Blanca Marina de la Luz Carrasco Peña
“Un día del mes de septiembre de 1973, Blanca Marina de la Luz Carrasco Peña se presenta en la tenencia Peñalolén, para indagar acerca de la situación policial de un amigo militante del MIR en el lugar es reconocida como militante del Partido Comunista por su vecino el carabinero Rubén Lantadilla Araya, agregado transitoriamente a esa tenencia, el que da aviso al jefe de unidad, teniente Nelson Vicente Rivera Vidal, quien ordena su detención e interrogatorio en el destacamento, lo que cumple el carabinero Benjamín Segundo Labbé Campos, en horas de la noche”;
“Al día siguiente, el teniente Nelson Vicente Rivera Vidal y los carabineros Humberto Torres Silva y Pedro Ángel Muñoz Sepúlveda proceden a sacarla de esa unidad a fin de trasladarla al Estadio Nacional, entrega que nunca se concretó y que por el contrario sus restos fueron posteriormente encontrados por sus familiares en el Instituto Médico Legal, registrando fecha de defunción, según protocolo de autopsia, el día 15 de septiembre de 1973, siendo la causa de muerte 15 impactos de bala tóraco abdominales”.
Fuente: Poder Judicial
Memoria Viva
El 15 de septiembre de 1973 es muerta Blanca Marina de la Luz CARRASCO PEÑA, 27 años, casada, dos hijos, estudiante de Artes Plásticas, dirigente estudiantil en la Universidad Técnica del Estado (UTE).
Ese día la afectada salió de su domicilio con el fin de concurrir a la Posta Central a ver a un compañero de estudios que se hallaba herido.
En el trayecto fue detenida, aparentemente por Carabineros, toda vez que hubo testigos que la vieron luego en la Tenencia Macul de ese cuerpo policial.
Ese mismo día es sacada en un camión, para ser trasladada al Estadio Nacional.
Carabineros antes de trasladarla al Estadio le robaron todas sus pertenencias personales (muchas joyas valiosas).
Cuando a la familia se le entregó el cadáver, pudo constatar que una de las balas había entrado por la espalda y otras por el tórax, tenía huellas de golpes en todo el cuerpo y gran parte de la cara destruida, al extremo que se le habían arrancado los ojos y casi toda la dentadura.
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