A través de una declaración, el Comité Permanente
del episcopado pide tomar las mejores decisiones y "privilegiando
siempre el respeto y el diálogo como vía de resolución de conflictos. De
parte nuestra, comprometemos nuestra colaboración en este propósito".
Los
obispos miembros del Comité Permanente, manifestaron su "honda
preocupación" por el conflicto que se vive en La Araucanía y enfatizaron
en la importancia de avanzar hacia pasos concretos para erradicar la
violencia "con profundo respeto a la vida humana y la dignidad de las
personas".Junto con destacar la necesidad de un reconocimiento de la cultura propia del Pueblo Mapuche, los obispos agregaron que confían en "que las autoridades, los dirigentes de la sociedad y representantes de las comunidades, sabrán encauzar estos anhelos, acogiendo los aportes de todos, actuando con ponderación y cordura, ayudando a las mejores decisiones y privilegiando siempre el respeto y el diálogo como vía de resolución de conflictos. De parte nuestra, comprometemos nuestra colaboración en este propósito".
La declaración fue firmada por los obispos Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago, Alejandro Goic, Obispo de Rancagua, Horacio Valenzuela, Obispo de Talca, Pablo Lizama, Arzobispo de Antofagasta y Adm. Apost. de Iquique, e Ignacio Ducasse, Obispo de Valdivia.
Texto completo de la declaración
"Felices los que trabajan por la paz" (Mt 5,9)
Declaración del Comité Permanente del Episcopado
1. La situación que vivimos en la Araucanía nos causa honda preocupación. Nos conmueve la tragedia que impacta el comienzo de este nuevo año, y también nos inquieta la prolongada situación de los pueblos originarios cuyas justas demandas "exigen reparar siglos de marginación e injusticia" (Carta Pastoral Humanizar y compartir con equidad el desarrollo de Chile, IV 1).
2. En esta hora se necesita la mayor consecuencia, particularmente de quienes ejercen cargos públicos, para condenar, en palabras y hechos, en público y en privado, con claridad y energía toda violencia, la de ayer y la de hoy, así como del mismo modo la injusticia que está en la raíz de este histórico conflicto.
3. Las dos nuevas víctimas que arrebata la violencia vienen a aumentar un fatídico saldo de muerte en los últimos años. La Araucanía no merece más muerte ni atropellos. En nada ayuda estigmatizar a grupos humanos ni militarizar la región. Es necesario avanzar hacia pasos concretos para erradicar la violencia con profundo respeto a la vida humana y la dignidad de las personas, sus comunidades y con pleno reconocimiento a su propia cultura.
4. El Papa nos invitaba a hacer nuestra, en el despertar del Año Nuevo, la bienaventuranza de Jesús "felices los que trabajan por la paz". Sabemos que la paz es fruto de la justicia y requiere un trabajo perseverante y de todos.
5. Confiamos en que las autoridades, los dirigentes de la sociedad y representantes de las comunidades sabrán encauzar estos anhelos, acogiendo los aportes de todos, actuando con ponderación y cordura, ayudando a las mejores decisiones y privilegiando siempre el respeto y el diálogo como vía de resolución de conflictos. De parte nuestra, comprometemos nuestra colaboración en este propósito.
6. Que Dios misericordioso traiga consuelo a quienes sufren hoy y a quienes vienen sufriendo la injusticia durante años. Y por la intercesión del beato mapuche Ceferino Namuncurá, reafirme en esta región y en todo el país nuestra genuina vocación de paz.
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