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lunes, 19 de mayo de 2014

Recinto DINA - "La Venda Sexy"

Saludamos a la Asociación por la Memoria y los Derechos Humanos Casa de Tortura Venda Sexy por el acto homenaje realizado en el día de hoy en lo que fue ese centro de torturas de la DINA.




("La Discotéque" o "Venda Sexy")
Santiago

Primera foto: Cortesia de Julio Oliva
"La Discotéque o Venda Sexy" era otro de los recintos secretos de detención y tortura que mantuvo la DINA. Junto con Londres 38, José Domingo Cañas y Villa Grimaldi, "La Discotéque o Venda Sexy" es uno de los lugares donde permanecieron muchos presos políticos que fueron subsecuentemente hechos desaparecer por la DINA, y que son parte de la denominada lista de los 119 detenidos-desaparecidos. Por ejemplo, los hermanos Mario Fernando y Nilda Patricia Peña Solari, fueron vistos allí, así como muchos otros, antes de desaparecer, incluyendo a: Ida Vera Almarza, Isidro Pizarro Meniconi, Luis Mahuida Esquivel, Antonio Soto Cerna, Luis Gonzáles Mella, Felix De la Jara Goyeneche, Marta Neira Muñoz, César Negrete Peña, Gerardo Silva Saldivar, Renato Sepúlveda Gajardo, María Joui Petersen, Francisco Rozas Contador, Jorge Eduardo Ortiz Moraga, Jorge Herrera Cofré, Ramón Labrador Urrutia, Luis San Martín Vergara. En todos estos casos testigos confirman haber visto por última vez a dichas personas en este centro de detención.
"La Discotéque o Venda Sexy" era una casa ubicada en Santiago en el sector de Quilín, en la calle Irán No 3037, cerca de la intersección con calle Los Plátanos, en la comuna de Ñuñoa (Coordenadas: 33°28′58.61″S 70°35′15.28″O / -33.4829472, -70.5875778). Se desconoce el nombre en jerga militar. La 'Venda Sexy' funcionó desde finales de 1974 y hasta mediados de 1975, en forma paralela a Villa Grimaldi. Aparentemente la casa era utilizada por un equipo operativo distinto a los que funcionaban en Villa Grimaldi, puesto que había diferencias en las formas de operar y en los antecedentes sobre las identidades de los agentes. Se presume por testimonios de ex agentes y ex colaboradores que ese centro estaba conformado por Carabineros. Los detenidos permanecían con la vista vendada, varios en una misma pieza, pero separados los hombres de las mujeres.  Los agentes del equipo operativo funcionaban dentro de un horario similar al común de la jornada de trabajo y luego salían del lugar dejando a los prisioneros a cargo de los guardias. Fuera de ese horario no se torturaba y las normas más estrictas se relajaban, dependiendo de la voluntad de los guardias. El recinto tenía música ambiental permanente, razón por la cual era conocido como "La Discotéque".
Los métodos de tortura se diferenciaban del de los otros recintos en cuanto se enfatizaban las vejaciones de tipo sexual. La violación de las detenidas y otros abusos sexuales de parte de guardias y agentes eran práctica corriente. También los detenidos varones eran víctimas de tales vejaciones. La parrilla y las corrientes aplicaciones de electricidad eran, asimismo, práctica habitual en el recinto. Los episodios de tortura se alternaban con frecuencia con períodos de relajación y aún amabilidad de parte de los agentes, como método para tratar de obtener la información requerida. La declaración de una ex presa política que estuvo detenida en este recinto describe el tipo de tratos a los que eran sometidos: “...era una casa de dos pisos con subterráneo, con piso de parquet, una ventana redonda en el baño y una escalera de mármol, impresionante, muy grande, curva y ancha. Continuamente había música estridente, e incluso una vez pusieron en la pieza dos discos con la música a todo volumen, que nos produjo una terrible sensación. Fui bajada a un subterráneo donde comenzaron a torturarme a golpes, corriente, etc. Esa noche dormí en una pieza común que al parecer estaba destinada a los nuevos detenidos. Al día siguiente fui llevada a una pieza de mujeres, lugar donde vi a numerosas personas que estuvieron conmigo. Continuamente, además, entraban individuos a la pieza que nos vejaban de todas las formas imaginables y posibles...”.
Un testigo varón declaró en el proceso en el que se investigaba la desaparición de Marta Neira Muñoz, que en este recinto había sido violado por un perro especialmente amaestrado para tales deleznables actos y que mantenían los agentes en el subterráneo del inmueble.
Al igual que con otros centros de detención, la dictadura negó la existencia de este recinto. En Noviembre de 1979, el Ministro del Interior Sergio Fernández Fernández,  declaró que la tenencia del inmueble ubicado en el sector de Quilín no había podido ser constatada puesto que su propiedad no figuraba en el acta de entrega de la DINA. En Enero de 1980 Manuel Contreras Sepúlveda declaró, ante el juzgado, que dicha propiedad fue un cuartel de la DINA y que como la disolución de la DINA y la creación de la CNI constituyeron un solo acto, no fue necesario levantar un acta de entrega.
Hoy en el lugar vive un empresario que compró la casa a bajo precio hace ocho años y nunca se enteró que había sido centro de tortura hasta varios años después. “Es súper complicado vivir acá, hay que ser fuerte de espíritu. Mis hijos han tenido problemas. Mi hijo menor y el que está en el medio, ven cosas, personas. A veces ven a un niño”, dijo a The Clinic.

Fuentes de Información: Informe Rettig; “La represión política en Chile: los hechos”; La Nacion; The Clinic; El Mercurio; El Dinamo; Archivo Memoriaviva;

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