- 13 July 2023
Por Oscar Reyes P.
Para María Olga Lutz, en la foto, la muerte de su padre en 1974, el entonces General del Ejército Augusto Lutz, es un asesinato y que se enmarca dentro de la purga que llevó a cabo Pinochet dentro de esa institución armada, luego de auto designarse “Jefe Supremo de la Nación”. Con este singular nombramiento, el dictador tuvo en sus manos todo el poder político y el poder militar y como señaló algunas veces a los medios de comunicación, en Chile "no se movía una hoja sin que él no supiera".
María Olga Lutz vive en España y permanentemente viaja a Chile para seguir con esa llama interna, de establecer fehacientemente cómo murió su padre, que era el jefe de los servicios de Inteligencia del Ejército para el Golpe de Estado en 1973.
El uniformado era conocido dentro del Ejército como un general constitucionalista y con claro liderazgo dentro la institución armada. Conocedor de ese liderazgo, luego del golpe, Pinochet envia al "exilio" a Lutz como jefe militar e Intendente en Punta Arenas. Bien lejos del poder político y militar.
Luego de un cóctel en esa ciudad, Lutz comenzó a sentirse mal. Es trasladado de urgencia desde la austral ciudad a Santiago. En el Hospital Militar de la capital, lo espera el médico y uniformado Patricio Silva Garín. Lo opera y Lutz muere el 28 de noviembre de 1974. En el mismo año y lugar donde fallece el ministro del Interior y Defensa de Allende, José Tohá, padre de la ministra Carolina Tohá, hoy caratulado como "homicidio" y que la dictadura señaló que era un suicidio.
Silva Garín en esa época era mayor de Ejército y fue condenado en primera instancia por el juez Alejandro Madrid a la pena de 10 años de cárcel por el homicidio del expresidente Eduardo Frei Montalva. Falleció hace más de tres años.
María Olga Lutz relata a Cambio21 cómo, a su juicio, ambos casos se vinculan.
Y cuenta que incluso sostuvo un encuentro con Pinochet en el entonces Edificio Diego Portales, sede de los primeros años de la dictadura, hoy Gabriela Mistral, para conocer de su boca la muerte de su padre, en la foto de abajo: "Fue una enfermedad" le dijo el dictador...
¿Que opina respecto a los 50 años que conmemoran el golpe de Estado?
A cincuenta años del Golpe de Estado, se encuentran ya suficientemente documentados los crímenes perpetrados
por la dictadura encabezada por Augusto Pinochet.
La Comisión Rettig, la Comisión Valech, las miles de causas judiciales, certifican las desapariciones forzadas, las
ejecuciones sumarias, la prisión política y la tortura practicada desde el inicio y hasta el último día con métodos
cruelmente sofisticados.
Sin embargo, hasta ahora, se conoce muy poco respecto de la dura purga interna practicada
por Pinochet al interior del Ejército. Todo indica que, al igual que lo han hecho otros dictadores, Pinochet se deshizo
rápidamente de todos aquellos que no le fueron del todo leales o que de una u otra forma podrían haberle disputado
su liderazgo al interior del Ejército.
¿Qué militares de alto rango sufrieron la persecución y la violencia de la dictadura?
Una gran parte de aquellos militares de alto rango que tuvieron un rol protagónico en la planificación y ejecución del
Golpe de Estado fueron pasados a retiro, pero hubo otros generales que perdieron la vida. El caso más conocido y el
primero en ser juzgado, fue el asesinato del ex Comandante en Jefe del Ejército, General Carlos Prats, en
septiembre de 1974, en Buenos Aires, mediante una bomba adosada por debajo de su vehículo. En este atentado realizado por la DINA murió también la esposa del General Prats, Sofía Cuthbert. El caso es bien conocido y está sentenciado, tanto en Chile como en Argentina. En suma, es la historia de un Comandante en Jefe que ordena la muerte de su predecesor, “no vaya a ser que se le ocurra disputarle el poder”. Esto es brutal.
Muerto Prats, le seguirían dos hombres leales a Pinochet que mueren en extrañas circunstancias. Los Generales Oscar Bonilla y Augusto Lutz quiénes se opusieron a los métodos del entonces Coronel Contreras y la recién creada Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Además, se opusieron a la designación, o mejor dicho auto designación de Pinochet como “Jefe Supremo de la Nación”.
Un nombre muy pretencioso para un dictador...
Sí, por muy pretencioso que hoy nos pueda parecer este título, Pinochet se erigió en este nuevo cargo el 26 de junio
de 1974, mediante Decreto Ley N° 527 de la Junta Militar, asumiendo en exclusiva el Poder Ejecutivo. En ese
momento se acaba la promesa de rotar entre todos los Comandantes en Jefe la presidencia de la Junta Militar y la
jefatura máxima del Estado. Poco antes, en marzo de 1974, también se había echado por tierra aquella idea original de
un gobierno breve, plasmado en el Bando Militar nº5 dictado el mismo día 11 de septiembre de 1973, en el que se
señalaba que las Fuerzas Armadas habían asumido el Poder “por el solo lapso en que las circunstancias lo exijan”.
Ahora, la Junta había cambiado de parecer y así lo hicieron saber en la “Declaración de Principios del Gobierno de
Chile”, del 11 de marzo de 1974, en el cual la Junta Militar señalaba: “Las Fuerzas Armadas y de Orden no fijan plazo
a su gestión de Gobierno, porque la tarea de reconstruir la moral, institucional y material al país, requiere de una acción
profunda y prolongada”.
Ante este cambio de guión de Pinochet, los indeseables debían ser eliminados, que incluían a altos mandos del Ejército.
General Bonilla, segundo de Pinochet, muere en un extraño "accidente"
¿Es posible que la muerte del general Bonilla, en la época un militar muy cercano y que era el segundo de Pinochet, inluso llegando a ser ministro del Interior, y que el presunto accidente de su helicóptero haya sido
provocado porque Bonilla no estaba de acuerdo con Pinochet y sus ideas?
Ello parece indudable. Como sabemos por las declaraciones de uno de los hijos del General Bonilla, éste fallece a consecuencia de un extraño accidente en helicóptero en el que viajaba, cuando inexplicablemente se desplomó, muriendo el General y los demás ocupantes. Esto sucedió a los tres meses de la muerte de mi padre, el general Lutz y a los 6 meses del asesinato del general Prats. Desde un principio y hasta ahora esta secuencia es un elemento más de sospecha de una intervención de la DINA.
¿De qué manera el giro político realizado por la Junta Militar que usted menciona afectó en su padre, el general Lutz?
La mera eliminación violenta no era conveniente en este caso, había que buscar otras vías más sofisticadas. Mi padre, el
General Lutz comenzó a sentirse mal tras un cóctel, cinco meses después de haber sido nombrado Comandante en
Jefe de la XII División e Intendente de Punta Arenas.
Manifestó una repentina crisis tras una antigua úlcera que llevaba años sin ninguna señal de molestia. De pronto
le vino un sangrado inexplicable, una operación sin éxito y su tortuoso traslado en avión hasta Santiago, para ser operado
en el Hospital Militar por el doctor, mayor del Ejército y muy ligado a la DINA, Patricio Silva Garín, el mismo médico que
está involucrado en el magnicidio del ex presidente de Chile Eduardo Frei Montalva.
De alguna forma, la muerte de su padre, es muy similar a lo que pasó con el expresidente Frei Montalva...
Así es. En la causa que iniciamos en diciembre 2017 y en el proceso del presidente Frei quedan reflejados muchos incidentes. Allí declaró el doctor Patricio Silva Garín, señalando un confuso incidente con una sonda de drenaje. En una declaración señaló que no tuvo mayor trascendencia, pero a la familia le manifestó que le había provocado una peritonitis lo que obligó a otra intervención quirúrgica más. Al igual que el expresidente Frei, Lutz muere por una septicemia generalizada, luego de una operación que, inicialmente, había sido todo un éxito. Las similitudes no acaban aquí. Mi padre, el General Lutz alcanzó a comunicar a su esposa en una pizarra o cartón, “sáquenme de aquí”, mientras que el presidente Frei escribió en un papel “sáquenme de aquí inmediatamente". Las similitudes son tantas que, en los alegatos en la Corte Suprema, el abogado el Consejo de Defensa del Estado, Daniel Martorell, hacia el final de su intervención, no pudo dejar de mencionar la muerte de mi padre, el General Lutz.
¿La querella que se presentó por el homicidio del general Lutz ha contribuido a esclarecer los hechos que
usted indica?
En 2017 se inició una investigación por denuncia del Programa de Derechos Humanos, seguida de una querella
presentada por mí, que soy licenciada en derecho, con el patrocinio del abogado Alberto Espinoza y ahora, además,
del letrado Rodrigo Lledó.
Purga en el Ejército y Pinochet con todos los poderes
¿Por qué ahora y no antes?
No es nada fácil este tema para quienes, también, formamos parte de la familia militar. Por ello entiendo que respecto de
la muerte del General Bonilla, hasta el día de hoy, no haya existido una investigación independiente, aunque todo indica
que tanto Bonilla como Lutz fueron purgados en el preciso momento en el que hay un golpe de timón y Pinochet
concentra sobre sí todo el poder ejecutivo más todo el poder militar, pues junto con la designación de Jefe Supremo de la
Nación, se hicieron cambios en la normativa castrense que en la práctica otorgó todo el poder a Pinochet sobre
destinaciones, ascensos y retiros. A esto se suma el nuevo organismo de inteligencia, la DINA, que dependía
exclusivamente de Pinochet y que le rendía cuentas diariamente sólo a él. A nadie más...
En 2018 se realizó la exhumación de los restos mortales de su padre, el General Lutz, sin que, tras los análisis, se haya podido confirmar o descartar la intervención de terceros en la causa...
Por desgracia, la investigación por el presunto asesinato de mi padre, ha sido cerrada hasta en tres ocasiones por la ministra en Visita Extraordinaria Paola Plaza, a cargo de las indagaciones. Para la jueza, es imposible saber la verdad de
lo sucedido con Lutz, porque la ficha médica desapareció. Curioso, por decir lo menos, porque en el
caso Frei Montalva tampoco apareció nunca la ficha médica y aún así se ha podido reconstruir lo sucedido. Cabe
recordar que fue la misma ministra Paola Plaza, la que integró el tribunal de alzada que absolvió el caso Frei y liberóde culpa a todos los condenados por el juez Alejandro Madrid.
"No todos los militares fueron fascistas"
Usted es hija de un militar que llegó al más alto rango dentro del Ejército. ¿Por qué solo algunos militares respetaron la Constitución y otros se transformaron en criminales, cometiendo graves delitos contra los derechos humanos?
Las vicisitudes judiciales, son extensas y agotadoras, para averiguar la verdad de lo sucedido con uno de los
generales constitucionalistas, leales a Carlos Prats y heredero de la doctrina Schneider, de respeto irrestricto a la
Constitución y a la legalidad. Los abogados de la causa y yo opinamos que estos hombres se merecen un
reconocimiento, y las familias alivio, verdad y justicia.
La causa del General Lutz está en apelación, donde se decidirá si se sigue investigando o se da todo por terminado sin un veredicto claro. Pero creemos que es importante llegar hasta el final, porque el país debe saber que no todos los militares fueron fascistas, pero sí que una parte de ellos con la protección de Pinochet y la condescendencia de otros, se hicieron con el poder absoluto, libres de cualquier límite y control democrático por parte de las instituciones. De esa forma pudieron cometer impunemente miles de crímenes, incluidos aquellos perpetrados para purgar dentro del Ejército a sus propios camaradas.
En los últimos meses, algunos sectores de la derecha han ensalzado la figura de Pinochet y del Golpe de Estado. ¿Qué le parece?
Si creemos en la democracia no podemos defender la impunidad. Hay que dar una muestra firme de rechazo y
condena del golpe militar. En este sentido tenemos algunas manifestaciones que han pasado desapercibidas. Me refiero
a la condena pública, realizada hace muy poco tiempo por el ex Comandante en Jefe del Ejército general Ricardo
Martínez con ocasión de la rendición de cuentas de su mandato. En dicho acto dio a conocer, con la oposición del
ministro de defensa del presidente Piñera, un informe de carácter institucional, consensuado con el cuerpo de
generales, condenando los cobardes y repudiables hechos mencionados como el asesinato del general Prats y su
esposa, así como la “caravana de la muerte” que se paseó por todo Chile sembrando el terror y la muerte. Si este
reconocimiento ya se hizo en su día, con mayor razón hoy debe reeditarse, ahora que se cumplen 50 años del quiebre
de nuestra democracia y de la legalidad, actos repudiables que respondieron a intereses que poco o nada tienen que
ver con los valores patrios y el verdadero honor militar.
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