El 2010 creímos que Délano era un palo blanco. Habíamos buscado información con algunos colaboradores y sabíamos que existían proyectos creados con platas que estaban en paraísos fiscales. Desde lejos veíamos todas las irregularidades en la constitución de estas empresas mineras. Siempre vimos a Carlos Alberto Délano como un empresario de la bolsa, no como un empresario minero, con cero expertise en el rubro. Eso nos generó mucha desconfianza. Él tiene un rol súper empresarial y si se mete a un negocio, tiene que ganar en la pasada. Al “Choclo” lo que le importa es tener acciones en la bolsa y levantar el proyecto Dominga para poder tener resoluciones de planificación ambiental y, en su momento, poderlas vender. Es por eso que todos los acuerdos que tenga con la comunidad tienen cero validez. Por eso siempre pensamos: “En esto no puede estar metido solo el “Choclo” Délano”.
Cuando se destapó el caso Penta, nosotros pensábamos que la empresa se iba a descolocar frente a la opinión pública y que el proyecto Dominga se bajaría. Penta guardó silencio, al principio, y luego volvieron a Las Higueras con regalos para la comunidad con la ayuda de la Fundación Casa de la Paz. Si alguien quería un almacén, les daban plata a las personas para que lo hicieran. Si el adulto mayor quería ir a pasear al sur, les daban plata para que se fueran. Si a un agricultor le faltaba un motor, se lo regalaban. Finalmente las empresas terminaban realizando la pega del Estado.
En un momento sospechamos que Délano estaba con Barrick por los derechos de agua que le compró al señor Ricardo Ariztía en su momento, quien era el director nacional de INDAP en el gobierno de Piñera. Él constituyó agua en el acuífero de Choro Alto y después se la vendió a Barrick. También desconfiamos de las transnacionales. Con el tiempo comenzamos a cachar que estaba inversiones Noguera, que pertenecía a un gerente de Bancard, y ahí sospechamos que Piñera tenía alguna mano en el proyecto.
Recuerdo que cuando el expresidente dijo que la termoeléctrica Barrancones no se haría, sentí una especie de victoria por la comunidad, pero lo que no sabíamos es que él estaba detrás de todo este negocio. Dominga tiene todas las banderas de la corrupción institucionalizada. Este proyecto tiene vicios desde sus orígenes. Desde el cómo, dónde y el cuándo se posiciona en las comunidades.
El proyecto actualmente sigue en evaluación y está pronto a votarse. Nosotros creemos que lo van a aprobar en el Servicio de Evaluación Regional. Así es como funciona la transversalidad de la corrupción. Los gobiernos han seguido adelante con un proceso de evaluación donde el titular ni siquiera ha hecho el esbozo de entregar toda la información relevante para que la iniciativa sea evaluada correctamente. Uno de los mayores responsables es el expresidente Piñera que ojalá deje de echarle la culpa a otros porque es él quien tiene un conflicto de interés tremendo, entre sus negocios y su actividad política, al igual que el exministro Pablo Wagner, quien realizó el tráfico de influencias para asegurarse que Dominga se sometiera a evaluación y tuviera todas las facilidades de parte de la institucionalidad para posicionar lo más rápido el proyecto y movilizar la especulación.
Es por eso que en el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) hay irregularidades y vicios claros, como la extensión del plazo definido. El reglamento del 2009 es categórico, y además dice que el titular debe entregar toda la información relevante para que el proceso se haga como corresponde. El proyecto debió haber sido devuelto en primera instancia porque no tenía la información relevante y necesaria para ser evaluado. Los servicios debieron haber hecho su trabajo y haber sido enfáticos en decir que no cumplía con todo lo necesario para ser evaluado. Por otra parte, tampoco presentaron planes claros de mitigación, ni consideraron el impacto que tendría Dominga sumada con puerto Cruz Grande.
Somos nosotros, los que vivimos en las comunidades, quienes somos solamente figuras simpaticonas para empresarios como Piñera y Délano. Nosotros somos quienes sufrimos las divisiones en nuestros tejidos sociales. Nos hemos quedado solos, hemos tenido que enfrentar un proyecto minero que lo único que ha hecho es separar a la comunidad. Es por eso que la lucha siempre ha estado presente en este lugar.
Vivo hace veinte años aquí, mis papás y mis abuelos también. Desde el 2007, cuando se presentaron tres proyectos termoeléctricos y llegó Farellones, donde hoy se quiere instalar la minera Dominga, comenzamos a movilizarnos. En Chungungo estaba la termoeléctrica Cruz Grande, ahora está el puerto de Cruz Grande. Más al norte, en el sector de Ramadilla iba a estar la termoeléctrica Barrancones, la más conocida, y en ese mismo lugar quieren instalar un puerto a granel para el corredor Bioceánico del paso de Aguas Negras. La comuna de La Higuera ha sido transformada en el patio trasero de Coquimbo y su borde costero está totalmente industrializado.
Estamos listos para poner un recurso de reclamación al Consejo de Ministros y después ir al Tribunal Ambiental, pero también viene una arista administrativa donde la Contraloría tiene que decir algo, porque aquí hay irregularidades que se tienen que investigar. Tenemos dos reservas y somos uno de los 36 sitios prioritarios de la biodiversidad biológica a nivel mundial, hay 68 tipos de peces y más de 187 especies macrobentónicas. En La Higuera somos una población súper chica, de 4 mil habitantes, pero nuestro territorio es tiene una extensión geográfica amplia. Somos una de las más grandes de la región y este proyecto minero portuario Dominga afecta el 60% de nuestra comuna.
Los riesgos que corren los territorios a raíz del interés inescrupuloso de algunos sectores empresariales hacen que siempre estemos en riesgo. Debido a eso hemos tenido que organizarnos para defender el patrimonio medioambiental y también luchar por las costumbres que hemos desarrollado junto a nuestros antepasados. Siempre ha habido incertidumbre en los territorios cuando un empresario coloca los ojos en un proyecto de desarrollo de cualquier tipo de industria, porque los que sufren las consecuencias son siempre las comunidades y el medioambiente.