Birmania: Suu Kyi ya es una mujer libre
Luego de permanecer siete años de arresto domiciliario dictada por la junta militar, la Premio Nobel de la Paz dijo a sus seguidores, frente a su vivienda, que “debemos trabajar juntos para lograr nuestro cometido”. El domingo pasado se celebraron las primeras elecciones parlamentarias en este país en veinte años y su liberación parece producirse en un contexto político nuevo.
por BBC Mundo
Tal como se preveía, la líder opositora birmana Aung San Suu Kyi fue liberada este sábado por la junta militar de su país tras cumplir siete años de arresto domiciliario.
Según informa el corresponsal de la BBC Adam Mynott desde la puerta de la casa de la líder en Rangún, la recién liberada saludó a sus seguidores frente a su vivienda y dijo: “Debemos trabajar juntos para lograr nuestro cometido”.
Mynott agrega que la multitud que se congregó para recibirla es gigantesca y que se viven escenas “extraordinarias” y “emotivas”.
Miles de personas esperaban a Suu Kyi fuera de su vivienda, después de que las autoridades quitaran las barreras de seguridad frente al complejo, aumentando las expectativas sobre su inminente excarcelación.
La agencia Reuters informa que la activista y premio Nobel de la Paz fue visitada en su casa por un médico y un abogado y que las autoridades ordenaron la salida de los policías apostados fuera de su hogar.
La activista, Premio Nobel de la Paz, pasó detenida 15 de los últimos 21 años y su orden de arresto domiciliario concluía este sábado.
El secretario general de Amnistía Internacional, Salil Shetty, saludó la noticia pero agregó que “si bien la liberación de Aung San Suu Kyi es ciertamente bienvenida, sólo marca el final de una sentencia injusta que se extendió de manera ilegal, y no es una concesión por parte de las autoridades”.
“El hecho es que las autoridades nunca deberían haber detenido ni a ella ni a muchos otros prisioneros de conciencia en Birmania, dejándolos fuera del proceso político”, agregó.
“El hecho es que las autoridades nunca deberían haber detenido ni a ella ni a muchos otros prisioneros de conciencia en Birmania, dejándolos fuera del proceso político”, agregó.
Viernes incierto
El último período de la pena de arresto domiciliario se cumplió este sábado y se decía el viernes que los documentos permitiendo su liberación ya estaba firmados.
Sin embargo, las autoridades birmanas se limitaron a guardar silencio durante todo el día, afirma el corresponsal de la BBC en la vecina Tailandia, Alastair Leithead.
Los partidarios de Kyi esperaron ansiosamente frente a la sede general de su partido en Rangún, la capital de Birmania, mientras que frente a la casa de Kyi, en Avenida Universidad, no cesaba la actividad policial.
La ganadora del Premio Nobel de la Paz tiene 65 años y buena parte de los últimos veinte los ha pasado presa en su propia casa.
Sin embargo, las autoridades birmanas se limitaron a guardar silencio durante todo el día, afirma el corresponsal de la BBC en la vecina Tailandia, Alastair Leithead.
Los partidarios de Kyi esperaron ansiosamente frente a la sede general de su partido en Rangún, la capital de Birmania, mientras que frente a la casa de Kyi, en Avenida Universidad, no cesaba la actividad policial.
La ganadora del Premio Nobel de la Paz tiene 65 años y buena parte de los últimos veinte los ha pasado presa en su propia casa.
Primeras elecciones
El domingo pasado se celebraron las primeras elecciones parlamentarias en Birmania en veinte años. La liberación de Suu Kyi parece producirse en un contexto político nuevo.
Según el gobierno militar, éstas marcaban el comienzo de la transición del poder a la sociedad civil.
Cuatro días después, la prensa estatal daba a conocer los resultados: el partido Union, Solidaridad y Desarrollo (USDP) que tiene una relación estrecha con los militares, había asegurado la mayoría en ambas cámaras del parlamento.
El partido de Aung San Suu Kyi, la Liga Nacional por la Democracia, había ganado las elecciones de 1990, pero no se le dejó asumir el poder.
En estos comicios, la LND recibió órdenes de disolverse, tras rehusar participar en el proceso eleccionario.
Sus militantes, sin embargo, han continuado con la actividad partidaria mientras esperaban la liberación de su dirigente máxima.
Según el gobierno militar, éstas marcaban el comienzo de la transición del poder a la sociedad civil.
Cuatro días después, la prensa estatal daba a conocer los resultados: el partido Union, Solidaridad y Desarrollo (USDP) que tiene una relación estrecha con los militares, había asegurado la mayoría en ambas cámaras del parlamento.
El partido de Aung San Suu Kyi, la Liga Nacional por la Democracia, había ganado las elecciones de 1990, pero no se le dejó asumir el poder.
En estos comicios, la LND recibió órdenes de disolverse, tras rehusar participar en el proceso eleccionario.
Sus militantes, sin embargo, han continuado con la actividad partidaria mientras esperaban la liberación de su dirigente máxima.
Repercusiones
Un cuarto de los escaños del parlamento en ambas cámaras están reservados para los militares. Cualquier cambio constitucional requeriría de una mayoría de 75%, lo que significa que el estamento militar continúa teniendo la palabra final en cuanto a leyes.
Sin embargo, no son pocas las presiones que soporta el régimen militar para que se abra a la democracia. La convocatoria a elecciones fue un intento de pregonar una presunta modernización.
Respaldando a la oposición, muchos gobiernos occidentales y grupos de derechos humanos dijeron que las elecciones no eran ni justas ni libres.
El embajador británico en Birmania, Andrew Heyn, le dijo a la BBC que tanto su país como la Unión Europea habían presionado para que la libertad de Aung San Suu Kyi no estuviera sujeta a condiciones.
Heyn dijo que su liberación tendría “un impacto significativo”.
En eso confían sus partidarios, que la esperaron contra viento y marea.
Sin embargo, no son pocas las presiones que soporta el régimen militar para que se abra a la democracia. La convocatoria a elecciones fue un intento de pregonar una presunta modernización.
Respaldando a la oposición, muchos gobiernos occidentales y grupos de derechos humanos dijeron que las elecciones no eran ni justas ni libres.
El embajador británico en Birmania, Andrew Heyn, le dijo a la BBC que tanto su país como la Unión Europea habían presionado para que la libertad de Aung San Suu Kyi no estuviera sujeta a condiciones.
Heyn dijo que su liberación tendría “un impacto significativo”.
En eso confían sus partidarios, que la esperaron contra viento y marea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario