por Jorge Calvo 27 febrero, 2023
"Me doy cuenta de que las gentes de izquierda de aquella época éramos bastante intolerantes, desvalorizábamos de partida a la gente de ideas y posiciones opuestas. Las ignorábamos. Es cierto que habíamos llegado a un estado de beligerancia odiosa, brutal, cuyo desenlace conocemos”.
Hernán Valdés
Los orígenes
Hernán Valdés nace el año 1934 en el seno de una familia marcada por la sombra de una poderosa figura patriarcal, el abuelo oriundo de La Coruña, España, que primero incursiona en estudios de Medicina y finalmente se decide por la Contabilidad y en Bolivia obtiene el cargo de asesor de finanzas del gobierno.
En Palacio Quemado conoce a un sobrina del Presidente de la que se enamora, contraen matrimonio y traen al mundo varios hijos, una de ellas es la madre de Hernán. A raíz de alguno de los terremotos políticos la familia debe huir de los tiempos idílicos en Palacio Quemado y por un periodo se instalan en Buenos Aires donde el abuelo inicia una fabrica de chocolates que luego se incendia.
Entonces, junto a toda la familia y premunido de sus enseres aparece en Chile, donde pronto obtiene empleo contable en la famosa tienda Gath & Chaves. Al cierre de la Casa Comercial, una suerte de suntuosa mansión donde Hernán recuerda que correteaba de niño, el abuelo termina confeccionando rosas, un oficio practicado por sus ancestros en La Coruña.
En su casa de infancia había un tío que tenía una biblioteca y se leía mucho; entra en contacto con Homero, Shakespeare, El arte de amar de Ovidio, las hermanas Bronte, Balzac, Camus y Proust. Lee de todo, cualquier texto que llega a sus manos: La biblia. También poesía: Amado Nervo, Rubén Darío y el Neruda de Residencia.
Sus primeros escritos -por supuesto- son poemas. En el año 1954 obtiene el primer lugar en las Jornadas de Poesía Chilena, organizadas por la revista Extremo Sur, esto lo impulsó a publicar un primer poemario. Obtuvo el Premio Jerónimo Lagos, que en aquellos días otorgaba la Sociedad de Escritores de Chile, SECh. Y, a pesar de que el concepto de “generación” se ha vuelto controversial, a Valdés se le asocia a la Generación del 50.
Frecuentaba el Café Iris, y sostuvo amistad con escritores como Enrique Lihn y Jorge Teillier que emitían opiniones acidas sobre su poesía. En El Peneca había leído las aventuras del detective Sexton Blake, entonces comenzó a pensar en la narrativa.
En la década siguiente publicó la Cuerpo creciente (1966), una novela que narra desde la perspectiva de un niño la descomposición y las tensiones de una familia chilena, demostrando una notable capacidad para aunar el análisis sensorial con la observación de las lógicas sociales. Esta primera novela, recibe un premio especial en el concurso internacional Casa de las Américas, de Cuba, con un jurado que integrado por Alejo Carpentier, Mario Benedetti y Manuel Rojas. Y en 1967 ganó con ella el Premio Municipal de Literatura de Santiago.
Tejas Verdes
En septiembre de 1973, al momento del Golpe de Estado, Hernán Valdés cuenta 40 años de edad, vive en un departamento al costado del Cerro Santa Lucia, trabaja en dependencias del sector público, tiene una pareja que tiene conexiones con la embajada de Suecia y si bien se considera un hombre de izquierda, no milita en ningún partido. El día 12 de febrero del año 1974, se encuentra en su casa a la espera de documentos para viajar, cuando una patrulla militar irrumpe en el lugar.
Lo que sucede a continuación; el arresto, el traslado a un recinto militar vecino a la ciudad portuaria de San Antonio, la tortura salvaje y sistemática a la que es sometido y el tiempo que pasa en cautiverio será relatado en su libro autobiográfico "Tejas Verdes: diario de un campo de concentración en Chile", convirtiéndose en el primer libro, basado en un testimonio directo, contado con impresionante precisión y calidad literaria, en dar a conocer al mundo lo que está sucediendo en Chile.
El relato se inicia el martes 12 de febrero de 1974 a las 6:30 de la tarde, ya durante la dictadura de Pinochet. Hernán Valdés se encuentra viviendo el drama de muchos otros ciudadanos, en su casa espera un pasaporte para huir del país que se encuentra en una compleja situación política. Aquel mismo día, en su departamento, agentes armados hacen un allanamiento de morada, es detenido sin que se le presenten cargos y conducido al lugar en que le realizan el primer interrogatorio.
Contexto histórico
Después del golpe de Estado en 1973, la literatura chilena se fractura en su desarrollo. Producto de este quiebre, se divide en la literatura de in-xilio, como la llama el crítico Grínor Rojo, o del interior (realizada por los escritores que permanecieron en el país) y literatura de exilio o del exterior (escritores que escriben en el extranjero).
La primera etapa de los escritores chilenos exiliados, a la que pertenece la obra de Valdés, "estuvo definida por una literatura de carácter testimonial de esa nueva realidad, cuya perspectiva fue la del testigo". Por lo tanto, los contenidos de esta narrativa privilegiaban las experiencias de tortura, exterminio y el trauma de integrarse a países donde la cultura y la lengua le eran ajenos al escritor.
A partir del golpe militar del 11 de septiembre de 1973 hasta mediados de 1974, el regimiento de Tejas Verdes fue utilizado como campo de concentración y centro de tortura. Hasta este lugar fue llevado Hernán Valdés donde permaneció detenido por un lapso de un mes, se lo interroga respecto al paradero de Miguel Henríquez líder del MIR a quien Hernán no conocía.
Al recuperar la libertad Valdés pide asilo en la embajada de Suecia. En mayo de aquel año aterriza en Barcelona y a los pocos días comienza a escribir sobre el infierno que ha debido atravesar: Nace "Tejas Verdes: diario de un campo de concentración en Chile", considerado como "el mejor relato que existe sobre el dolor de un sujeto sometido al vejamen militar en los primeros meses de la dictadura".
Aún habrían de trascurrir 22 años para que el libro se publicara y conociera en Chile. Hernán Valdés escribió y publicó otros libros, entre ellos uno que se titula “A partir del fin” donde despliega una mirada crítica a los últimos días del Gobierno de Allende, lo que engendraría anticuerpos y ciertas adversidades en algunos sectores de la izquierda.
Hernán Valdés jamás regresó a su país, se quedó en España, deambuló un tiempo por Inglaterra y finalmente se radicó en el pueblo de Kassel, Alemania, donde trabajaba una novela sobre la correspondencia que Kafka intercambió con Milena y los misteriosos cuatro días que juntos pasaron en Viena. El pasado 15 de febrero de este año 2023 -en que se cumplen cincuenta años del Golpe de Estado- ha fallecido en la ciudad de Kassel, donde residía en Alemania.
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