Foto: El cura obrero Juan Alsina

Por Alfredo Peña
Los días 15, 17 y 19 de septiembre de 1973 se llevaron a cabo tres operativos militares al interior del Hospital San Juan de Dios.  Efectivos militares pertenecientes a un Batallón del Regimiento Yungay de San Felipe que se encontraba apostado en la Quinta Normal y en el Instituto Diego Barros Arana, detuvieron a numerosas personas, cinco fueron ejecutadas y dos permanecen hasta la fecha desaparecidas.

Joan Alsina Bustos era un cura español, 31 años, sacerdote católico, quien ejercía su ministerio en la Parroquia San Ignacio de San Bernardo y se desempeñaba como Jefe de Personal del Hospital San Juan de Dios, fue ejecutado el 19 de septiembre.

Fue detenido en los subterráneos del Hospital por efectivos del Regimiento Yungay de San Felipe.  Luego fue llevado al patio del Hospital donde permanece largo rato.  Conducido al Instituto Diego Barros Arana y luego al Río Mapocho donde es ejecutado el mismo día.El día 27 es encontrado su cuerpo en el Instituto Médico Legal; es sepultado al día siguiente en el Cementerio Parroquial de San Bernardo.  El certificado de defunción consigna como lugar de la muerte el puente Bulnes sobre el río Mapocho, e indica como causa de la misma :» múltiples heridas de bala» y » lesiones apergaminadas en la cara».

La Comisión adquirió, conforme al mérito de los testimonios y antecedentes recibidos, la convicción de que la ejecución del sacerdote Juan Alsina Hurtos constituye una violación de sus derechos, siendo responsables de ello agentes del Estado.

Foto: Imagen del Puente Bulnes donde fue fusilado Juan Alsina
Testimonio del soldado que lo mató 
El soldado que lo detuvo, Nelsón Bañados, relató después su fusilamiento con estas palabras:

“Al llegar al puente Bulnes, mi capitán frenó, y o, como lo hacia con cada uno de los que fusilaba, me bajé, saqué a Juan del furgón y fui a vendarle los ojos, pero Juan me dijo: “Por favor no me pongas la venda, mátame de frente porque quiero verte para darte el perdón”.  Fue muy rápido. Recuerdo que levanto su mirada al cielo, hizo un gesto con las manos, las puso sobre su corazón y movió los labios como si estuviera rezando y dijo: “Padre, perdónalos…”  yo le dispare la ráfaga y cayo al tiro. Quería dispararle con la pistola pero lo hice con la metralleta para que fuera más rápido.  El impacto fue tan fuerte que volteo su cuerpo y prácticamente cayó solo  al Mapocho, yo tuve que darle un empujoncito nomás.  Otros, a veces caían al piso del puente y había que levantarlos y echarlos al rió. Eran las 10 de la noche y de este fusilamiento no me voy a olvidar nunca jamás”.

Sus últimas ideas
“Si de las cenizas asumimos la vida de nuevo, es algo que nace de nuevo en nosotros. Adiós. Jesús nos acompaña siempre dondequiera que vivamos”. Estas fueron las últimas palabras escritas por Alsina que, en la mañana siguiente, era detenido en el Hospital, recluido en las dependencias del Internado Nacional Barros Arana, brutalmente torturado, trasladado de noche con las manos esposadas hacia un puente sobre el río Mapocho, donde fue acribillado.

El Mayor Donato López Almarza, máximo jefe del Regimiento de Infantería N° 3 “Yungay” de San Felipe, dio la orden de asesinarlo. El soldado Nelson Bañados cumplió la orden, como parte de una patrulla al mando del Teniente Mario Caraves Silva. Más de tres décadas después, los tribunales condenaron a López. Caraves murió en febrero de 1991 antes de recibir sanción judicial alguna. Bañados tomó la decisión de suicidarse.