por Carmen Gloria Arroyo 12 mayo, 2022
El Día de la Madre nos llenó de emociones, de recuerdos; creo que es indudable que el cariño más dulce, más importante y el que más nos impacta como personas es el lazo que tenemos con nuestras madres. Por eso, es el minuto adecuado para reflexionar sobre lo que tantas madres tienen que enfrentar para sacar adelante a sus hijos en nuestro país. Muchas viven una situación bastante desventajosa.
La maternidad es un camino, por lo general, duro. Y me refiero en particular a que en Chile la cantidad de hogares monoparentales alcanza un 13% y de ellos un 85% son encabezados por una mujer que cría sola a sus hijos. Ha habido libros, distintos escritores, que han dedicado a este tema largas líneas, desde la época de la colonia en adelante, sin embargo, esa realidad no ha cambiado mucho. La historia de mujeres solas con sus hijos sin padres sigue siendo una constante en nuestros análisis culturales y estadísticos.
Antes de la crisis sanitaria un estudio de la Universidad Católica decía que se podría llegar a sostener que la pobreza en Chile tiene rostro de mujer. Esto era la conclusión de una serie de datos que, a raíz de la pandemia, no solo se mantuvieron vigentes, sino que aparentemente se ahondaron y profundizaron. Uno de ellos, y quizás uno de los más importantes, es la cantidad de mujeres que crían solas a sus hijos. La gran cantidad de padres que no cumplen con la obligación de pagar la pensión de alimentos.
¿Por qué los hombres, a pesar de que muchos de ellos sienten devoción por sus propias madres, olvidan que las madres de sus hijos cumplen el mismo rol?
A esto se deben sumar otros antecedentes como que la mujer tiene mayor dificultad para ingresar al mundo laboral, y si es que llegan a hacerlo, según el INE (2020), obtienen un 20% menos de ingresos que el hombre. Por si fuera poco, ellas al jubilar reciben pensiones más bajas, no solo por sus salarios, sino por las grandes lagunas previsionales que deja la maternidad.
La sociedad espera -o esperaba- de las mujeres que sean las principales responsables de la crianza de sus hijos, como si los padres no fueran también parte del proceso. Estos estereotipos, que se hicieron parte de la cultura, dificultan todavía más que ellas puedan compatibilizar cualquier actividad remunerada con el trabajo de cuidado y las labores domésticas.
¿Es difícil ser mamá en este país? Super difícil. Y me pregunto, por qué los hombres, a pesar de que muchos de ellos sienten devoción por sus propias madres, olvidan que las madres de sus hijos cumplen el mismo rol. Eso es una gran incógnita y una deuda pendiente con las mujeres.
Espero que, en algún momento, todos estos antecedentes que hemos analizado en estas líneas sean por fin parte del pasado. Solo cuando eso quede atrás podremos desearles realmente un feliz día a todas nuestras madres.
- El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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