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domingo, 24 de febrero de 2013

ENFERMERA DE LA U DE CHILE ES VEJADA POR PDI, MARIO COBARRUBIAS Y ES ASALTADA EN LA SEXTA COMISARÍA POR CARABINEROS


pdiEstaba ingresando al Hospital Clínico de la Universidad de Chile cuando rozó una moto donde iba un subcomisario de Investigaciones, quien la aborda, la hace bajar del vehículo y le aprieta los dedos de su mano derecha, dejándola con una lesión que la tiene hoy con licencia médica.
-Además en la Sexta Comisaría de Recoleta, donde la llevaron detenida injustamente, la hicieron desvestir, le robaron $100.000 y la insultaron. En la Fiscalía Centro Norte, desconocen el hecho.
Wilma Meriño enfermera del Hospital Clínico de la Universidad de Chile tuvo una pesadilla, de la cual aún no se despierta del todo.
Hace trece años que conduce autos y no había sufrido ningún accidente. Tampoco nunca -asegura – ha cometido infracción alguna.
Eran las 07:45 am del pasado 7 de febrero. Iba a su trabajo. En la calle Unión con Recoleta, roza con su auto sin querer, a un vehículo menor: una moto, conducida por un funcionario de la PDI, el subcomisario de la Brigada del Ciber Crimen, Mario Cobarrubias. El hombre era alto y robusto.
La mujer, esperando para estacionar su vehículo en la parte trasera del recinto de salud, vio aparecer de la nada una moto, la que choca por la puerta izquierda.
Se baja el motorista del móvil, se acerca a la profesional, le rompe el parabrisas y el espejo lateral izquierdo. “Iba con el vidrio arriba, afortunadamente”, cuenta la mujer.
El error de la enfermera fue bajarse del vehículo. El sujeto de casi dos metros de altura, mientras que ella mide 1, 60 y  pesa 40 kilos, la mira enfurecido.
“Me tomó las manos este tipo de la PDI. Me desgarró los dedos de la mano derecha. Me dejó imposibilitada para trabajar. Ahora estoy con tendinitis”, se queja la afectada.
MAL PROCEDIMIENTO
No pasaron ni 15 minutos y se avizora una patrulla policial. El agresor se aleja y la mujer queda sola. En eso, llega el sargento Manuel Zamora de la Sexta Comisaría acompañado de otro carabinero, quienes interrogan al funcionario policial.
Mientras tanto, la enfermera observaba el daño a su dedo y comenzó a grabar un video (Ver link, adjuntos con videos que nos hizo llegar ella a Pnews.cl), en el que muestra la lesión que sufrió y luego se escucha el audio en el que el inspector entrega su versión de lo ocurrido.
En eso se acerca, la mujer, a diez metros de los vehículos en donde conversaban. Le exigió al sargento que se le hiciera una alcoholemia a ella y al victimario, dado que el detective que andaba de franco, estaba en apreciable estado de ebriedad.
Pero no la tomaron en cuenta. Zamora se acercó al dueño de la moto y se percató que el vehículo no sufrió daño alguno. Sólo le toma declaración a él y no a la mujer como correspondía en estos procedimientos.
“A usted no le voy a tomar declaración, porque es algo voluntario. Usted no me puede exigir a mí  que le haga una alcoholemia o alcotest a este hombre, porque se la va hacer en forma privada”, le advierte el oficial a la enfermera.
DETENCIÓN INDEBIDA
Después sin explicaciones, la llevaron detenida y la introdujeron al cuartel de la Sexta Comisaría de Recoleta. Cuando llegó al lugar el sargento llamó al fiscal, quien concurrió y le entregó solamente la versión del funcionario de la PDI. No le contó que estaba ebrio y que no portaba sus documentos.
“Usted queda detenida, porque colisionó con un vehículo menor”, le dijeron a la mujer.
Le tomaron alcoholemia al inspector y a la profesional. El de él marcó 2,8 grados de alcohol, y el de ella 0.1%. Pero aquello no significó nada para los efectivos.
La retuvieron injustamente hasta las 17:00 horas. Estuvo en un calabozo, con dos mujeres delincuentes. Le hicieron sacarse toda la ropa. En un momento, la enfermera le solicita al sargento Muñoz, lo siguiente:
-¿Necesito ir al baño?- preguntó la mujer.
-Orina ahí, al lado de tus compañeras-le respondió el sargento.
Meriño portaba $200.000 en su billetera. Luego se la devolvieron con cien mil pesos menos. Nadie le dio explicaciones de este robo. A esas alturas, ya no le importaba nada, sólo que su caso se conociera y que al funcionario de la PDI lo detuvieran.
Hubo un giro. Antes de ser liberada, a eso de las 16:30 horas, llegó el capitán de la unidad. Mandó a un carabinero a buscar detenido al funcionario de la PDI, algo que nunca ocurrió.
Sólo el fiscal de turno, Javier Mayer, mandó a que se constatara el hecho. “Se detectaron errores en el proceder lo que resultó con la mala tipificación del hecho, por lo que administrativamente se dio inicio a procedimientos internos a fin de determinar responsabilidades, y se tomó contacto nuevamente con el fiscal a fin de esclarecer los hechos”, dice la constancia que le entregaron a la mujer.
Sin embargo, ese documento no sirvió de nada, pues en el Ministerio Público le desconocieron su caso, encubriendo a los carabineros involucrados y al inspector de la PDI.
Tras ser liberada, la mujer se trasladó en taxi al hospital de la Asociación Chilena de Seguridad (Achs), al que llegó en un taxi. Allí le dijeron que padecóa una fractura en los dedos.
“Volví a mi casa con crisis de pánico y de angustia. Me tuvieron con oxígeno y vacuna antitetánica, porque no sé con qué me cortó este `rati`”, opina.
La mujer sentencia que “por mi dedo exijo que este funcionario me pague todos los días no trabajados. Exijo que me pague todo el daño que me hizo físico y psicológico, además de la reparación del auto. Necesito que haga eso”

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