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lunes, 8 de noviembre de 2010

“Marcha del Hambre” de los cesantes post terremoto se dirige a Santiago y Valparaíso

Diana Porras

Los altos niveles de desempleo anteriores al 27 de febrero de este año en la región del Bío Bío, se vieron seriamente incrementados después del desastre natural. Ahora, el término de los puestos de trabajos de emergencia en las zonas afectadas, aumenta la vulnerabilidad de los habitantes de esta región, quienes se marchan hacia el centro del país demandando soluciones de largo plazo.

“Es diferente estar en terreno y ver la realidad de la gente”, expresa emocionada María Angélica Cid, vocera de los trabajadores de Tomé. Y es que en distintos puntos de la región del Bío Bío la paciencia se agota y la preocupación aumenta. Por eso, la convocatoria a manifestarse es directa y resume el malestar de las personas: “Marcha del Hambre”.

El término de los planes de empleos de emergencia coordinados con el Cuerpo Militar del Trabajo en las zonas más afectadas por el terremoto y maremoto de febrero pasado provoca inquietud en la comunidad.

El objetivo de esta nueva protesta es trasladarse hasta Santiago y Valparaíso para solicitar soluciones dirigidas a las zonas de la región del Bío Bío que aún no tienen una salida laboral permanente que les permita enfrentar el dramático escenario después de febrero.

El dirigente del campamento de quinientas familias en Dichato, Miguel Barra, sostuvo que la localidad “está de la mano con Tomé ya que pertenecemos a la misma comuna y nuestros pueblos fueron devastado por el terremoto y maremoto. Se acabaron las fuentes de trabajo que podíamos tener en épocas estivales y toda la gente que está cesante va a participar en esto y de a poco va a tomar vuelo”.

Ante estas demandas, el subsecretario del Trabajo, Bruno Baranda, dijo que “el programa era acotado y lo fuimos alargando en algunos zonas con problemas profundos de cesantía. Sin embargo, la fecha de término era conocida y prevista”.

Lo que se plantea es extender esta solución como alternativa de corto plazo, pero es necesario tener una mirada con proyección, sobre todo si se toma en cuenta que algunas localidades presentaban preocupantes índices de desempleo antes del terremoto.

“Se cerró la mina en 1997 y ahí el nivel de cesantía se eleva al 14 por ciento. Efectivamente, hay una situación de desempleo estructural que ahora se agudiza con el tema del terremoto, pero eso no significa que no se tomen las medidas en el corto plazo para mejorar la situación. Hay que recurrir a estos empleos de emergencia, pero también a un plan de más largo aliento y ahí el Gobierno tendrá que generar los incentivos a través del Banco Estado, la Corfo y de un rol más protagónico del Estado para crear industria y generar empleo”, dijo el alcalde de Lota, Jorge Venegas.

La semana pasada se puso fin a los contratos de los últimos trabajadores que habían formado parte del programa de empleos, que tenían dos grandes objetivos: servir de apoyo económico para las familias y avanzar en las labores de limpieza en las regiones afectadas.

Según lo que expresan los dirigentes sociales, estas necesidades aún no están superadas, por eso algunas manifestaciones se han desarrollado en Talca para exigir que se mantengan estos cupos por lo menos hasta diciembre. Allí, los carteles advertían que la “situación es que 500 trabajadores quedan desempleados de la noche a la mañana”.



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