Una carta abierta escrita por el fundador y expresidente de Amarillos por Chile, Cristián Warnken, dirigida al presidente Gabriel Boric, ha generado una gran controversia. En la misiva, Warnken pide «cerrar el duelo» a 50 años del Golpe de Estado liderado por el dictador Augusto Pinochet. Sin embargo, las críticas no se hicieron esperar, con llamados a «cerrar la boca» y a «interpelar a los criminales» de la dictadura.
En su carta, Warnken hace referencia a una frase del expresidente de Uruguay, José Mujica, destacando la importancia de realizar ritos y actos de reparación para cerrar las profundas heridas de la comunidad. Insta a la izquierda, en particular, a cerrar el duelo, considerando que fue este sector el que sufrió en carne propia los horrores del fanatismo, el exilio, la desaparición y la tortura. Según Warnken, si la izquierda logra cerrar el duelo, será más grande y poderosa, pero si no lo hace, se reducirá a la administración de la victimización, dando así una victoria al victimario.
Sin embargo, estas palabras generaron fuertes críticas. La diputada Carmen Hertz, del Partido Comunista, calificó de «infame» a Warnken, cuestionando su derecho a pedir el cierre del duelo a las víctimas de las prácticas genocidas de la dictadura. Rodrigo Bustos, director ejecutivo de Amnistía Internacional Chile, destacó que los duelos no se cierran por decreto y afirmó que Warnken debería interpelar a los criminales, incluyendo a civiles y medios de comunicación que colaboraron con la masacre, en lugar de dirigirse a las víctimas.
La diputada Claudia Mix, de Comunes, hizo un llamado directo a Warnken, pidiéndole «cerrar la boca». Criticó la carta abierta al recordar a las madres, hijas y nietas que continúan buscando los restos de sus familiares en el desierto, mientras los militares se niegan a entregar la información. Mix manifestó su oposición a la carta abierta y rechazó la idea de cerrar el duelo en estas circunstancias.
La carta abierta de Cristián Warnken ha desatado una polémica intensa en torno a la idea de cerrar el duelo a 50 años del Golpe de Estado en Chile. Mientras Warnken defiende la importancia de este cierre para sanar heridas, las críticas argumentan que no se puede cerrar el duelo por decreto y que es necesario interpelar a los responsables de las violaciones a los derechos humanos. La discusión en torno a esta carta refleja las complejidades y los desafíos que aún enfrenta el país en su proceso de reconciliación y justicia histórica
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