Lacrimógenas en Plaza Dignidad: investigación inglesa registró concentraciones 135 veces superiores a límite establecido por Carabineros
Mapa de acumulación de gas CS en Plaza Dignidad. Fuente: Forensic Architecture
La agencia londinense, Forensic Architecture, midió la acumulación de gas CS durante el 20 de diciembre de 2019. Por momentos, las concentraciones también superaron 27 veces el nivel que entidades califican de “peligrosidad inmediata para la vida y salud”.
Hace exactamente un año, en el marco de protestas por el estallido social nacido el 18 de octubre, Carabineros lanzó 594 granadas de gas lacrimógeno CS (Ortoclorobenzolmalononitrilo) en Plaza Dignidad; a lo que se suma el uso constante de carros lanza gases durante la jornada
A petición de la organización No + Lacrimógenas –una agrupación vecinal cuyo objeto es visibilizar las consecuencias a la salud de los vecinos del uso de este armamento–, la agencia de investigación con sede en la Universidad Goldsmiths de Londres, Forensic Architecture (F.A.), midió la concentración del gas en la plaza.
INTERFERENCIA reproduce a continuación –y en paralelo a la publicación del estudio por parte de Forensic Architecture –los resultados alcanzados por la agencia inglesa; cuyo trabajo multidisciplinario se centra en investigaciones de violaciones a los derechos humanos en todo el mundo, incluyendo violencia de Estados, policías, ejércitos y corporaciones. (Revise acá la investigación en el sitio Forensic-architecture.org)
El 20 de diciembre de 2019 se registraron concentraciones de 54 mg/m3 de gas CS; 135 veces el límite de exposición de 0,4 mg/m3 que establece Carabineros para su uso, según lo establecido en el “Manual de Operaciones para el Control del Orden Público” de la institución, revelado por Ciper Chile.
Los descubrimientos de F.A. son dramáticos: por momentos y en promedio, aquel 20 de diciembre de 2019 se registraron concentraciones de 54 mg/m3 de gas CS; 135 veces el límite de exposición de 0,4 mg/m3 que establece Carabineros para su uso, según lo establecido en el “Manual de Operaciones para el Control del Orden Público” de la institución, revelado por Ciper Chile.
Además, la cifra supera en 27 veces los 2 mg/m3 que el Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional de Estados Unidos (NIOSH, por sus siglas en inglés) y la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional de EE. UU. (OSHA, en inglés) reconocen como Inmediatamente Peligroso para la Vida y la Salud (abreviado como IDLH, por sus siglas en inglés). Carabineros, en su manual, también reconoce esta cifra como concentración inmediatamente peligrosa. (Revise acá el IDLH de 2 mg/m3 para el agente irritante CS).
Los efectos nocivos del componente utilizado por Carabineros y otros cuerpos policiales del planeta han sido estudiados por distintos científicos alrededor del mundo.
Esta redacción publicó la investigación de los franceses Alexander Samuel, doctor en biología molecular y el Dr. André Picot, presidente de la Sociedad de Toxicología francesa; donde se da cuenta que el gas CS es responsable de generar cianuro en el organismo, un compuesto químico altamente tóxico y potencialmente mortal. Entre sus consecuencias, mencionan que exposiciones intensas y/o sostenidas en el tiempo al químico son un “gran factor de riesgo para el cerebro, hígado, riñones, ojos y el sistema gastrointestinal” de tanto manifestantes como policías. (Revise acá el artículo de este medio).
También, INTERFERENCIA dio a conocer esta semana una serie de estudios en Francia, Uruguay, Japón, Inglaterra y EE. UU. que dan cuenta que el CS es capaz de quemar la piel cuando se lo utiliza en los carros lanza agua; una práctica común y autorizada por Carabineros y otras policías del mundo. (Revise acá el artículo).
El trabajo de F.A. en Chile, levantado por un equipo multidisciplinario de 13 expertos, devela profundas falencias en el uso y manejo de químicos que acarrean serias consecuencias a la salud de quienes son expuestos a estos.
El trabajo de F.A. en Chile, levantado por un equipo multidisciplinario de 13 expertos, devela profundas falencias en el uso y manejo de químicos que acarrean serias consecuencias a la salud de quienes son expuestos a estos.
La investigación
En octubre, a poco tiempo de iniciado el estallido social en Chile, vecinos de los alrededores de Plaza Dignidad decidieron agruparse y formar No + Lacrimógenas, una organización cuyo objetivo era visibilizar las diversas consecuencias para la salud física y emocional del “uso excesivo e indiscriminado de gases lacrimógenos en zonas residenciales”.
Como agrupación, optaron por presentar un recurso de protección con el objetivo de restringir o prohibir el uso de gas lacrimógeno CS en el lugar. La instancia judicial fue declarada admisible, pero terminó siendo rechazada por los Tribunales de Justicia.
Es bajo este contexto que los miembros de la organización – que prefieren mantenerse dentro del anonimato luego de sufrir amenazas por parte de desconocidos – deciden contactar a la agencia de investigación de violaciones a los derechos humanos, Forensic Architecture, con quienes trabajaron en conjunto durante el año que duró el proceso de recopilación y análisis de datos.
Entre los trabajos de la agencia investigadora durante sus diez años de existencia, destacan estudios acerca de la explosión en el puerto de Beirut, la brutalidad policial en protestas de Black Lives Matter en EE. UU. y la utilización de fósforo blanco por parte de Israel durante ataques en Palestina; entre otros.
Junto a No + Lacrimógenas, decidieron analizar la concentración de gas CS en Plaza Dignidad durante un solo día, el 20 de diciembre de 2019; mismo día que dos carros lanza gases aplastaron a un manifestante en la intersección de avenida Vicuña Mackenna y la Alameda.
Para hacerlo, se apoyaron en Galeria Cima, un proyecto audiovisual dedicado a grabar desde un departamento adyacente a la plaza los enfrentamientos entre manifestantes y Fuerzas Especiales. El 20 de diciembre registraron todo lo que pasó en el lugar.
Entre las 20:30 y las 20:40, carabineros lanzó 82 de estos elementos. El gas CS liberado en el ambiente llegó a alcanzar promedios de un 2.700% superiores a la identificadas como de peligro inminente para la vida o salud.
Forensic Architecture tomó dicho registro y, a través de tecnología disponible en plataformas abiertas (Open Source Technology, en inglés), las especificaciones técnicas de las lacrimógenas utilizadas y la aplicación de un estudio de dinámica de fluidos; logró mapear y medir las concentraciones de dicho gas.
Utilizando un programa computacional, F.A. aplicó un algoritmo de reconocimiento de imágenes que logró identificar y posicionar cada granada lanzada en el lugar, dando con el total de la jornada: 594 lacrimógenas, marcadas con cruces moradas.
Entre las 20:30 y las 20:40, carabineros lanzó 82 de estos elementos, registrándose la máxima acumulación del gas. Es en este periodo en particular que el gas CS liberado en el ambiente llegó a alcanzar promedios un 2.700% superiores a la identificadas como de peligro inminente para la vida o salud según instituciones norteamericanas, y un 6.000% mayores que el límite de exposición establecido por Carabineros.
Los expertos de F.A. también mapearon la concentración del químico en el suelo, dando cuenta que, a raíz del viento, terrenos a varios metros de distancia de donde fueron lanzadas las granadas y liberados los gases de los “zorrillos” (nombre con que se conoce coloquialmente a los carros lanza gases).
El gas también terminó depositado en el río Mapocho, trasladando el gas tóxico a la producción de alimentos.
A modo de conclusión, la agencia investigadora londinense indica que el gas también terminó depositado en el río Mapocho, que sirve como recurso hídrico para distintas empresas agrícolas ubicadas río abajo, trasladando el gas tóxico a la producción de alimentos.
La investigación termina citando una denuncia presentada por la Comisión Chilena de Derechos Humanos contra la unidad de Control de Orden Público de Carabineros por el uso ilegal de armas químicas en contra de manifestantes en la plaza. “Los resultados de nuestra investigación apoyan y corroboran esta denuncia, y exigen la prohibición absoluta del gas lacrimógeno como arma química”, cierra.
Respecto a los resultados de la investigación, la Dra. Samaneh Moafi, investigadora senior en F.A., anuncia en un comunicado de prensa que “el espacio ubrano – las rotondas y las calles – han sido cruciales para las revoluciones durante el 2019 en Chile, Hong Kong, Lebano y otros lugares”, algo que han identificado las autoridades que “para suprimirlas han llenado el espacio aéreo con químicos tóxicos. Moafi, también, explica que “reportes médicos evidencian el impacto brutal” de estos químicos.
Martyna Marciniak, también investigadora de Forensic Architecture, concluye que “nuestro trabajo muestra que a pesar de la existencia de regulaciones para el uso de lacrimógenas, éstas simplemente no pueden ser implementadas de forma práctica ni se puede verificar su uso adecuado en el lugar”. Como resultado, los límites para el CS son “transgredidos en gran medida”, agregando que “pudimos demostrar […] que los niveles de toxicidad en el aire son muy peligrosos y probablemente provoquen consecuencias duraderas para la salud de manifestantes, además de impactar el medioambiente”.
A raíz de todo esto, Marciniak hace un llamado a prohibir el uso del gas.
A raíz de todo esto, Marciniak hace un llamado a prohibir el uso del gas.
Por su parte, desde No + Lacrimógenas puntualizaron a INTERFERENCIA que este análisis, con resultados alarmantes, muestra el uso del gas por parte de Carabineros durante un solo día, en un solo sector de Santiago. “Es urgente que, como sociedad, en un proceso constituyente que se inicia de la mano de la ciudadanía, reevaluemos el uso de medios represivos en todas las “zonas cero” del país; en Lo Hermida, en Antofagasta, Providencia, Concepción, Santiago Centro, en tantas poblaciones, villas y sectores, para por fin tener un país que resguarde la salud y el bienestar de los ciudadanos en el legítimo ejercicio de sus derechos”, expresaron.
El estudio de Forensic Architecture contó con la participación de los miembros de F.A., Dr. Eyal Weizman, investigador principal del casoDr. Samaneh Moafi, investigadora y coordinadora del proyecto; Martyna Marciniak y Bob Trafford.
También participaron los expertos Dr. Salvador Navarro Martinez y Dra. Anna Feigenbaum, incluyendo también la colaboración de Dra. Ángeles Donoso Macaya, Dr. César Barros A., Maricela Ramírez de AFI Woman, Camila Pérez Soto, Ignacio Farías, Francisca Benítez y Dr. Alexander Samuel.
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