El cura genocida solicitó mudarse a una residencia en el barrio de Flores, si el TOF 1 lo deja libre. En las próximas horas, las autoridades de la institución rechazarán su solicitud, confiaron fuentes a Página/12.
Christian Federico Von Wernich, el excapellán de la policía bonaerense, no es bienvenido en la residencia para sacerdotes a la que quería trasladarse si el Tribunal Oral Federal (TOF) 1 de La Plata le concede la libertad condicional que está reclamando. Todo indica que en las próximas horas, el Hogar Sacerdotal “Mariano Espinosa” rechazará el pedido del cura condenado por crímenes de lesa humanidad para mudarse a la institución ubicada en el barrio porteño de Flores.
Von Wernich está detenido en la Unidad 34 de Campo de Mayo. Lleva casi 20 años privado de su libertad y pesa sobre él una condena a prisión perpetua. Según los cálculos de su defensora oficial, el represor de 85 años estará habilitado desde el próximo lunes a salir de la cárcel –siempre y cuando el TOF1 que lo juzgó y condenó a prisión perpetua se lo permita.
Para acceder a ese beneficio, el Servicio Penitenciario Federal (SPF) tuvo que hacer una serie de análisis. Entre ellos, una entrevista con el excapellán, quien le informó al servicio social que pretendía alojarse en el Hogar Sacerdotal “Mariano Espinosa”, ubicado en la calle Condarco al 581 de la Ciudad de Buenos Aires. La residencia –que lleva el nombre del cuarto arzobispo de Buenos Aires– se fundó en 1920 y fue uno de los lugares donde vivió Jorge Bergoglio antes de que fuera ordenado Papa. De hecho, es el lugar en el que Francisco había anticipado en el que viviría al retirarse.
El pedido de Von Wernich llegó en la mañana del jueves al director del Hogar Sacerdotal. Si bien la respuesta no se ha formalizado todavía, ya estaría tomada la decisión –aseguraron fuentes eclesiásticas– de rechazar el ingreso de Von Wernich.
Según consta en el expediente –y como reveló la semana pasada Página/12–, Von Wernich advirtió que su ingreso debería ser autorizado por Jorge García Cuerva, el flamante arzobispo de Buenos Aires. Sin embargo, la respuesta al TOF de La Plata saldrá desde el propio Hogar Sacerdotal, no desde el Episcopado ni el Arzobispado. Para García Cuerva, que acaba de asumir en reemplazo de Mario Poli, sería un bautismo poco agraciado darle la bienvenida a un hogar sacerdotal a Von Wernich, que en 2007 fue condenado por su participación en 35 casos de secuestros y torturas y en otro siete de casos de homicidios.
El TOF aún no se expidió sobre la posibilidad de que Von Wernich acceda a la libertad condicional. El excapellán tendrá que aportar otro domicilio y los jueces del TOF 1 de La Plata tendrán que pedirle opinión a la fiscalía y a las querellas. Se descuenta que las partes acusadoras van a oponerse porque Von Wernich nunca mostró arrepentimiento por los crímenes por los que fue condenado ni aportó información que pudiera contribuir a conocer el destino de los detenidos-desaparecidos o de los bebés apropiados, sobre todo teniendo en cuenta su cercanía con el jefe de la Bonaerense, Ramón Camps, y con el exdirector general de Investigaciones Miguel Osvaldo Etchecolatz.
Von Wernich se ordenó sacerdote en 1974. Para marzo de 1977 ya estaba trabajando en la Policía bonaerense. Cobraba un sueldo, se movía con chofer y tenía acceso a distintas mazmorras: Puesto Vasco, Pozo de Quilmes, la Brigada de Investigaciones de La Plata, la Comisaría 5ª y Arana. Camps llegó a hablar del rol de Von Wernich ante la justicia: “Los detenidos recibían asistencia espiritual y quien era el encargado de suministrar la misma era el sacerdote Von Wernich, incluso el sacerdote fue condecorado por la acción que tuvo y/o desarrolló con los detenidos”.
Una vida dedicada al mal
Posiblemente una de esas acciones haya tenido que ver con su relación con siete detenidos de la Brigada de Investigaciones de La Plata: Liliana Galarza, María Magdalena Mainer, Pablo Mainer, Domingo Moncalvillo, Nilda Susana Salamone, Cecilia Idiart y María del Carmen Morettini. Von Wernich era el nexo entre ellos y sus familiares. En un momento determinado les dijeron que iban a dejarlos en libertad y que los iban a ayudar para salir del país. Von Wernich fue parte de ese engaño.
Los planes de los hombres de Camps eran otros. Según declaró el policía Julio Emmed, a los siete detenidos los sacaron en tandas y los asesinaron. Algunos de ellos fueron llevados al cementerio de Avellaneda y otros a Puesto Vasco, donde habrían sido incinerados. “El cura me dice que lo que habíamos hecho era necesario para el bien de la Patria”, contó Emmed ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep). Al tiempo, Emmed fue asesinado.
En su declaración en el Juicio a las Juntas, Von Wernich desplegó todo su cinismo al contar que los acompañó cuando viajaron al Uruguay y que, antes del viaje, él les aconsejaba cómo no sentirse “homesick” –usó el término en inglés para referirse a sentir nostalgia– y cómo a él lo habían ayudado los discos de Carlos Gardel.
Si bien la respuesta que anuncian las fuentes eclesiásticas es positiva, aún queda pendiente un pedido que los organismos de derechos humanos le hicieron en 2018 al Papa para que expulse a Von Wernich de la Iglesia Católica. La expulsión nunca llegó.
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