Opinión

 

¡Distanciamiento físico, no social…por favor!

por Mauricio Vial 23 mayo, 2021

Los espacios para el desarrollo de relaciones y un sentido de propósito común que normalmente se logra en los pasillos, cafés, áreas comunes y parques está en crisis.

En este escenario, el desarrollo de conexiones sociales y un sentido de comunidad nunca ha sido más importante.

“Rompehielos”, se denomina un artículo de Michelle Pacansky-Brock, en donde examina el valor de las actividades simples para ayudar a los estudiantes a conectarse entre sí y construir ese sentimiento de comunidad.

La autora plantea que el papel del profesor o moderador es crucial y recomienda compartir algo personal para crear una sensación de vulnerabilidad compartida e invitar a los estudiantes o asistentes a hacer lo mismo. Así, se asoman los conceptos de “efervescencia colectiva”, donde un pensamiento o emoción común forma un vínculo especial. Pero es esencial que el profesor, por ejemplo, dé el primer paso para revelar un cierto grado de vulnerabilidad aceptable.

Diseñar un rompehielos que provoca la vulnerabilidad compartida en un grupo es una forma poderosa de resaltar la interconexión entre los seres humanos, no es fácil, pero al compartir algo personal podemos comenzar a relacionarnos entre nosotros como personas en lugar de como estudiantes y profesores. Esto ayuda a construir una solidaridad grupal que es esencial para alcanzar los objetivos de aprendizaje.

Sin embargo, se debe tener cuidado con los rompehielos, pues debemos hacerlos permanentes, abarcando actividades sincrónicas y asincrónicas para interactuar y construir la comunidad complementaria a la formal del aula virtual, el webinar o el seminario, por ejemplo, en los tiempos que corren y correrán.

La conexión humana es esencial para que la comunidad se desarrolle, la conexión no se realiza a través de habilitar una cámara web, asignar una discusión o implementar un proyecto de grupo, la conexión se establece a través de la confianza relacional y la empatía.

• El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.