16 septiembre 2020
Por Alfredo Peña R.
Víctor Jara escribió su último poema dos horas antes de ser asesinado. Estaba preso en las gradas del entonces Estadio Chile, que hoy lleva su nombre. Cogió una libreta, un lápiz y empezó a garabatear con rapidez: "La sangre para ellos son medallas. La matanza es un acto de heroísmo ¿Es este el mundo que creaste, dios mío?".
Hace 47 años exactos el 16 de septiembre de 1973, la brutal dictadura cívico-militar de Pinochet se encargó de maltratar las manos al artista e intentó apagar la voz de Víctor Jara. No lo pudieron hacer...
Lo que ocurrió desde su detención y hasta su muerte aún está en investigación, pero los testimonios reviven los horrores desatados por la dictadura instaurada luego del golpe de Estado contra Salvador Allende.
El cantautor chileno fue militante del Partido Comunista y, a su vez, un referente internacional reconocido por apoyar la causa del Presidente Allende.
Su detención
Víctor Jara fue detenido por las fuerzas militares de Pinochet el 12 de septiembre de 1973 en la Universidad Técnica hoy Universidad de Santiago, donde hacía clases. Luego de su captura fue llevado al Estadio Chile, convertido en esa época en centro de detención arbitraria, de tortura y de crímenes. La universidad está a tres cuadras del estadio...muchos de esos detenidos fueron llevados a pie, la mayoría muy maltratados por "los valientes soldados" que los vigilaban con metralletas, fúsiles y tanquetas.
De acuerdo con las declaraciones de los propios militares del Ejército, en el lugar había un "escenario dantesco" por la cantidad de prisioneros que era de 5.600. Convivían en condiciones insalubres, sin comida y sin poder dormir. Fue allí donde escribió su último poema, titulado “Somos cinco mil”.
La tortura en la sentencia del juez especial
Víctor Jara escribió su último poema dos horas antes de ser asesinado. Cogió una libreta, un lápiz y empezó a garabatear con rapidez: "La sangre para ellos son medallas. La matanza es un acto de heroísmo ¿Es este el mundo que creaste, dios mío?". Tras el punto final, un soldado del ejército le agarró del brazo con violencia y se lo llevó al que fue su último destino. Finalmente, después de torturarle durante horas, el cuerpo del cantante fue encontrado el 16 de septiembre de 1973 con 44 balazos, varios dedos rotos, la lengua cortada y quemaduras de cigarrillos. La "voz del pueblo" fue silenciada para siempre fisicamente pero su voz retumba con más fuerza cada vez que se entona o se escucha.
La sentencia 16.379-2005 sobre el crimen de Víctor Jara y del Littré Quiroga del Ministro en Visita Miguel Vásquez de más de 345 hojas estremece. Con Víctor Jara y el entonces director de Prisiones, hoy Gendarmería, Littré Quiroga, unas verdaderas bestias humanas usando el uniforme del Ejército se ensañaron y violentaron los tres días en que estuvieron detenidos en el Estadio Chile, hoy Víctor Jara en la Alameda. Ambos esposados y amarrados de sus manos en la espalda e inertes.
El afamado autor de "Te recuerdo Amanda", "Luchín", "El derecho de vivir en paz" había llegado detenido allí desde la Universidad Técnica del Estado hoy Usach, donde hacia clases de Teatro. Littré Quiroga, Director de Prisiones, había sido llevado ahí desde el ministerio de Defensa donde se presentó voluntariamente. Fue incluso con su familia a entregarse, creyendo en que "como no he hecho nada, no me harán nada". Fue asesinado por militares del Ejército.
En la sentencia se señala que antes de rematar de 44 tiros a Víctor Jara, el cantaautor fue asesinado por el entonces Teniente del Ejército Pedro Pablo Barrientos de un disparo en su cabeza. Este oficial conocido como "El Príncipe" está fugado en Estados Unidos, y varios testigos lo inculpan: Barrientos "decidió jugar a la ruleta rusa con Víctor Jara, así que sacó su arma corta, acercándose a éste que estaba de pie, con sus manos en la espalda, ya que estaba esposado, haciendo girar la pistola, poniéndosela en la nuca y disparándole, por lo que cayó al suelo, pidiéndose ayuda por radio y concurriendo de inmediato personal paramédico, quienes lo pusieron en una camilla y se lo llevaron".
La ruleta rusa es un juego mortal que consiste en que un jugador coloque una o varias balas dentro de un tambor de revólver, gire el cilindro, coloque el cañón en su sien y presione el gatillo. Eso fue lo que hizo Barrientos. Al frente tenía a un hombre esposado, maltratado y desvalido.
Luego ya en el suelo, y boca arriba -lo más probable moribundo-, Víctor Jara es rematado en el piso de 44 disparos. Valientes soldados, que es lo más probable que pedirán indulgencia al Jefe de Estado.
En la primera parte de la sentencia aparecen los criminales, sus rangos con que jubilaron y sus edades. Van desde los 90 años y el más joven hoy tiene 68 años. Y fueron jubilados con rangos desde Teniente hasta un Brigadier. Y la mayoría viven en Vitacura y Las Condes y ya debieron haber ingresado a Punta Peuco.
Entre los sentenciados no hay conscriptos. Sólo oficiales. Y 9 de ellos maltrataron y se ensañaron con el artista. Los dedos y las manos fueron fracturados con las culatas de sus fusiles y con un linchaco, arma que usan los karatecas. Incluso, estos militares le pasaron una guitarra a Víctor Jara y le dijeron "canta ahora". Y uno de ellos, un abogado con rango de Coronel, Rolando Melo, encubrió el crimen y a los criminales. Pero 45 años después se conoció la verdad.
Dentro de toda esta maldad, hay rasgos de humanidad: Víctor Jara fue encontrado muerto por pobladores de lo que hoy es la comuna de Lo Espejo, cerca del cementerio Metropolitano donde lo botaron esos militares y fue llevado a la morgue. Los pobladores le limpiaron su rostro con agua. Le sacaron los rastros de sangre.
En la morgue, arriesgando su vida, un funcionario del Registro Civil, Héctor Herrera, lo reconoce y "guarda" su cadáver entre los más de 300 cuerpos que estaban en la morgue. Y se contacta con Joan Jara, su mujer a quién no conocía. Se juntan secretamente y deciden sacar el cuerpo rápidamente de la morgue. Incluso caminan con el féretro y con un carrito desde la morgue al Cementerio General -a 200 metros- donde Víctor Jara está sepultado actualmente. Si no es por esta acción, el afamado cantaautor podría estar entre los detenidos desaparecidos.
Sus victimarios y la justicia
El primer procesado por el asesinato de Víctor Jara, el comandante César Manríquez Bravo, era el jefe del improvisado campo de prisioneros que se instaló en el Estadio Chile.
En el mes de julio de 2018, el ministro en visita de causas de derechos humanos, Miguel Vázquez Plaza, condenó a 9 miembros del Ejército en retiro por su responsabilidad en los homicidios del cantautor Víctor Jara Martínez y del abogado y exdirector de Prisiones o Gendarmería Littré Quiroga Carvajal, crímenes ocurridos el 16 septiembre de 1973 en Santiago.
El magistrado sentenció a los miembros del Ejército Hugo Sánchez Marmonti, Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Haase Mazzei, Ernesto Bethke Wulf, Juan Jara Quintana, Hernán Chacón Soto y Patricio Vásquez Donoso a 15 años y un día por su responsabilidad como autores de ambos homicidios. Asimismo, los sentenció a 3 años de presidio por su responsabilidad como autores de secuestro simple de ambas víctimas.
En tanto, el oficial Rolando Melo Silva (abogado militar) purga una pena de 5 años y un día de presidio por su responsabilidad como encubridor de ambos homicidios y 61 días de presidio por su responsabilidad como encubridor de los secuestros.
Barrientos y su extradición
Pero Jara y el resto de los detenidos estaban bajo la custodia del teniente Pedro Barrientos, quien lideró las torturas y conspiró para asesinarlo. En todas sus declaraciones, Barrientos negó conocer en esa época al popular cantautor y haber estado en el Estadio Chile durante esos días, sin embargo, seis exsoldados aseguraron haberlo visto al menos unas 20 veces entre esos días.
El año 2013 la cancillería chilena emitió por primera vez los antecedentes del caso del asesinato del cantautor nacional Víctor Jara, muerto en septiembre de 1973, a las autoridades estadounidenses. El año 2015 pidieron complementar la información para dar curso a extradición de Pedro Pablo Barrientos, quien vive en Estados Unidos desde 1990. Allá se fugó este Teniente del Ejército en 1973 luego de la vuelta de la democracia.
El ex militar ya fue declarado culpable en ese país por torturar y asesinar a Víctor Jara, por medio de una demanda civil presentada por la familia del cantautor, que obligó a Barrientos a pagar una compensación por daños y perjuicios.
En 2016, Barrientos fue condenado a pagar a la familia 28 millones de dólares de indemnización por daños y perjuicios, lo que equivale a más de 25 millones de euros. En la actualidad es ciudadano estadounidense y residente en el Estado de Florida.
Su legado
Antes de su muerte, Jara trabajó por la justicia social y en su memoria el compromiso por la justicia continúa. Su mensaje estaba cargado de ternura adaptado al contexto de Chile de los setenta y ochenta.
Hoy sigue siendo una de las figuras de la canción latinoamericana de protesta y esperanza. Los torturadores no lograron lo que querían. Los versos de Jara recorren el mundo, su voz se escucha aún en la memoria de los pueblos y en Chile a fines del año pasado y este año 2020, se escuchan los sones de sus canciones.
Así, mientras Barrientos pasea como un hombre libre por Florida, cada año en Santiago de Chile se celebra el festival Mil Guitarras para Víctor Jara para conmemorar su vida y su música. Además, en 2003 el Estadio Chile cambió de nombre por otro radicalmente diferente: Estadio Víctor Jara.
"El derecho de vivir en paz"
Un grupo de artistas nacionales interpretó una de las canciones más populares de Víctor Jara "El derecho de Vivir en paz".
La interpretación cuenta con artistas como Roberto Márquez de illapu, Mon Laferte, Cami Gallardo, Denisse Malebran, Javiera Parra, Manuel García entre otros más.
Esta canción fue un símbolo durante el estallido social a partir del 18 de octubre de 2019.
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