A casi un mes de la nueva propuesta de texto constitucional y a casi tres años de la revuelta popular la situación del pueblo chileno no muestra un cambio sustancial de sus condiciones de vida, al contrario, además de la crisis política y social, se continúa profundizado la crisis económica sumándose a mitad de camino la pandemia, bastante bien aprovechada por el poder político para suprimir la movilización social y retomar su control político.
La coyuntura actual está enmarcada en el cambio de constitucional, última estación de consolidación del espurio acuerdo del 15 de noviembre de 2019, el mismo que sirvió de bautismo para que Boric “se pusiera pantalones largos” y se posicionara como una carta confiable por el poder político y económico a la hora de confabular (cocinar) a las espaldas del pueblo.
Se le ha dicho al pueblo que hay que aprobar o rechazar. La disputa electoral está abierta nuevamente y como ha sido la tónica, las llamadas “fake news” (nombre elegante para evitar decir cinismo) son la principal arma de combate. Para nosotros este cinismo no solo ha operado en las derechas – acostumbrada a mucho más y que nada sorprende – sino que también está presente en las fuerzas apruebista al decir que: “no votar es hacerle el juego a derecha”, creando una imagen vulgarizada de las posiciones anticapitalista y antineoliberales consecuentes y construyendo la ilusión (muy conveniente para el capital) que no existe otro horizonte que las posiciones políticas oficiales. Lamentablemente el apruebismo institucional se olvida que para hacerle el juego a la derecha ha estado de entrada este gobierno y se ha replicado en esta nueva constitución (vía convención constitucional), podemos tomar solo dos ejemplos concretos que pesaran sobre sus conciencias por muchos años: La continuación de la militarización concertacionista-piñerista en territorio mapuche y la NO nacionalización de los recursos mineros en la NC. Podríamos seguir enumerando estas cuestiones, pero solo basta leer la propuesta de nueva constitución y preguntarse ¿toca esta nueva constitución los pilares del capitalismo chileno?
Los apruebista dirán sin embargo que esto es un avance o que “abre las puertas” para realizar cambios profundos, sin embargo, se olvidan nuevamente que será este congreso (el cual sobrevivirá hasta el 2026) el que deberá votar e implementar las leyes que den cuerpo a este nuevo texto. Sumado a esto, ya desde las derechas como desde el gobierno (y toda su coalición, incluido el PC) han planteado la necesidad de aprobada o rechazada la nueva constitución, se establecerá un proceso de conversaciones (una nueva cocina) para reformar constitución (la vieja o la nueva) bajo cualquier resultado, todo SIN el pueblo. Es decir que posterior al 4 de septiembre, las ilusiones del pueblo estarán otra vez bajo la administración de la misma política de los 30 (+2) años, esperando contar con el “buenintencionismo” de la derecha o de la capacidad de negociación del gobierno – vía apruebo dignidad – de atemperar sus ya desaguisadas “posiciones transformadoras”, ¿acaso alguien le ha dicho al pueblo que después del 4 de septiembre no será consultado para ninguna discusión política? a no ser que participe en algún partido u organización satélite del gobierno por supuesto.
¿Dónde ubicarnos y qué hacer?
Para quienes propugnamos por “ni apruebo ni rechazo” sabemos que las capacidades de organización en el seno del pueblo han sido profundamente mermadas, tanto así que aun cuando la situación económica es peor que la de octubre del 2019, el pueblo no muestra signos de reactivación en sintonía con una masiva movilización social, retomando a su práctica habitual, la lucha de sectores por sus reivindicaciones particulares, siendo esta la forma como se expresa hoy la lucha de clases. Si bien por una parte esto proviene de la victoria de la clase política que logró conducir la indignación por el camino institucional, por otro lado, las fuerzas que se dicen populares o consecuentes con la lucha octubrista no hemos sido capaces de instalarnos como una alternativa clara al “mal menor”, por lo tanto, al pueblo “no le queda otra” que ir a votar (ahora obligado) por aquello que pueda darles alguna mejora a sus condiciones de vida.
Para el pueblo el “mal menor” puede estar ubicado tanto en la derecha como la izquierda, desde aquí podemos entender que la última elección presidencial se debatiera entre dos supuestos polos: la “izquierda” o el “fascismo”, ambas versiones exageradas de lo que dicen ser y falsamente diferencias respecto de que realmente son dos caras de la misma moneda: formas de administración capitalistas.
Este cuadro, nos invita a reflexionar nuevamente sobre nuestra real presencia frente a las masas, la cual hasta el momento se ha caracterizado por la completa indiferencia. Si tomamos como ejemplo la lucha por la libertad de los presos políticos (última bandera en pie de la revuelta) a pesar de la constante peregrinación de cada viernes en Santiago (en regiones nada) el pueblo o al menos un sector de este no se ha plegado a la lucha por los presos políticos (sus presos políticos). Por otro lado, la desaparición temprana de las asambleas populares y la vuelta a prácticas sectarias o de grupúsculos ideológicamente afines pero socialmente distanciados, nos obliga a subrayar la necesidad de la unidad política en pro de una coordinación común y mayor entre colectivos, organizaciones e individualidades que estén por el voto nulo y la abstención (es decir de aquellxs que asuman una posición crítica tanto a la vieja como a la nueva constitución) que nos permita marcar una tercera posición consecuente e independiente para esta coyuntura. Pero demás, esta coordinación deberá necesariamente asentarse por sobre la disyuntiva “apruebo o rechazo” considerado que dichas pociones desaparecerán posterior al 4 de septiembre y por lo tanto el pueblo seguirá resistiendo con sus propias uñas las mismas condiciones sociales y económicas de hoy.
Por lo tanto, nuestra posición y nuestro llamado es a la unidad de quienes este por no votar (anular o abstenerse) a conformar una coordinación amplia que nos permita desde ya, buscar los consensos necesarios para ampliar nuestra voz y sobre todo poder compartir el trabajo político y social de intervenir en el seno del pueblo. Es urgente establecer una posición reconocible y clara de cara al pueblo, es urgente trabajar en el seno del pueblo junto a sus propios intereses y frente a sus propias contradicciones, que nos permitan en un futuro ganarnos un lugar en las conciencias de las masas explotadas y desde allí establecer las bases para desarrollar un política y programa que el pueblo defienda como suyo y que vaya en directa contradicción con las ambiciones capitalistas con independencia de cualquier gobierno o cualquier expresión burguesa.
¡A recuperar la iniciativa popular!
Coordinadora «Nuestros sueños no caben en sus urnas» de la IV región.
Colectivo 19 de octubre
Colectivo Tierras Blancas Territorio en Lucha
CUI (colectivo universitario de izquierda)
Asamblea Coordinadora de Estudiantes
Secundarios ASEC IV Región (ASEC)
Colectivo Socorro Popular
Asamblea Territorial de Illapel
Referente Político Social, RPS – IV Región.
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