una persona tremenda.
Por su parte, la vicepresidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), Mireya García, dijo que "fue muy difícil investigar a los responsables por la muerte del artista".
"Este es un caso que como muchos otros, costó en tener acceso a la información, fue difícil indagar y conocer todos los datos". Asimismo, destacó el actuar de los jueces al tomar una decisión en torno a esta investigación: "El mérito es de los jueces, especialmente del ministro en visita que determinó tomar decisiones penales, lo que anteriormente había sido casi imposible", concluyó García.
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