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domingo, 10 de noviembre de 2013

“El Fanta” se confiesa por el caso Degollados en “La Noche de los Corvos”

“El Fanta” se confiesa por el caso Degollados en “La Noche de los Corvos”
Fuente la Nacion.cl

Libro de los abogados querellantes Nelson Caucoto y Héctor Salazar incluye entrevista a Miguel Estay Reyno (en la foto), condenado a presidio perpetuo por uno de los crímenes más brutales de la historia de Chile.

Miguel Arturo Estay Reino (61), alias “El Fanta” y “Samuel”, proporcionó el corvo atacameño con que degollaron a José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino en marzo de 1985. Lo tenía colgado en una oficina de la Dirección de Comunicaciones de Comunicaciones de Carabineros (DicImagen foto_00000002omcar) de calle Dieciocho en la capital.
El entonces director de la Dicomcar, coronel Luis Fontaine –asesinado en 1990 por el FPMR-, ya lo tenía elegido como arma para perpetrar uno de los crímenes más horrorosos en la historia de Chile. Cuando le comunicaba a Estay Reyno la orden de asesinar a los tres profesionales comunistas, el coronel Fontaine apuntó al siniestro elemento y le dijo “eso es lo que vamos a ocupar”.
Estay Reyno, que integró el equipo que llevó a las víctimas hasta el camino al aeropuerto internacional, ha dado varias entrevistas sobre el tema, pero la que incluye el libro “La Noche de los Corvos”, de los abogados querellantes en el caso, Nelson Caucoto y Héctor Salazar, abunda en detalles poco conocidos. La entrevista fue realizada en el penal de Punta Peuco, donde “El Fanta” cumple cadena perpetua por este delito de carácter terrorista.
En efecto, el 31 de marzo de 1994, el ministro Milton Juica condenó a Estay Reyno a 18 años de cárcel por los secuestros terroristas de 6 miembros de la Asociación Gremial de Educadores de Chile (Agech) y los homicidios. Otros 15 carabineros también fueron sentenciados a distintas penas. En 1995, La Corte Suprema le aumentó la pena a “El Fanta”.

FUE UN CASO DE “HORRORISMO”

En esta entrevista, Estay Reyno admitió que el brutal asesinato de los profesionales comunistas fue un “error” y que la manera de cometerlo consistió en un acto de “horrorismo”. Lo que “El Fanta” quiso decir fue que se trata de un delito terrorista, tal como fue calificado por el ministro Milton Juica en su fallo condenatorio del 31 de marzo de 1994.
Tras recibir la orden del coronel Fontaine, Estay Reyno, el único empleado civil de Carabineros implicado en los hechos, le manifestó que “tengo claro cuál va a ser el resultado de esta operación. Le digo que es un error, además, le digo que hacerlo de esa manera nos vamos a hacer cargo del primer cargo de horrorismo. Él me dice que hay una orden y que la vamos a cumplir”.
“El Fanta” también afirmó que el baleo del profesor Leopoldo Muñoz de la Parra, frente al Colegio Latinoamericano, cuando intentó defender a Parada y Guerrero, desencadenó el asesinato de los tres profesionales comunistas. Tras los secuestros, los agentes de la Dicomcar llegaron al cuartel de calle Dieciocho convencidos de que Muñoz de la Parra había muerto.
En cuanto a la decisión de cometer un crimen de características tan atroces, Estay Reyno indicó que el coronel Fontaine tenía la tesis de “por cada carabinero muerto, un comunista muerto”. Consultado si Fontaine tenía instrucciones del alto mando para proceder por vías violentas, “El Fanta” respondió que “yo creo que sin duda. Lo digo sin ninguna duda”.
Además de la entrevista a Estay Reyno, ex militante de las Juventudes Comunistas y de la Brigada Ramona Parra, el libro incluye antecedentes poco conocidos sobre el proceso, como el respaldo que tenía el general César Mendoza en la Corte Suprema y, sobre todo, el vacío que le hizo el gobierno a Carabineros. La institución de las carabinas cruzadas debió defenderse sola y cayó en el más profundo de los desprestigios.

 

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