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lunes, 17 de julio de 2023

COLUMNISTAS OPINIÓN POLÍTICA Gabriel una vez más se equivoca

No es posible aceptar la propuesta de Gabriel para conmemorar los 50 años.

Las diferencias entre los partidos políticos chilenos en algunos casos son realmente distantes y muy alejada de lo que en sus Declaraciones de Principios dejaron establecido.

Sentar en la misma mesa a los que llamaron al exterminio y los familiares maltratados, insultados y que en esos primeros años los condenaron como activista del plan zeta, sencillamente NO es posible. Hacer este llamado es un ataque certero a la memoria, a los años de recorridos de cementerios en cementerios y de boca a ojera para saber dónde están.

La derecha golpista en esos largos años de terror y muerte guardó silencio cómplice. Llegó a extremos de incomprensión absoluta, como por ejemplo cuando en la ONU el golpista Sergio Diez dijo que en Chile no había detenidos desaparecidos. Hoy su búsqueda es un asunto de Estado.

Los dolores sucedidos no necesitan las migajas de acuerdos como lo propuesto por Boric. La defensa de la vida está relacionada con el sector que siempre ha luchado por mejorar las condiciones de vida de millones de hombres y mujeres.

Gabriel no conoce el recorrido al cementerio cuando hubo que ir a enterrar a los nuestros. Los degollados, al Pepe Carrasco, a Rodrigo Rojas, toda esa generosa  memoria que nos envalentona. Lumi Videla, el chico Pérez o el Coño Villavela y ese notable en calle Santa Fe de chaquetón azul con solapas levantadas.

La derecha y sus legisladores en Chile ha defendido siempre a los dueños de las empresas, productores y exportadores. Sus propuestas de ley tienen ese perfil de sometimiento ante el gran capital, son los agentes pasivos/cómplices con más de una década de terror.

No es posible negar la complicidad del Poder Judicial, ese reconocimiento el día 13 de septiembre. Cuántas vidas se hubieran salvado si los jueces, esos semidioses hubieran actuado apegados al derecho. Un recurso de amparo posiblemente habría salvado a uno que está actualmente desaparecido, pero ellos lo negaron. La vida no valía nada. Agentes de la impunidad.

 

La izquierda y los partidos que fueron parte de la Unidad Popular ya han redactado su autocrítica, incluso osadamente han pedido perdón por haber sido parte de la radicalización del proceso de Salvador Allende. (1)

La derecha no ha reconocido jamás su cuota de responsabilidad. Se quedó en su esquina. Profesores de la UDI como Carlos Bombal entregaron listas de sus propios compañeros de universidad que pensaban diferente a ellos. Delatores.

El Partido Nacional con Onofre Jarpa, el partido Demócrata Cristiano con Frei Montalva y Zaldívar más otros, se esconden tras sus mentiras y mediocridad. Juntos alimentaron a Patria y Libertad. Trabajaron con vehemencia los paros de camioneros, obtuvieron pingues ganancias con el mercado negro. La derecha no se hace autocrítica porque su objetivo era el golpe militar. Su tarea cumplida la dignidad alcanzó solamente cuando desde los Estados Unidos comenzaron a recibir miles de dólares para desestabilizar al gobierno popular.

El Muro de Berlín no existe, la guerra fría y finalmente la URSS se llama actualmente Rusia. Esa falta de conocimiento de la historia hace que aquello es culpa que los izquierdistas que se comen las guaguas. La perversión está en el núcleo de la izquierda insisten majaderamente. Esos son unos perdedores eternos, no han ganado nada lo gritan cuando hay que subir los impuestos a los más ricos y entregarles el mar chileno a unas cuantas familias.

Sí hemos ganado. La UP les ganó y aquella fundamental victoria la celebraron más de un millón de personas, lo que sucede es que la derecha saca a sus guardianes uniformados a la calle para que les cuiden sus sagrados intereses.

El pasado quedó como quedó, no se puede meter mano o tratar de alterar el curso de los acontecimientos, queda sí aprendida la lección. Entre una de la más importantes es saber con quién se debe hacer el camino para determinados recorridos y poder dar pasos trascendentales. Para construir una mayoría.

No puede firmarse una carta en común porque no puede haber entendimiento en el victimario y la víctima, aunque el presidente lo reclame. Cuando hasta los días actuales hay más de mil personas que en condiciones de detenidos desaparecidos y donde actuaron agentes del estado de la DINA en sus inicios, y la CNI posteriormente.

La propuesta de Gabriel es débil, insuficiente, extremadamente alejada de las reivindicaciones que se mantienen vigente y que claman urgencia necesaria. Darle de comer en la mano a la derecha es traicionar no solamente el no poder cumplir el programa de gobierno, es abandonar el dolor, los insultos, las agresiones que por años han soportado familiares de los que no están.

En el libro LA JUSTICIA EN LA BALANZA de la Comisión Ética Contra la Tortura se detalla de forma certera los casos donde agentes del estado cometieron sus crímenes, los números en sus causas y las sentencias dictada. Frente a esta realidad irrefutable no existe explicación creíble de la UDI/RN/EVOPOLI y otros. El camino sigue siendo el mismo, la necesaria verdad, la necesaria justicia y la justa reparación. Sin aquello cualquier propuesta huele a traición.

Nos acercamos a los 50 años y las respuestas se siguen esperando. Lo mismo pide el actual congreso norteamericano por la intervención de la CIA en Chile. Entonces el valor militar es la nada misma y tampoco su nunca más. La mesa de diálogo de Ricardo Lagos fue el más absoluto fracaso y el intento de arropar impunemente a los criminales uniformados.

El paso de los años ha posibilitado que a muchos de los criminales no haya sido posible llevarlos a los tribunales, y los que se presentaron escondieron sus galones, sus estrellas, sus fotos y sin la mínima dignidad negaron saber nada de lo sucedido.

No existió la fuerte voluntad desde 1990 para exigir a los militares la información sobre detenidos desaparecidos y no sólo aquello, sino que también las negaciones fueron avaladas por los gobiernos de la concertación, por sus ministros de la defensa nacional. Dos cuestiones que no pueden ser pasadas por alto, la entrega de impunidad en la concertación y la negación de aportar con antecedentes a los tribunales en causas de derechos humanos.

A 50 años sigue el mismo discurso de los adversarios.

Se mantiene inalterable el negacionismo y en la memoria el rescate y salvataje del dictador para que no dé cuenta de sus actos, de sus crímenes. No fue la concertación quien encerró a Pinochet en Londres, fueron los familiares y todos los trabajadores en derechos humanos, los testigos, los torturados. El esfuerzo de Baltasar Garzón.

Discursos sacados bajo la manga como el de Gabriel, no hace que se cuestione el apoyo a sus intentos de presidente, pero en este caso, en este momento y con el actual cuadro de la política chilena es sencillamente inaceptable. Podrán existir quienes consideren esta propuesta como sabia y de un alto valor cívico/republicano. Otros serán espectadores de una notable voltereta que está a la altura de los tiempos y es sencillamente un golpe muy feo a la memoria.

Muy banal aquello que los problemas de la democracia se solucionan con más democracia. No es tan así, son incontables los ejemplos donde justamente es la democracia la asesinada. La puesta en tela de juicio. Los militares sostienen que ese concepto es un juego pequeño donde posibilita que ellos existan, y sean los portadores de la defensa de país a un elevado costo.

Firmar la propuesta de Gabriel constituiría una traición a la memoria. Dejar abandonados en el pasado a tantos y tantos como la gran piedra que lleva sus nombres a la entrada del cementerio general. Firmar junto a los herederos del golpismo se convertiría en una derrota que no es aceptada por la tozuda memoria.

Esta vez y una vez más Gabriel está equivocado.

 

Por Pablo Varas

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