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miércoles, 14 de mayo de 2014

Ex ministro Patricio Rojas vinculado a nuevo escándalo que involucra a millonarios recursos estatales

El ex ministro de Defensa durante el gobierno de Patricio Aylwin fue el vicepresidente ejecutivo de una fundación que recibió durante 15 años millonarios recursos de la Universidad de Chile para implementar un parque tecnológico y una "Ciudad Universitaria" que nunca llegaron a materlializarse en los terrenos donde hoy día Azul Azul pretende construir el estadio de la "U".
rojas patricio
El anuncio de la sociedad Azul Azul sobre la construcción del añorado estadio del club Universidad de Chile en el sector de Laguna Carén, sacó del baúl de los recuerdos al ambicioso proyecto para la construcción en ese lugar de un “Parque Tecnológico” y una “Ciudad Universitaria” que prometía convertirse en una especie de “Silicon Valley” para los estudiantes de la casa de Bello, y que nunca prosperó.
Según un reportaje de Ciper Chile, uno de los responsables de la iniciativa era Patricio Rojas, ex ministro de Defensa durante la administración de Patricio Aylwin, recordado por su nerviosa aparición televisiva la tensa noche del 19 de diciembre de 1990 por el denominado “ejercicio de enlace” del Ejército y quien ya ha estado en la palestra: primero tras descubrirse que estaba a la cabeza de la Corporación de Estudios Estratégicos (CEE) que recibía recursos de su propia cartera por la elaboración de cuestionados informes de Seguridad y Defensa; por la vinculación de la CEE con imputados de recibir coimas por la compra de aviones de combate Mirage a Bélgica; y, hace pocos años, al conocerse que, en su calidad de médico cirujano, participó en una reservada autopsia de los restos del ex presidente Eduardo Frei Montalva, lo que le significó ser rechazado desde el interior de su partido, la Democracia Cristiana.
La historia se remonta al año 1993 cuando Rojas, aún en su calidad de ministro, propició el traspaso de los terrenos de una extensión de 1.011 hectáreas ubicados en la comuna de Pudahuel a la casa de estudios, ya que estaban bajo la administración de la Dirección General de Deportes y Recreación (Digeder), que dependía de su Ministerio. Los terrenos fueron adjudicados al año siguiente por un decreto del Ministerio de Bienes Nacionales, 11 días antes del término del mandato de Aylwin, bajo el compromiso de que se avanzara en el parque tecnológico en un plazo de cinco años, ya que de lo contrario la propiedad volvería al Fisco.
Para manejar el asunto, el en ese entonces rector de la U. de Chile, Jaime Lavados, creo la Fundación Valle Lo Aguirre, cuya dirección ejecutiva, sólo meses más tarde, quedó a cargo del propio Rojas, cuyo rol en la operación quedó en entredicho más de una década después, cuando en 2010 la Contraloría determinó que la universidad traspasó 4.017 millones de pesos durante todo el período por trabajos no acreditados, salvo una pequeña urbanización, pero sin indicio alguno del proyecto original.
“Esa suma habría que agregar aproximadamente $778 millones que distintos privados le pagaron a la fundación entre 1997 y 2005 para proyectos propios, sin relación con el polo de desarrollo científico y tecnológico para el que fue destinado el terreno”, detalla el reportaje.
El informe de auditoría del ente fiscalizador ordenó abrir un sumario “para determinar las responsabilidades administrativas que puedan desprenderse de los hechos asociados con, entre otros, la fallida construcción de un Parque Científico y Tecnológico en el predio Laguna Carén”.  Y si bien dicho sumario finalmente no se realizó, sí se instruyó una nueva auditoría para fiscalizar las transferencias de dinero realizadas a la cuestionada fundación.
La fundación operaba en la misma dirección de la calle Asturias de Las Condes, donde tenía domicilio la CEE. En los primeros tiempos de su gestión, Rojas realizó varios viajes para visitar ciudades universitarias y para buscar financiamiento al proyecto.
Según Ciper, “en 1996, la fundación contaba con un presupuesto de algo más de $108 millones anuales, que servían para el pago de oficinas, sueldos y viáticos. De ese total, $73 millones le fueron transferidos por la Universidad de Chile. El saldo –$35 millones– provino de contratos que firmó la fundación con la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO), siendo su vicepresidente, Felipe Sandoval.  Al año siguiente, el presupuesto subió a $121 millones, de los cuales la Universidad de Chile aportó poco más de $80 millones. Según las memorias, el sueldo anual de Rojas en Valle Lo Aguirre rondaba los $20 millones”.
Asimismo, detalla que Valle Lo Aguirre comenzó “a recibir fondos internacionales gestionados por el Estado de Chile. En 1996, por ejemplo, recibió un fondo del MIDEPLAN-BID para el desarrollo del ‘Estudio de factibilidad construcción de un Polo de Desarrollo Científico-Tecnológico’; y otro de la Comisión Europea para el desarrollo de un ‘Plan Maestro’”.
Y agrega que “la transparencia en torno al origen y uso de los distintos aportes que recibía la Fundación Valle Lo Aguirre se tornó más confusa aún a medida que Patricio Rojas comenzó a gestionar negocios paralelos que fueron discutidos en el directorio de la fundación. Así ocurrió con la oferta de la empresa Paradise Nam Moon U.S.A., de capitales coreanos, la que se interesó en arrendar por 99 años cerca de 40 hectáreas, para construir un ‘centro recreacional’ con un teatro, un museo, una cancha de golf, un anfiteatro, un hotel, un casino de juegos y un mall. Ese proyecto no se concretó. En cambio Shell Chile, empresa que ofertó por el arriendo de una hectárea, sí pudo instalar frente a la Ruta 68 una estación de servicios”.
La nota detalla que cuando Rojas presentó ambas alternativas al directorio, el 27 de marzo de 1997, señaló que “el desarrollo del proyecto hará necesario que exista un área de servicios conexa al proyecto del Parque Científico y Tecnológico y para ello se encontrarán la estación de servicios y un hotel, especialmente si se piensa en la instalación de un parque moderno y de negocios”.
El vicepresidente ejecutivo se aventuró en 1997 a dar los primeros plazos para el proyecto, como la urbanizacion de 95 hectáreas, que derivaría, el segundo semestre del año siguente, en la construcción de 20 mil metros cuadrados de dependencias universitarias, y otras seis mil para edificios del parque tecnológico, todo por un costo que hasta 2004 significaría una inversión de US$ 45 millones.
Pero en 1988, cuando se acercaba el plazo impuesto en el decreto, el rector Lavados hizo las gestiones para conseguir el pleno dominio del predio. Y lo consiguió con tratativas realizadas con la entonces titular de Bienes Nacionales, Adriana Delpiano, que derivó, pese a que la U. de Chile sólo contaba con estudios preliminares, en el decreto supremo 235, que entregaba gratuitamente el inmueble a la universidad, el que pasó a nombre del plantel en octubre de 1999. Y quedó registrado en el Conservador de Bienes Raíces de Santiago cuando Lavados había sido reemplazado en la rectoría de la U. de Chile  por Luis Riveros.
Rojas dejó la vicepresidencia ejecutiva de la fundación el 21 de agosto de 2009, después de 14 años, dejando un magro balance, al nivel del desolador paisaje que presentaban los terrenos donde la universidad tendría su parque tecnológico, con millones de pesos invertidos en viáticos, viajes y consultorías que resultaron inútiles. Y salió de la entidad seis meses después que la Contraloría iniciara una profunda auditoría.
“El 28 de diciembre de 2010 la Contraloría General de la República presentó los resultados de su auditoría integral a la Universidad de Chile, realizada entre enero y diciembre de 2009. El informe Nº 181/10 también incluyó una evaluación sobre la Fundación Valle lo Aguirre, entidad que, entre todas las fundaciones administradas por la Universidad de Chile, recibió por lejos los mayores traspasos de dinero”, señala Ciper.
Y agrega que “en ese acápite, la auditoría entregó nuevas luces respecto de la pésima gestión de Patricio Rojas al mando de la fundación. Los severos desórdenes contables y administrativos detectados apuntaron a las dos vías a través de las cuales la Universidad de Chile le entregó fondos a la Fundación Valle Lo Aguirre durante 15 años (1994-2009). El monto más importante impugnado por la Contraloría alcanza a los $2.300 millones y corresponde a dineros del préstamo por US$ 20 millones que obtuvo la universidad del Banco de Chile para la ejecución de su proyecto estrella (en 2004)”.

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