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sábado, 31 de octubre de 2020

Los Espectros Que Rondan Por Los Oscuros Pasillos De La Convención Constitucional

 


La clásica distinción entre izquierda y derecha no está para nada clara en los votos a favor del APRUEBO y del RECHAZO del plebiscito del domingo último pues, en los hechos, hay un sector de ciudadanos de derecha que también votó por el APRUEBO. Por tanto, el porcentaje de votos a favor del RECHAZO no representa necesariamente al conjunto de votos de la derecha, el que tal vez mantiene su piso histórico de al menos un 30%, aunque sea cierto que aumentó la votación de jóvenes y de los sectores populares pues junto a ellos —e incluso entre ellos—, no es del todo descartable que también hayan aumentado los votos de derecha. En este escenario, la derecha bien podría lograr los votos que necesita para elegir los delegados constitucionales que le permitan jugar un papel determinante en los acuerdos de la Convención Constitucional.

Todo lo anterior, por supuesto, no considera el hecho de que la clásica distinción entre izquierda y derecha es sólo cierta hasta cierto punto en los extremos del gran espectro variopinto de la política chilena, el cual no es en nada estático sino que está sujeto a gran movilidad. Esto es especialmente así en el caso de los sub-espectros de “centro derecha” y “centro izquierda” que son, en principio, los más fluctuantes y se desplazan de un lado al otro del fiel de la balanza, inclinándola en un sentido u otro. Esto es válido tanto a nivel del electorado como a nivel de las dirigencias políticas en los votos que emiten y los acuerdos que adoptan. También es especialmente cierto en el caso del sub-espectro conocido como “centro izquierda”, el que históricamente ha demostrado ser el más fluctuante, especialmente a nivel de dirigencias políticas. Para ilustrar esto último, baste recordar —por ejemplo— el papel que han jugado las dirigencias del Partido Demócrata Cristiano en la historia política del país, tanto como partido en el gobierno, de coalición de gobierno o como parte de la oposición durante el gobierno de Salvador Allende o el actual de Sebastián Piñera. De hecho, todos los partidos políticos que desde 1990 se han aliado electoralmente bajo el paraguas del concertacionsmo, con o sin exclusión del Partido Comunista, no lo han hecho mal tampoco. Lo mismo ocurre con el tal llamado Frente Amplio, otro espectro variopinto cuyo comportamiento político en nada difiere del de sus hermanos mayores, especialmente a partir del 15-N.
Estos son los espectros que junto a los de la derecha propiamente tal rondan por los oscuros pasillos del castillo en construcción de la Convención Constitucional y que por el momento permanecen escondidos detrás del portón de los votos del APRUEBO. Todos ellos, por supuesto, con la esperanza de poder usar —solos o en alianza con otros— la mortífera daga de 1/3 de vara más la cacha para mandar a la tumba todo lo que no sea de su gusto en el gran salón de baile de la Convención Constitucional —un castillo en construcción sobre la piedra fundacional del quórum de los 2/3 al más puro estilo del realismo mágico garcíamarquiano.
LOL!
Por German Westphal

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