Por Alfredo Peña R.
 
En la víspera del natalicio número 110 del Presidente Salvador Allende, se hace público el registro histórico de uno de sus Ministros más “emblemáticos” y también uno de los más humanamente cercanos: el abogado Aníbal Palma Fourcade, por entonces joven militante del Partido Radical que fue primero Subsecretario de Relaciones Exteriores y luego estuvo a cargo de las carteras de Educación, Secretaría General de Gobierno y Vivienda.
 
Con la presentación del ex Presidente Ricardo Lagos, el próximo miércoles 20 de junio se presenta en el ex Congreso Nacional el libro “Por las Grandes Alamedas”. Se trata de una amplia selección de textos de Palma, que fue editada y compilada por el periodista Víctor Osorio, quien coincidentemente fue Ministro de Estado durante el segundo Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet.
 
El trabajo, puesto a disposición del público por Ediciones UTEM, contiene discursos de Palma en sus tiempos de Secretario de Estado en los años aciagos de la Unidad Popular, reflexiones para aproximarse a un balance de la experiencia desde el exilio y en tiempos de transición, denuncias y llamados a la acción en tiempos de lucha por la democracia en los años 80. También materias de importancia para la hora presente, como los debates sobre la naturaleza del Partido Radical y el modelo de salida a la dictadura.
 
“Son escritos de singular valor histórico y testimonial de tiempos, conductas, acciones, omisiones, reflexiones, inquietudes, ideas de y para la polis; política con ideas –que las hubo– con pasado y sobre todo con futuro, tan lejanas a la izquierda que busca su utopía en las nostalgias o aquella que cual Adán cree ser el inicio de todo, pero con wifi”, señala el ex Ministro Osvaldo Puccio en el prólogo. Añade que es un “recorrido vertiginoso” de “un protagonista privilegiado de las décadas probablemente más intensas de la historia de Chile”, como dice Puccio.
 
La cercanía de Palma con Allende se pone de manifiesto en hechos tan relevantes para el registro de la historia, como el hecho de que el 11 de septiembre de 1973 fue uno de los pocos que llegó al Palacio de La Moneda para acompañar al Mandatario. Lo escuchó conmovido cuando pronunció, conectado con la Radio Magallanes, su último discurso, el que hablaba de las Grandes Alamedas. El ex Ministro aún se conmueve cuando recuerda que el Mandatario socialista le dijo, cuando lo vio por primera vez esa mañana: “Yo sabía que usted iba a estar”.
 
El libro contiene un total de 40 documentos producidos en un período levemente mayor a las cuatro décadas, entre abril de 1972 y octubre de 2013.
 
Existen textos especialmente notables. Por ejemplo, el discurso que Palma pronunció en  1972 en Washington, cuando era Subsecretario de Relaciones Exteriores, representando la posición chilena en la Conferencia de la Organización de Estados Americanos (OEA). Frente a las evidencias de intervención de Estados Unidos en la política interna del país, y las hostilidades desencadenadas por la nacionalización del cobre, Palma golpeó la mesa: “¡Chile exige respeto a su soberanía!”.
 
Un documento impactante es la renuncia a su cargo de Ministro de Educación, la que fue transmitida por cadena nacional de radio y televisión el 24 de septiembre de 1972, frente al incremento de los conflictos desencadenados por la oposición que controlaba parte del movimiento estudiantil secundario. “Si mi renuncia sirve para calmar los ánimos, para que vuelva la cordura y se eviten nuevos enfrentamientos, estoy tranquilo y ojalá que así sea. Me voy con mi conciencia muy tranquila. No sé cómo la tendrán los que han provocado esta situación”, señalaba.
 
Hay también documentos polémicos, pero interesantes desde el punto de vista del análisis histórico, en que esboza elementos para un balance para la experiencia del Gobierno de la Unidad Popular, sobre todo en el ámbito de la educación y la cultura. Así por ejemplo, en una conferencia que impartió el 26 de junio de 1989 destaca que durante ese período “el Ministerio de Educación tuvo el porcentaje más alto del Presupuesto Nacional, alcanzando un promedio del 20%. El gasto per cápita en el rubro educacional durante el mandato de Allende subió a 54,08 dólares, el más alto en la historia de Chile”.
 
Añade que “se aseguró, además, matrícula para el ciento por ciento de los niños en la educación primaria, y recordemos que en dichas escuelas los alumnos recibían atención médica, medio litro de leche diaria, desayuno y almuerzo escolar gratuitos. En cuanto a la educación secundaria en 1973, el 52% de los jóvenes asistía a liceos, escuelas técnicas o institutos comerciales. No fue sólo eso: en 1970 había 126 mil alumnos no universitarios, ésta cifra llegó en 1973 a 593.000. De 79 mil alumnos universitarios que había al iniciarse el Gobierno, en 1973 la cifra alcanzaba 158.000”. Y subraya: “En agosto de 1973 el 37% de la población estaba estudiando o perfeccionando conocimientos”.
 
“En Chile floreció la actividad artística. Se fomentó la cinematografía, el ballet, el teatro, la música popular, ayudaron a cultivar nuestra propia identidad (…) Creció el interés por la lectura. Podemos recordar como en 1971, la Editorial Quimantú, fundada por el Gobierno de Allende, en dos años y medio publicó doce millones de volúmenes de 247 diferentes títulos, los que se vendían a precios populares y de esos 12 millones a la fecha del Golpe se habían vendido más 11 millones de libros, lo que es difícil superar. Esto resulta evidente cuando nuestra población escasamente excedía  de los 10 millones de habitantes”, afirma.