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viernes, 21 de mayo de 2021

Opinión


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No es un voto de castigo, es un voto de décadas de hastío

por  21 mayo, 2021

No es un voto de castigo, es un voto de décadas de hastío

El día después de las elecciones la bolsa de valores cae cerca de un 10%, y ello provoca varios efectos, entre ellos, que el poder corre urgido por los pasillos de esta gran casona de la cual viene gozando y viviendo hace más de 40 años, casona que el domingo recién pasado se le cortó la luz por notable abandono de deberes. El poder que vive en su pequeño mundo al interior de esta casona, sólo se preocupó de su propia estadía al interior de ella. No se fijó en todo el espacio que le sobra, tampoco que existen más vecinos y menos que una casona mucho más grande que hace 4 décadas atrás, necesita de un cuidado interno y externo. Años sin pintarla, sin cortarle el pasto, sin cambiarle los vidrios, sin mantención de canaletas, etc., pareciera ser que en su interior sólo se vivía para acumular y servirse de todo lo posible por parte de un grupo pequeño de moradores. Su propio aislamiento social, su goce – indiscriminadamente exhibido y amplificado por las mal llamadas redes sociales – de todo el acceso a cuanto privilegio conocido genera consecuencia, más con la plena conciencia del estallido social reciente y con las disparidades reflejadas y remarcadas en el actual contexto de emergencia sanitaria mundial.

Días después de este remezón eleccionario, el poder ha tenido reacciones variadas. Pataletas, miedos, desesperanza, asombro, incredulidad, bajadas de candidaturas, etc., el mismo presidente decía en horas de una de sus noches más oscuras “No hemos sabido sintonizar”, frase que enmarca algo que se venía sosteniendo hace rato, él y toda la clase que vive en su mismo mundo no escuchan ni están viendo lo que viene ocurriendo hace décadas. Parece que lo que decía Friedman, esto que “… La avaricia (corazón del sistema neoliberal) traería desarrollo social, o es un motor de bien estar” no aguantó más y por otra parte es el término de un experimento social que en su fase empírica demostró que salió muy mal.  No por nada el centro de pensamiento “Libertad y desarrollo” amplió defensor y promotor del experimento en voz de una de sus directoras, expresó también horas después de la elección; “Chile al precipicio” y remató con un emplazamiento a toda la ciudadanía; “Irresponsables” les dijo. Es como si cierto sector de la sociedad que es aquella donde está alojada el poder, de un momento a otro entrara en pánico y también tuvieran rabia porque saben que no cuentan si quiera con el candado del tercio que les daría una pequeña garantía futura de no cambio.

Por estos días son muchos los que dicen que lo ocurrido representa “un voto de castigo a la clase política”, nuevamente hacen una lectura equivocada.  Se está en presencia de una expresión de inicio de la materialización del término de décadas de un cierto tipo de orden social. Por ello es que desconcierta tanto a la bolsa de valores y sus dueños y especuladores, porque saben que dada la dinámica de cómo fue el proceso eleccionario, lo que Chile podrá comenzar a permitirse a discutir en un par de meses, es la deliberación de que otro tipo de sociedad es posible, que las reglas del juego será en otros parámetros, que por cierto no existe la claridad aún de cuáles serán esas reglas y que eso es justamente lo que tiene a ese mundo con cierta neurosis y pánico, sino la bolsa no hubiera caído tanto. Esto está lejos de ser un voto de castigo, esto tiene que ver más bien con un sentimiento de hastío y de término de una clase política parapetada en el poder de su pequeño mundo. Es la materialidad de toda la energía proveniente del Octubre 2019, es demostrarles a la élite y la clase dirigente que el país que proponen y que no quieren que cambie, es un país en el cuál la inmensa mayoría vive a mal traer. La tradicional clase política – mareada aún –  sigue sin entender o se resiste a integrar que sus cuadros y sus dominios cambiaron para siempre.

Lo ocurrido no pudo ser de otra forma. Si el sector del rechazo hubiera logrado explícitamente el tercio o un poco más de él, a ellos les hubiera generado calma y quizás la bolsa hubiera tenido (si es que) una caída moderada. Sin embargo, hubiera predispuesto al país, sobre todo a los que fueron a votar, a una sensación de poca justicia y a la tesis de la “cocina” del acuerdo de Noviembre de 2019. Con la irrupción de los independientes – algunos más reales que otros – se confirma el fenómeno que buena parte de la sociedad logró poner sus cartas por sobre la opresión y todos los medios que tradicionalmente ocupa ésta para subsistir. Ahora tocará esperar con un poco de esperanza en cómo se establece el reglamento o cómo operará la asamblea constituyente porque en la práctica eso es, dado que de lo que se comience a decidir allí marcará bastante las posibles discusiones y alcances a los cuales Chile podrá enfrentar y atreverse a cambiar.

“Todo ha sido consumado” decía una frase bíblica, y se comenzó a escribir un cuento que lleva más de 2000 mil años. Ahora Chile tiene la oportunidad de escribir su propia historia, una que se espera dure varias décadas más y sea más fiel al reflejo de su realidad.

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