Hace algunos días se vio la causa judicial por el secuestro y desaparición de la dirección clandestina socialista de Carlos Lorca, Ricardo Lagos, Ariel Mansilla, Rosa Solis, Michelle Peña, Carolina Wiff y otros. Los abogados de los militares autores de estos crímenes genocidas llegaron todos puntualmente, también los que representábamos a los familiares, pero los abogados del Partido Socialista no comparecieron a pesar que la causa estuvo en cuatro ocasiones en la tabla y que le avisé por whatsapp al presidente del (PS) y que este me agradeció por escrito.
Parece cosa casual, una imperdonable negligencia profesional, pero yo creo que es más que eso, es una decisión política que se lee clara en que ni siquiera se cambió al inasistente abogado, se ratificó. Ergo hizo lo que sus mandatarios querían.
El distanciamiento del PS con los Derechos Humanos ha sido constante y consistente en los últimos años. Lejanos están los años 1993 y 1994 en que la bancada parlamentaria socialista se opuso e impidió una ley de amnistía para el genocidio de la dictadura militar, como lo ha recordado Escalona, quien era diputado y ha señalado también que ya entonces había parlamentarios socialistas pro impunidad.
Desde la exitosa defensa de Pinochet en Londres llevada adelante por los cancilleres socialistas José Miguel Insulza y Juan Gabriel Valdés, la organización que actualmente usa el nombre de Partido Socialista no ha hecho nada por los Derechos Humanos. Antes lo contrario, según da cuenta la actuación del ex subsecretario Aleuy en la Araucanía y la aprobación de leyes represivas para el sr Piñera.
¿Qué pasó con los socialistas que en propiedad llamaban a su organización Partido Socialista en 1975?.
Luego del golpe de estado patrocinado por los norteamericanos en 1973, las fuerzas armadas se propusieron aniquilar físicamente a la izquierda chilena. Como militares que eran planificaron y dispusieron de los mandos, de los medios humanos y materiales y crearon la DINA, que las emprendió el año 1974 contra el MIR que aparecía como la resistencia más resuelta y radical; hecho esto y asesinado su secretario general Miguel Enríquez todo indicaba que la prioridad para el año siguiente la tenía el Partido Comunista.
Sin embargo, se puso en la lista del genocidio del año 1975 al Partido Socialista y se dejó para el año 76 a los comunistas.
¿Qué hizo cambiar las prioridades al general Contreras?, que dicho sea ya estaba reclutado al pago mensual mediante por la Central de Inteligencia Americana, CIA.
El socialismo se había escindido entre la continuidad de la dirección del 73 (que tenía muchos muertos, encarcelados y desaparecidos) y la Coordinadora Nacional de Regionales que era la síntesis de regionales muy importantes y numerosos ( Regionales Santiago Centro y Norte, más el regional Concepción).
Políticamente el PS estaba dividido en tres corrientes, una corriente procomunista que se expresaba en la dirección clandestina del PS encabezaba por Exequiel Ponce que proponía (documento de Marzo) una unidad amplia de la oposición incluidos los democratacristianos en el estilo de los Frentes Populares de Jorge Dimitrov, otra corriente que recogía la radicalidad de las bases que se expresaba en la Coordinadora Nacional de Regionales y que se plasmó en las resoluciones del pleno de la Habana de 1975 y una tercera que se hacía una autocrítica en Berlín.
Los norteamericanos iniciaron a una doble operación contra el socialismo chileno. Una de cooptación hacia la socialdemocracia en el exterior que culminó ese año 75 con Carlos Altamirano respaldando en Madrid junto a Palme, Mitterrand y Willy Brand el golpe de estado interno que Felipe González y Alfonso Guerra le dieron a la izquierda histórica del Partido Socialista Obrero Español. Que ese encuentro en Madrid, ¡ con Franco vivo ¡, era de paternidad americana, ya es cosa históricamente sabida.
Esa operación de largo aliento tuvo su momento estelar con el arribo de Ricardo Lagos Escobar a La Moneda. Detenido este luego del atentado a Pinochet su primera visita fue el embajador norteamericano, más claro echarle agua.
Al 75 en el interior de Chile era necesario aniquilar la dirección clandestina de Exequiel Ponce, pues esta podía salir al exterior y dar al traste con la operación de cooptación a largo plazo que los americanos hacían sobre el PS en el Europa.
La cooptación a la socialdemocracia europea y pro norteamericana, implicó a la larga cuatro tesis: abandono del marxismo, fin a la unidad de la izquierda (socialista comunista) para reemplazarla por una convergencia con la democracia cristiana, abandono de la idea de un frente de trabajadores manuales e intelectuales y aceptación del capitalismo.
Cuando se vio la causa judicial por la desaparición de la dirección clandestina del PS, la relatora judicial destacó en varias oportunidades un informe de la CIA de su estación Santiago sobre la suerte de los socialistas presos. De una parte afirmaban saber que estaban presos y de otra señalaban que Pinochet mentía cuando negaba los secuestros. Dos preguntas. ¿Porqué le interesaba a la CIA la detención de socialistas marxistas?, ¿cómo sabían que Pinochet mentía cuando negaba?. Obvio que su informante era Manuel Contreras, sus preguntas no eran para interceder por sus vidas, claramente querían verificar el cumplimiento del sicariato.
Figura estelar en esas acciones genocidas fue el traidor Jaime López Arellano, quien intentó incluso crear una dirección teledirigida por la DINA. Esta última infiltró los grupos de combate de la Coordinadora Nacional de Regionales; en ambas operaciones estuvo el agente Armando Fernández Larios actualmente protegido en EEUU, luego de su participación como testigo delator del asesinato Orlando Letelier.
El socialismo chileno nació con la república socialista en 1932 y con el Partido Socialista en 1933. Tuvo cuatro definiciones fundamentales: 1.- Un marxismo abierto y crítico “enriquecido y rectificado por todos los contante aportes del devenir social”. 2.- Un rechazo a los vaticanos ideológicos internacionales, tanto de la II como de la III internacional. 3.- Una política más allá de la clase obrera a partir del concepto de trabajadores manuales e intelectuales. 4.- Una república democrática de Trabajadores no una dictadura del proletariado con la deificación de un Estado omnipotente como en la URSS.
Como se aprecia ese socialismo no tiene nada que ver con las definiciones y prácticas de quienes dirigen una organización que actualmente usa el nombre de partido socialista.
Las ideas del socialismo chileno, el de Grove y Allende, hibernan, pero despertarán pues son necesarias al país y teóricamente tienen vigencia. Despertarán quizás con otro nombre, pero despertarán.
Cuando se acercaba el fin de la dictadura los norteamericanos citaron a Washington a los que serían luego los dirigentes de la Concertación, les llenaron los bolsillos de dólares y la cabeza de instrucciones, que fueron básicamente tres: 1.- Se respeta el modelo económico, 2.- Pinochet y los militares no se tocan 3.- Fuera los comunistas de todo y se aniquila la izquierda radical. Acepten y el negocio, es de ustedes. Hoy se sabe quiénes fueron y las fechas de las reuniones.
Al vaciamiento ideológico del PS a la mutación de un partido que apoyaba la revolución cubana en un partido de centro derecha contribuyeron los venidos del Mapu, Enrique Correa, Oscar Guillermo Garretón, José Miguel Insulza y José Antonio Viera Gallo.
La última rebelión de verdad del socialismo chileno se produjo en 1993 encabezada por Mario Palestro que terminó siendo expulsado del PS, eso fue expulsar al socialismo chileno del PS.
La historia se repite dos veces decía Hegel una vez como tragedia y otra como sainete. La grandiosa embestida patriótica de José Manuel Balmaceda, teniendo como eje la recuperación de la riqueza nacional se repitió como grandiosa y noble tragedia con Salvador Allende y ahora se repite como sainete con la propuesta de candidatura presidencial de Paula Narvaez, que surge no del pueblo chileno sino de la burocracia internacional rentada por los Estados Unidos de Norteamericana y sus becarias del Colegio Hemisférico de Defensa , centro de adoctrinamiento del Pentágono.
ROBERTO AVILA TOLEDO
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