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jueves, 16 de febrero de 2023

LATINOAMÉRICA OPINIÓN La cruzada anticonstituyente de la ultraderecha peruana

    

A propósito de todo lo que está pasando en Perú en estos momentos de grandes movilizaciones, violencia callejera, violación a los derechos humanos del gobierno de facto de Dina Boluarte y de inmovilismo del congreso, la discusión sobre realizar o no un referéndum sobre una nueva constitución se vuelve cada vez más necesaria.

De ahí que distintos sectores de izquierda y de movimientos sociales en Perú estén promoviendo la idea de consultarle a las y los peruanos por la posibilidad de una nueva carta magna, mientras otros de derecha y conservadores están haciendo lo imposible por mantener la constitución ilegítima de Fujimori de 1993, incluso promoviendo medidas totalmente antidemocráticas.

Es el caso del abogado de ultraderecha Lucas Ghersi, hijo de Enrique Ghersi, a quien no se le ocurrió nada mejor que impulsar una recolección de firmas contra la asamblea constituyente, que permita presionar al congreso para que esté explícitamente la prohíba en la carta magna (1).

Los argumentos que da Ghersi para impulsar aquello es que la asamblea constituyente concentraría el poder de manera absoluta y que por tanto automáticamente derivaría en una dictadura sin contrapeso alguno, por lo que atentaría contra la democracia del país.

Es decir, abriría paso supuestamente a un proyecto totalitario de izquierda, liderado por Pedro Castillo al más estilo de lo ocurrido con Venezuela, convirtiendo a la asamblea constituyente en un órgano que solo serviría para instalar un nuevo régimen centralizado y destructor del Estado de derecho, como también ha dicho la congresista Adriana Tudela (2).

La verdad es que cuesta mucho entender que se plantee una afirmación así y se busque prohibir como mecanismo, considerando la enorme cantidad y diversidad de países de Europa, de América y del resto del mundo que han tenido asambleas constituyentes y que muy por el contrario, más que transformarse en dictaduras, han desconcentrado el poder y le han dado voz a los ciudadanos en la toma de decisiones.

En consecuencia, venezolanizar la asamblea constituyente, por la tiranía que derivó el gobierno de aquel país, es actuar de mala fe y solo busca generar miedo en las y los peruanos para que se mantenga como de lugar la constitución fujimorista actual y que en el mejor de los casos solo se hagan ciertas reformas parciales.

Asimismo, esta cruzada anticonstituyente, impulsada por Ghersi y Tudela no tiene nada de ingenuo, ya que es parte de un discurso de ultraderecha negacionista y reaccionario mundial, que en América Latina y el Caribe está cada vez más presente, en donde el conspiracionismo, el fundamentalismo neoliberal y la incorrección política sostienen una manera de ver el mundo completamente excluyente y antidemocrática.

No hay que sorprenderse por tanto que Ghersi y Tudela estén dando la llamada batalla cultural a través de esta nueva derecha en Perú, que tiene como referentes políticos e intelectuales a personajes como Donald Trump, Jair Bolsonaro, Javier Milei, Agustín Laje, José Antonio Kast y Axel Kaiser, con quien este último tienen una estrecha relación (3).

En lo que respecta a Perú, se hace imposible no nombrar al alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, eventual futuro candidato presidencial de la ultraderecha, que no tiene complejos en impulsar un discurso de odio abiertamente racista, machista, homofóbico y hasta contra las medidas sanitarias por el Covid (4), por lo que claramente se vuelve una amenaza para los derechos y la democracia peruana.

No ver la gravedad de esto, es subestimar a una ultraderecha que llegó para quedarse en la región e instalar cualquier tipo de mentira, como que la asamblea constituyente es algo totalitario, para así generar notoriedad en los grandes medios de información y llegar a sectores que se encuentren desafectados políticamente.

Por lo mismo, no solo basta con denunciar este relato de ultraderecha políticamente incorrecto, que trata de cobarde a la derecha tradicional y que en el caso del Perú, solo busca desinformar y generar terror con la asamblea constituyente, sino también hacernos cargo de las torpezas, errores y horrores de varias izquierdas que han gobernado en la región.

Me refiero a los distintos caudillismos, clientelismos y violaciones a los derechos humanos de parte de gobiernos de izquierda autoritarios, que han sido usados por la ultraderecha regional para instalar fácilmente su discurso anti derechos, lo que debiera hacernos reflexionar sobre nuestra propia responsabilidad en permitir esto.

Por último, no olvidemos que Pedro Castillo intentó hacer un golpe de Estado en Perú, que más allá de que igual iba a ser destituido por el congreso, habría que preguntarse qué habría pasado si hubiera tenido el apoyo de las fuerzas armadas, que al tenerlo, seguramente hubiera transformado la asamblea constituyente en un espacio controlado por el mismo, dándole la razón a la ultraderecha y negando la posibilidad al pueblo peruano de tener un nuevo pacto social democrático.

 

Por Andrés Kogan Valderrama

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