El bloque conformado por la Democracia Cristiana, el Partido por la Democracia, el Partido Socialista, el Partido Radical, el Partido Progresista y Ciudadanos realizó ayer domingo 65 consultas ciudadanas a nivel nacional, no obstante haber fijado inicialmente que se realizarían en 85 comunas del país. Este fue finalmente el mecanismo adoptado para seleccionar candidatos únicos para alcaldes del pacto en un conjunto de comunas en disputa para las elecciones municipales de abril de 2021.
Lo primero que llama la atención y desconcierta a la ciudadanía es por qué no se realizaron en el marco de las primarias de gobernadores regionales y de alcaldes, reguladas y supervisadas por el Servel, el 29 de noviembre. El fracaso de las negociaciones para competir con el Frente Amplio (FA) y el Partido Comunista (PC) desembocó en esta respuesta improvisada para resolver diversas disputas que habían quedado encapsuladas a la espera de la unidad, que finalmente no se alcanzó por la decisión que adoptó el FA de inscribir lista solos para Gore.
A su vez, en el pacto Unidad Constituyente, la rebelión en varias comunas ante la decisión de los partidos y sus encargados electorales gatilló la decisión tardía de convocar a estas consultas ciudadanas para descomprimir las críticas internas que dejó la negociación. Algunas, como Ñuñoa, quedaron inexplicablemente fuera.
De este modo, los partidos del pacto, para mejorar su imagen frente a la ciudadana y sus propias bases en relación con que las designaciones de candidatos se acuerdan entre unos pocos, buscaron relegitimarse con sus militantes y simpatizantes ofertando esta modalidad no regulada de participación para la selección de candidatos.
El balance de este domingo no resultó muy alentador. El resultado es ambivalente, ya que mostró un simulacro de democracia en el exterior, pero con la persistencia de prácticas como el acarreo de militantes, adherentes y la falta de discusión sobre propuestas e ideas. Esto se podría haber evitado si –en vez de estas primarias no reguladas e improvisadas– se hubiera usado un mecanismo más apropiado para avanzar en la democratización de la vida pública y hacer más transparente la toma de decisiones colectiva.
En el pacto Unidad Constituyente, la rebelión en varias comunas ante la decisión de los partidos y sus encargados electorales gatilló la decisión tardía de convocar a estas consultas ciudadanas para descomprimir las críticas internas que dejó la negociación. Algunas, como Ñuñoa, quedaron inexplicablemente fuera.
La poca difusión y cobertura de medios, la desinformación de locales de votación y candidatos, unido esto a las dificultades que impuso el retroceso a Fase 2 en la Región Metropolitana, explican la discreta participación en las 65 comunas donde estas se pudieron realizar.
Sobre la elegibilidad de los candidatos, parece ser que se impone el fenómeno de personalización de la política. Ganan quienes tienen arraigo y trabajo en el territorio, independientemente de las estructuras partidarias. También observamos que candidatos y candidatas que abandonaron sus partidos porque sus opciones estaban bloqueadas para favorecer a candidatos del establishment, muestran nuevamente el intento por quebrar las prácticas oligárquicas que atenazan a todas las organizaciones políticas.
En esta línea, las directivas, pero en especial la del PS, tendrán que dar explicaciones. También tendrán que darlas algunos alcaldes incumbentes que se fueron para sus casas sin traspasar apoyo a los candidatos de sus partidos. La evidencia muestra que, cuando el incumbente y el desafiante movilizan ciudadanos para ganar la elección, naturalmente la participación aumenta. Esto no se observó en varias camunas donde sus actuales alcaldes no podrán competir por un nuevo periodo, debido a la ley que pone límite a la reelección.
Por su parte, la DC aparece como la gran ganadora de este proceso. La evidencia comparada muestra que hay correlación entre efecto de las primarias sobre la participación en los comicios siguientes, lo que le otorgaría a la falange una mejor proyección en la próxima contienda municipal.
De cualquier modo –y a juzgar por los resultados– está por verse si las primarias no reguladas contribuirán a mejorar la confianza en el sistema de partidos, que es el problema más complejo que enfrentan hoy las colectividades políticas.
Si bien es cierto la introducción del mecanismo de primarias representa un importante avance democratizador en el seno de los partidos en el actual contexto de crisis de representación política, los resultados de este domingo –en términos de participación, competencia y selección de candidatos– no puede hacernos caer en un excesivo optimismo acerca de que la introducción de primarias es, por sí misma, capaz de afrontar la creciente tendencia en nuestro sistema de partidos a la oligarquización y su privatización.
- El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario