Los socialistas están al lado de Londres 38, pero no son vecinos.
No sé por qué… pero se me vino a la mente la palabra sanguijuelas. Varios socialistas estaban discutiendo a la salida de su sede en Londres 873 de Santiago y yo había ido a una actividad a Londres 38.
De seguido pensé, que las renombradas sanguijuelas están desprestigiadas sin ningún sentido, son una clase del filo anélido, de la familia de las lombrices, que desde tiempos ancestrales nos han aportado tremendos beneficios a la salud, retejiendo el flujo sanguíneo de nuestros cuerpos, activando ciclos. Entonces ellos no pueden ser sanguijuelitas… pensé.
Mis zapatos sobresalen de los adoquines… cuando chico calzaban justo, ahora, igual que las sanguijuelitas, no calzan… pareciera que nada calza en estas calles siempre llenas de historias de borrachos, putas y desaparecidos.
Se prenden los faroles alumbrando el ex centro de tortura de la dictadura, sus 119 secuestrados me miran saliendo hacia San Francisco para tomar la micro… estoy en la alameda Bernardo O'Higgins y debo tomar una que me lleve al Estadio Nacional…
No más la hago parar, me doy cuenta que no estoy solo, los veo subiendo, se toman de los afirmaderos, pagan con sencillo a un chofer de estampitas y monedero de madera, se ve ridícula mi tarjeta bip… somos muchos, estamos apretujados y para alivianar el ambiente se ponen a cantar… la micro se eleva por los aires, los socialistas se ven como una mancha triste entre medio de los bares, más allá distingo los reparadores de calefont que aún resisten… no sé para donde voy, y me importa poco, sumo mi garganta a la voz colectiva y siento cómo el aire me despabila. Seguimos vivos pienso ahora, y toco el timbre tirando el cordel, pero esta vez la micro no para. Y seguimos volando.
mrv
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