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sábado, 2 de febrero de 2013

Carlos Altamirano, Gabriel Valdés, Bernardo Leighton, Jorge Lavandero y otros opositores de la época: Los fallidos atentados de la dictadura

Por: Javier Insulza M.
“En mi caso, intentaron asesinarme en tres ciudades distintas: en Madrid, en París y en Ciudad de México”, relata el ex secretario general del Partido Socialista Carlos Altamirano. Al ex presidente del Senado Gabriel Valdés intentaron atacarlo en Estados Unidos. Lo alertó el FBI
"En el caso de Frei era más difícil eliminarlo con un atentado, pese a que se intentó años antes. Sin embargo, a esas alturas del proceso, no cabe duda que con el prestigio internacional que él tenía para la dictadura representó una dificultad eliminarlo hasta que encontraron el mecanismo adecuado", indicó hace unos días a Cambio21 el ex abogado de la familia Frei, Álvaro Varela.

Sus dichos aluden a una oportunidad en la que se quiso atentar en contra de la vida del ex Presidente Eduardo Frei Montalva.


Pero ese no fue el único intento de eliminar a algún dirigente durante la dictadura. Fueron varios los intentos frustrados en contra de la vida de quienes entonces eran destacadas figuras de la oposición al régimen de Pinochet en el exilio.
Un primer ejemplo que cabe poner aparte es el de Bernardo Leighton. Esto, porque él y su esposa sí sufrieron un ataque que los dejó a ambos con varias secuelas. Sin embargo, lo podemos mencionar porque el ataque no logró su objetivo final: acabar con la vida de ambos.


El caso Frei Montalva

"Fue antes del atentado de (Michael) Townley a Orlando Letelier. En una oportunidad Frei fue a comer a casa de Oscar Pinochet De la Barra (ex subsecretario de RR.EE.) y estacionó un poco distante del lugar al que iba y al que también asistían diplomáticos de la época", recordó a Cambio21 el abogado Álvaro Varela.

La tesis que éste relata está apoyada en el libro "Magnicidio", del escritor y periodista Benedicto Castillo, quien investigó la historia tras el crimen del mandatario y que entrega detalles del primer intento de eliminación física, en el marco de un plan ordenado por el general Augusto Pinochet.


"Frei Montalva concurrió a una comida la noche del 13 de agosto de 1976 en la casa del ex embajador Oscar Pinochet de la Barra, ubicada en Martín de Zamora 4358. Estaban presentes los embajadores de Francia y Dinamarca, y Clemente Pérez Zañartu con su señora. Había toque de queda y los militares patrullaban las calles de Santiago".

La investigación recoge el testimonio del yerno de Frei, Eugenio Ortega, quien recordó como su suegro, en la tranquilidad de su hogar, con un puro encendido en su mano derecha, le contó que una llamada anónima los alertó: "Un señor que sólo se identificó como un vecino, había visto desde su ventana cómo unos sujetos extraños habían estado interviniendo e intentando robarse un auto azul".

La publicación agrega que posteriormente "encontraron en el ángulo que se hace entre el capó y el parabrisas dos paquetes alargados de los cuales salían alambres hacia el motor. Vuelven a la casa y al entrar observan que debajo de las flores adyacentes al porche de entrada había una caja de zapatos con un sonido de reloj".

Llamaron a la policía y "el oficial a cargo les informó que le habían disparado al reloj del dispositivo y que no había peligro". Agregó Frei que él tocó con su mano el fondo de la caja de zapatos y que había una gelatina gris como masilla".

Por su parte, Varela agrega que, pese a que no recuerda el nombre del oficial que iba a cargo, sí era un alto miembro de la inteligencia militar, quien le bajó el perfil al hecho.

Cabe señalar que 36 días después, el automóvil del ex canciller Orlando Letelier estalló por efecto de una bomba, en Washington, Estados Unidos. Fallecieron en el lugar el también ex ministro de Defensa y su secretaria, la norteamericana Ronny Moffit.


La protección a Gabriel Valdés

Otro que debió cuidar de su integridad física mientras vivía el exilio en Estados Unidos, donde ocupaba un alto cargo en Naciones Unidas, fue el ex canciller de Frei Montalva y ex presidente del Senado, Gabriel Valdés.

Su hijo Juan Gabriel recuerda los hechos para
Cambio21: "Después del atentado a Letelier el FBI creó una unidad de investigación para observar los casos chilenos y se les comunicó a varios entonces líderes de la oposición a la dictadura que había planes para golpear de manera muy dura contra quienes se oponían al régimen de Pinochet, especialmente contra aquellos que, según la Junta de Gobierno, estaban organizando un gobierno en el exilio, lo que, por cierto, no era verdad, y que, decía Manuel Contreras, eran Orlando Letelier y Gabriel Valdés".

El también ex canciller en el gobierno de Frei Ruiz Tagle recuerda que "tan pronto mataron a Letelier le pusieron vigilancia a Valdés, la que duró cerca de un mes", que fue el tiempo que se demoraron en identificar y detener a los participantes en el atentado que le costó la vida al socialista y a su secretaria.


Las cuatro veces de Carlos Altamirano

"En mi caso, intentaron asesinarme en tres ciudades distintas: en Madrid, en París y en Ciudad de México", relató Carlos Altamirano, ex secretario general del Partido Socialista, al historiador Gabriel Salazar en el libro "Conversaciones con Carlos Altamirano. Memorias críticas".

"El caso más extraordinario, pienso, fue el de Madrid. A esta ciudad fui invitado a un acto político e iba saliendo del aeropuerto de Barajas por uno de los esos larguísimos corredores, cuando siento que, de repente, alguien me llama por detrás: ¡Carlos!.... Extrañado, me volví bruscamente y al hacerlo, choqué con alguien que venía muy cerca detrás de mí. Era un tipo más corpulento y más alto que yo. Al atropellarlo, se le cayó el maletín que traía en su mano. No sé por qué razón, pero me quedé mirando el maletín, como que lo encontré muy pesado. Le di mis excusas al hombre y me adelanté a saludar al que me había llamado: era Rafael Tarud en persona", cuenta Altamirano en la publicación.


Y prosigue: "en verdad, no le di mayor importancia a ese incidente, pero después, como a los dos meses, vi un programa de televisión donde entrevistaban a Michael Townley. Al verlo, reconocí al hombre del maletín con el que yo había chocado... Y lo más increíble: él mismo contó allí que chocó conmigo, que se le cayó el maletín, que no pudo realizar el atentado y que tuvo que llamar a su jefe para decirle lo que había pasado, que yo me había escurrido y, en fin, que qué podía hacer ahora. En vista de eso, le ordenaron matar a Bernardo Leighton, que sería tan fácil como matar a una paloma... Y el dichoso programa lo transmitieron tres o cuatro veces, como para que yo lo memorizara", relató el otrora líder socialista.


El atentado frustrado en Madrid no fue el único del que se salvó Altamirano. Él mismo, en la publicación de Salazar, cuenta otro en París.

"En uno de los actos políticos que habían programado en París, debíamos hablar (François) Mitterrand y yo. El acto se iba a realizar en un edificio antiguo llamado de la Mutualité. Para ese efecto, Mitterrand me alojó en el departamento de una de sus secretarias, de apellido Duhamel, muy buenamoza e inteligente. Estábamos sentándonos a comer como a las 20:30, cuando golpearon la puerta. Ella miró por el ojo de la puerta y vio dos tipos corpulentos. Preguntó quiénes eran y contestaron que el Servicio de Inteligencia Francés y que necesitaban entrar y hablar con ella. Ella les dijo que esperaran un minuto. Tomó el teléfono e inmediatamente llamó a Mitterrand -que por entonces no era todavía Presidente de la República, sino secretario general del Partido Socialista francés-, quien le pidió a su vez que esperara un minuto para saber qué pasaba. Llamó al ministro del Interior y le dijeron que el Servicio de Inteligencia tenía antecedentes de que se intentaría asesinarme al día siguiente en el acto de la Mutalité. Los dos agentes iban para protegerme. (...) A partir de ese día anduve para arriba y para abajo en un vehículo oficial, con motos por delante y motos por detrás, en un estado de tensión bastante grande. Cuando hablé en la Mutualité no logré concentrarme bien, porque siempre estaba pensando: a qué hora va a sonar el balazo", contó Altamirano.


El ex líder socialista omite otro episodio que también ocurrió en París y que, en conversación con
Cambio21 recuerda Ricardo Núñez, ex senador por Atacama.

"El episodio lo confesó Townley. Él contó que estuvo a punto de dispararle con una bazuca al auto que trasladaría a Altamirano desde el Aeropuerto de Orly al centro de París. La casualidad favoreció a Altamirano y a quien lo acompañaba, que era yo", comenta.


"Llegamos tarde a tomar el avión que nos trasladaría desde Berlín a París, por lo que tuvimos que tomar otro vuelo a Praga y desde ahí a París, lo que atrasó mucho nuestra llegada a la capital francesa. Townley nos estaba esperando en el avión que llegaba desde Berlín occidental", prosigue el también ex presidente del PS.


"Él nunca esperó el vuelo que venía de Praga. Nosotros nos dimos cuenta que algo raro sucedía, porque al llegar a París a través de los parlantes del avión una voz le señaló a Carlos que permaneciera en su asiento. Minutos después entraron dos o tres personajes que nos hicieron bajar por el lado opuesto del avión, donde entran la comida, y a Carlos lo llevaron al departamento de Julio Donoso y a mí a la casa del chico Solano", termina la historia Nuñez.


El ex senador explica que la inteligencia francesa había descubierto movimientos extraños de la inteligencia chilena. "Así que el propio Townley estuvo a punto de matar Altamirano, y habrían dicho que murió Altamirano y su guardaespaldas...que era yo", cierra Ricardo Nuñez.


Pero aún queda otra de Altamirano.

"Otro intento fue en la Ciudad de México", cuenta el ex líder socialista en el libro de Salazar.
"Se iba a realizar un acto público en el que íbamos a hablar Volodia Teitelboim y yo. En la víspera, estábamos en el hotel cuando el Presidente de México avisó que tenía información de que se trataría de asesinar, durante el acto, a Volodia y a mí. Se tomaron las medidas oficiales de seguridad y yo, de nuevo, tuve que pronunciar mi discurso con los oídos preparados para un balazo", explicó Altamirano.


Lavanderos: 14 días inconsciente

El ex senador Jorge Lavandero también tiene más de una historia de intentos de asesinato. En conversación con Cambio21 contó que atentaron en su contra más de 20 veces y que dos fueron de suma gravedad.

"En una oportunidad me patearon frente a una iglesia en la calle Diego de Almagro. Fue justo cuando iba camino a dejar los manuscritos de la denuncia sobre la corrupción que estaba haciendo Pinochet con los terrenos del Melocotón, los cuales fueron adquiridos por el MOP y luego transferidos a Pinochet a través de un oficial de Ejército, por un tercio de lo que había pagado el MOP. En esa oportunidad me dejaron inconsciente y estuve así, debatiéndome entre la vida y la muerte, por 14 días", recuerda el ex parlamentario.


Lavandero agrega que "en otra oportunidad me hicieron una encerrona entre tres autos y me golpearon en la calle brutalmente, dejándome incluso con la pérdida de audición total en el oído izquierdo".


El ex parlamentario explica que la persecución en su contra tenía que ver con que él estaba muy involucrado con el entonces diario de oposición Fortín Mapocho.

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