Vistas de página en total

martes, 25 de mayo de 2021

OPINION

 Opinión

Esto recién comienza

Por: Jaime Coloma | Publicado: 25.05.2021
Esto recién comienza|
Abrieron la caja de Pandora, esa que tan celosamente se ocultaba, y, al igual que en el mito, salieron a la luz los males de la sociedad: pobreza, injusticia, inequidad, racismo, clasismo, misoginia y todo tipo de discriminaciones se hicieron visibles. Los medios, los políticos y los empresarios empezaron a correr en círculos y a ser erráticos en sus discursos; ya no tenían representatividad y se dieron cuenta de que el mercado, ese que tanto adoran, estaba conformado por personas y emociones, algo que de tanto negar habían olvidado. 

La semana recién pasada dio cuenta de momentos particulares en el mundo político. Los medios, como siempre, se focalizaron en su relato efectista y espectacular hablando de la debacle que significaba para todos nosotros esta situación donde unos y otros pensaban en revanchas y cuentas alegres: que la Democracia Cristiana esto, que el Partido Por la Democracia lo otro, que el Partido Socialista se olvidó de Allende, que el Partido Comunista siempre lo tuvo presente, que el Frente Amplio renació y está más vigente que nunca; que en realidad el pueblo me quiere a mí y no a ti. Se cruzan dimes y diretes donde, para variar, no se ve al objeto/sujeto de mis anhelos: la gente, la sociedad entera.

Se sigue en pandemia, el descontento social, lejos de aplacarse se ha profundizado y las distintas votaciones han develado el hartazgo de una ciudadanía no vista realmente y rodeada de personas que dicen representarla y traducir sus más profundos anhelos. La verdad es que la respuesta la dan ellos mismos, dignidad, equidad, respeto se escuchó fuerte y claro en octubre del 2019 y se sigue escuchando en cada olla común, endeudado, paciente no tratado y persona vulnerada que se tapa e invisibiliza por los medios que entregan más circo que pan dando tribuna a los mismos de siempre diciendo, por supuesto, lo mismo de siempre.

Alberto Herrera, uno de los voceros de la Lista del Pueblo, que finalmente ha logrado tribuna en “la tele”, nos golpea con un relato al que no estábamos acostumbrados, algo que antes olía a violencia y dogma, una suerte de “noeslaformismo” anquilosado en esa construcción de democracia híper respetuosa donde le dimos voz y voto a asesinos, negacionistas e ignorantes, porque todos, en una saludable democracia, tienen derecho a decir lo que piensan, todos menos el pueblo. Se nos olvidó que las palabras tienen fuerza y de tanto repetirlas pueden incluso convertirse en realidad. Fue así como de pronto dio lo mismo la dictadura cívico militar, los muertos y la imposición por la fuerza de un modelo que, como suele suceder, pudimos observar sólo en la distancia y recién ahí nos dimos cuenta de lo dañino que ha sido y es.

El glamour aparente nos encegueció y caímos rendidos ante los brillos de la sociedad del espectáculo sin ver que en realidad estábamos yendo al matadero como la polilla que se quema al llegar a la tan ansiada luz. El discurso impuesto por la agenda política y mediática se constituyó en torno al no ver, al crédito como fantasía de conseguir las cosas en lo inmediato, la ridiculización/denostación del otro distinto disfrazado de humor, sin crítica real ni profundidad, y el espejismo reflejado en la negación de la destrucción constante del quienes somos o queremos ser evidenciado en la perdida de barrios emblemáticos, construcciones históricas y capitalización destructiva de la cultura. Una especie de nuevo apagón cultural que esta vez no se reflejó en asesinatos y persecución de artistas ni en quema de libros: esta vez fue sin trauma aparente, como maltratador que hace creer a su víctima que la quiere mientras la destruye.

De pronto nos vimos despojados del conocer/saber, del analizar, de la capacidad de enjuiciar con conocimiento y no sólo desde la emoción pura. Creíamos a pie juntillas todo lo que nos decían los que sabían, porque ellos sí sabían lo que era bueno para una sociedad infantilizada y mañosa que se contiene con el chupete/bono/ofertón cuando hay una pataleta de por medio. Todo eso cambió porque mientras veíamos a Bolocco Cecilia levantar la pierna en el inicio del Festival de Viña, o a Don Francisco llorando porque se logró la meta en alguna campaña “solidaria”. Chile se empobrecía y enceguecía de rabia, porque para ellos y ellas no había oasis, ni justicia ni nada. Abrieron la caja de Pandora, esa que tan celosamente se ocultaba, y, al igual que en el mito, salieron a la luz los males de la sociedad: pobreza, injusticia, inequidad, racismo, clasismo, misoginia y todo tipo de discriminaciones se hicieron visibles. Los medios, los políticos y los empresarios empezaron a correr en círculos y a ser erráticos en sus discursos; ya no tenían representatividad y se dieron cuenta de que el mercado, ese que tanto adoran, estaba conformado por personas y emociones, algo que de tanto negar habían olvidado.      

Lo importante y positivo hoy es entender que, aunque a muchos les de miedo, si estamos frente a un nuevo capítulo de nuestra historia: una página en blanco a la que espero no le hagamos muchos borrones, y que desde esa premisa tengamos conciencia de que esto recién comienza.

Jaime Coloma
Licenciado en Estética, magíster en Comunicación. Panelista de televisión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores