El miércoles 30 de abril Bryan Seguel, militante del Frente de Estudiantes Libertarios, fue a trabajar al bar de cuecas que queda cerca de su casa. Empezó su turno a las ocho y treinta de la noche y lo terminó a las cuatro y media de la mañana. Se quedó con unos amigos y cerca de las siete de la mañana volvió a su casa. Le avisó a sus compañeros de Técnica de análisis cualitativo, de su carrera de Sociología que estudia en la Universidad de Chile, que no iba a alcanzar a llegar a la marcha del 1 de mayo. Bryan, egresado también de Historia, tenía que hacer una observación participativa con sus compañeros pero se quedó durmiendo. Así lo dijeron en los medios de comunicación él y su madre, con la que vive en Cerrillos, además de su padre, su abuela, su hermana y su sobrino.
El lunes 12 de mayo lo detuvieron cerca de las ocho de la noche a la entrada del pasaje donde vive. Carabineros le informó después que se debía a la golpiza que le dieron al teniente de Carabineros, Felipe Vidal. El martes en la audiencia las pruebas en su contra, que eran principalmente fotos de Facebook comparando su rostro con el del agresor, fueron desestimadas por el juez de Garantía.
Antes de eso, el lunes en la noche, Bryan recibió la visita del teniente Vidal. Le ofrecía su perdón y le regaló una biblia. Ese día también, diversos medios dieron a conocer su nombre como involucrado en el caso. Por eso, Bryan dice que ha sufrido persecución y prejuicio: “exponen mi nombre a un juicio público que está muy cargado de discriminación”, señala.
Además Bryan, que participa en el Equipo interdisciplinario de estudio en movimientos sociales y poder popular, asegura que presentará varias acciones legales, contra los medios de comunicación que lo sindicaron como culpable y contra el Ministerio Público. Desde la Fiscalía Centro Norte, por su parte, dijeron que se encuentran trabajando en la preparación de la apelación. El plazo para entregarla vence hoy.
¿Cómo fue la esa visita del teniente Vidal?
Lo que pasa es que cuando yo estoy preso en la 33º Comisaria de Ñuñoa, que es la prefectura del sector oriente, a eso de las doce de la noche ingresa el teniente al que yo supuestamente había agredido.

¿Adentro de la celda?
No, a mí me sacan de la celda y me dejan en una esquina con él y él se pone a conversar conmigo. Él viene con una posición muy cristiana diciendo que no quiere pegarme. De hecho, deslizó que si él quisiera podría recurrir a otros métodos porque tiene contactos con gente mala, pero que como él era cristiano me venía a ofrecer su perdón. Se le notaba que estaba adolorido, angustiado, que lo estaba pasando mal, de hecho se puso a llorar y todo. Y bueno yo ahí lo único que pude hacer fue mirarlo constantemente a los ojos y ratificar que yo era inocente y que no iba a aceptar su perdón y que yo tampoco le iba a ofrecer disculpas porque yo no había hecho nada y que se las guardara para el autor de su golpiza. Y él me regaló una biblia. Y yo le digo “no te la voy a aceptar porque soy ateo, pero si dios existe ve corazones”. Y se la devolví pero no me la aceptó y me quedé con ella.

¿Pensaste al principio que podía ir con intención de pegarte?
O sea, al primer momento en que ingresa y lo veo me dio miedo. Porque lo vi llegar con su nariz fracturada, con un yeso, con un buzo deportivo, sin identificación y claramente eso en primera instancia me dio miedo. Pero cuando caché su disposición a perdonarme por lo que supuestamente yo había realizado, me calmé un poco. Pero me angustié igual un poco, me dio lata porque yo no era el que tenía que recibir su perdón.

¿Qué consecuencias has tenido en tu vida personal por este caso?
Mira, por cuestiones de la vida yo me estaba saliendo un poco de la dirigencia social estudiantil. Estaba más vinculado a la cuestión académica, estaba tirando ponencias a hartos congresos, estaba siendo ayudante de varios ramos. Entonces en el fondo esta hueá me interrumpe el ritmo que venía llevando, y eso ya me atrasa harto en lo que tenía que hacer. Pero además de eso también expone mi nombre a un juicio público que está muy cargado de discriminación. O sea, por el hecho que se me presente como culpable hay gente que me va a creer y gente que no me va a creer, y dentro de la gente que no me va creer claramente va a ser porque soy un hueón moreno, de izquierda, me llamo Bryan, vivo en una comuna pobre y eso para gente que es discriminadora va a ser un juicio como de que “claro, dejaron a un delincuente más libre”. Y eso afecta mi imagen, no me conocen, no saben quién soy, mis valores, mi formación familiar, mi arraigo. Entonces eso es grave.


¿Es verdad que entraron a robar a tu casa después de tu detención?
El miércoles. No robaron mi casa, robaron en una camioneta de mi papá que está afuera de mi casa, se llevaron sólo una mochila que yo le había regalado a mi papá. Era mía, pero yo se la había regalado.
¿Qué tenía?
No tenía nada mío. Tenía ropa de mi papá, pero las cosas las vaciaron y se llevaron sólo la mochila. No se llevaron la ropa que había adentro, ni las herramientas. No se llevaron la radio del auto, la plata que había ahí, sólo se robaron la mochila. Entonces eso lo hace muy sospechoso.

¿Asocias eso directamente con la acusación de montaje?
Sí. Es que hay un montaje, pero nosotros queremos instalar más la idea de persecución.

Tu abogada habló de una lista negra de Carabineros.
Sí, y eso fue lo que deslizó el juez. Porque él les decía: “ya, tienen esos rasgos del agresor, que está individualizado en la fotografía. Pero ¿cómo el OS9 llega a determinar dentro de las no sé, 600 o más personas que pueden tener un perfil similar por Facebook que este estudiante es quien agrede a Carabineros?”. Entonces ahí lo que se desliza es que hay un dispositivo de inteligencia que no está esclarecido.


Porque a ti te habían hecho comentarios por Facebook, de que te parecías a este tipo.
Me lo dijeron medio en broma mis compañeros de militancia. En un grupo de Facebook que tenemos me dijeron “oye, no es el Bryan?” Eso fue como una semana antes de que me tomaran preso. Yo no le di importancia porque no estuve en la marcha, no tengo esos lentes ni esa boina. Para mí era una coincidencia no más.
Ahora quedan dos años de plazo de investigación, ¿qué pasa contigo ahí?
Lo que pasa es que la investigación sigue, lo que va a hacer la Fiscalía es que va a apelar para que se revoque mi libertad. En el fondo ellos quieren perseverar en la idea de que yo tengo que estar en prisión preventiva. Y lo que yo hablaba con mi abogada es que eso puede ser por la significancia política que tiene esto, el que se hayan pegado un tongo de estas características y que por orgullo quieran perseverar en eso. O lo otro es que construyan otra prueba para artificiosa para hacerme pasar un mal rato.
¿Vas a presentar alguna acción legal?
En varios niveles. Vamos a interponer una demanda hacia el tratamiento comunicacional que hicieron varios medios de comunicación a la hora de que se me tomó detenido, dieron mi nombre completo, dándome por acusado, específicamente Radio Bío Bío, el Mega y Chilevisión. Además estamos viendo otras acciones que van a salir en la semana. Son una serie de acciones que tienen que ver a nivel del funcionamiento del Ministerio Público, del OS9 y lo que te puedo señalar es que va sí o sí la querella por injurias a los medios de comunicación.