El Presidente, Gabriel Boric, definió el gobierno de Daniel Ortega-Rosario Murillo como una dictadura, demostrando que ningún régimen autoritario es aceptable hoy. Este ejemplo ha sido seguido por los gobiernos de Alberto Fernández, de Argentina y por Gustavo Petro, de Colombia.
Es muy penoso el comprobar que la dinastía Ortega-Murillo se ha apropiado de la bandera del Frente Sandinista de Liberación Nacional, (FSLN) , que despertó la admiración de los progresistas a nivel mundial, en la década de los años 70. El poeta y sacerdote Ernesto Cardenal marcó el camino de esta revolución como una “revolución traicionada”. Pocas diferencias se encuentran entre el clan Ortega-Murillo y la dinastía de la familia de los Somoza.
Daniel Ortega no tiene nada de revolucionario socialista, y no se sabe si detenta el poder el marido o su mujer, Rosario Murillo, pero lo que sí está claro es que ambos personajes están embriagados de poder.
El recorrido histórico del tirano, Daniel Ortega, está colmado de crímenes en nombre del pueblo: en los años 70 el guerrillero Ortega fue Presidente de la República, y para el siguiente período fue derrotado por Violeta Chamorro, hija de Pedro Chamorro, quien había sido asesinado por la dictadura de Anastasio Somoza, provocando una rebelión popular, seguida luego por la guerra civil, en que el Frente Sandinista triunfó sobre los esbirros de la cruel dictadura de Somoza. Al término del gobierno de la Presidenta Chamorro le sucedió el liberal corrupto, Arnoldo Alemán, y después de este gobierno accedió al poder otro Presidente liberal, Enrique Bolaños Geyer, (2001), y al término de su mandato Ortega pactó con Alemán, a fin de permitir una ley electoral que hiciera posible la vuelta de Daniel Ortega, del FSLN, a la jefatura del gobierno, (2004). Tras 14 años seguidos de gobierno, basado en el fraude llegó a su culmen en la última elección presidencial, en la cual el tiranuelo hizo tomar detenida a casi la totalidad de sus rivales: Ortega era consciente de que los ciudadanos votarían, en última instancia, por cualquier candidato que no fuera él mismo.
Daniel Ortega había gobernado sobre la base de un pacto con los empresarios del país, sumado a un sector reaccionario de la iglesia católica. En el año 2018 la juventud se rebeló para rechazar un proyecto sobre pensiones, en que la juventud se sintió concernida por solidaridad con sus mayores. El movimiento social adquirió características de rebelión, brutalmente reprimida por la Fuerza Pública. Los Obispos y Sacerdotes esta vez protegieron la vida de los manifestantes, que se guarnecían en las iglesias y catedrales. Nicaragua, país católico por antonomasia, se encontró ahora con una dictadura que perseguía a obispos y sacerdotes.
Los periodistas de un Canal mexicano filmaron una serie de videos, cuyo título “Déjenme Respirar”, frase tomada de un joven ante de morir, durante las manifestaciones de 2008. A través de estos años de gobierno el Estado nicaragüense, en manos de los Ortega-Murillo, se ha convertido en una dictadura policial, en que es muy difícil el atreverse a criticar al régimen, y quien tiene el valor de hacerlo, se ve afrontado a tres destinos posibles: la cárcel, el destierro, o la muerte.
La dictadura en la Nicaragua actual ha decidido desterrar del país y enviar a Estados a más de 200 presos políticos, entre los cuales se encontraba la mayoría de los candidatos presidenciales, cuatro miembros de la familia Chamorro, el poeta, ex Vicepresidente de la República, Sergio Ramírez, la defensora de los Derechos Humanos, Dora María Téllez, la poetisa, Gioconda Belli, (quien rompió su Pasaporte en presencia de uno de los periodistas de CNN, para demostrar que la nacionalidad nicaragüense no depende de un papel), y otros personeros importantes en Nicaragua.
El tirano Ortega y su familia, no contentos con expulsar del país a sus opositores, tomó la medida inédita de retirarles la nacionalidad nicaragüense a los desterrados. La poetisa que rompiera el Pasaporte, durante un programa de CNN, dejó muy claro que el dictador no cuenta con ningún derecho a despojar de la nacionalidad a los ciudadanos.
El obispo Rolando Álvarez, de la diócesis de Matagalpa, se negó a aceptar la expulsión del país, así como a la pérdida de su nacionalidad, y en represalia, el gobierno lo condenó a 26 años de prisión, que cumpliría en la cárcel del Chicote. La valentía del obispo Álvarez abrió un nuevo boquete a las malas relaciones entre la iglesia católica y la dictadura. El mismo Papa Francisco, en la Plaza de San Pedro, recientemente abogó por la liberación del prelado nicaragüense.
La pérdida de nacionalidad, producto de un decreto dictatorial, tiene como precedente el caso del ex Canciller del Gobierno del Presidente Salvador Allende, Orlando Letelier, asesinado en Washington, por orden de la dictadura chilena.
Los gobiernos de España, Chile, Argentina y Colombia han ofrecido la nacionalidad a estos valientes defensores de la libertad que, de seguro, “un día más cercano que tarde”, la tiranía de los Ortega llegará a su fin.
Por Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
21/02/2023
Presidentes Nicaragua
1985-1990 Daniel Ortega
1990- 1997 Violeta Chamorro
1997-2002 Arnoldo Alemán
2002-2007 Enrique Bolaños
2007-2012 Daniel Ortega
2012- 2017 Ortega
2022
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