Desiertos floridos en los hospitales
por Doris Erlwein 1 octubre, 2022
Así como el norte de Chile brilla de colores por el maravilloso fenómeno del desierto florido, queremos que todos los jardines de los hospitales públicos se llenen de flores y de árboles acogedores. El ser humano y la naturaleza son parte de un mismo todo y cada vez que rompemos ese equilibrio, hay sufrimiento. Por eso, los espacios de encuentro con la naturaleza son clave para la salud y no solamente un elemento estético.
Una caminata por la plaza, parque o jardín es mucho más que una buena manera de disfrutar. Es un espacio para reducir el estrés, mejorar el ánimo e incluso reducir el dolor. En Fundación Inspira lo sabemos y eso nos ha dado la fuerza para crear, recuperar y cuidar jardines sanadores durante 10 años. Estos jardines están en los hospitales del Salvador, Luis Calvo Mackenna, Roberto del Río y Antiguo San José. La iniciativa se ha extendido también a Coaniquem, el Pequeño Cottolengo y el colegio Santa Lucía, que atiende a niños y niñas con ceguera o baja visión.
Como fundación nos enorgullece cumplir este año una década rescatando rincones olvidados o abandonados, para transformarlos en espacios de bienestar físico y de contención emocional y espiritual para las miles de personas que mensualmente circulan o permanecen en los hospitales. Tanto los pacientes como el personal médico son sus usuarios y quienes se benefician de sus floraciones, de sus espacios de luz y sombra y de su accesibilidad universal. Estos espacios verdes son diseñados y desarrollados junto a la comunidad hospitalaria, por lo tanto, son los vínculos de confianza y colaboración los que los mantiene vivos.
Así como en el desierto florido son muchos los tipos de flores que se relacionan con insectos, reptiles, aves y mamíferos, en los jardines sanadores también hay una maravillosa interacción que sostiene la vida: se inicia con un levantamiento participativo de expectativas y necesidades de la comunidad hospitaria; luego paisajistas lo convierten en una propuesta que incluye espacios de vegetación, mobiliario adecuado y áreas de descanso y contemplación. Finalmente, funcionarios del hospital trabajan en la recuperación de este espacio y posteriormente son las voluntarias y voluntarios de la Fundación Inspira quienes se hacen cargo de la mantención de estos patios.
La evidencia científica tiene cada vez más evidencia que respalda lo que muchos hemos experimentado: la naturaleza sana. Diversos estudios han mostrado aportes específicos para restablecer el poder de concentración, reducir la agresividad, aumentar el bienestar físico y favorecer la recuperación de pacientes que han tenido operaciones quirúrgicas o cuadros cardiovasculares. Es maravillosamente simple: en estos patios sanadores, la naturaleza actúa como puente para que mente, cuerpo y espíritu se sincronicen para florecer.
- El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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