La columna que compartimos a continuación sobre las omisiones y tratamiento sesgado de la información en el reportaje de Informe Especial
el día 23 de octubre sobre el conflicto mapuche, nuevamente enfrenta a
la televisión con el desafío de actuar y operar de acuerdo a lo que es:
un medio de gran poder político y con una gran responsabilidad social,
derivada del impacto que tiene su programación en la agenda y en la
comprensión de los hechos y realidades que se transmiten en ella.
No cabe duda de la complejidad del
conflicto mapuche y lo difícil que es vislumbrar una posible solución.
Pero es evidente también que el conflicto se aleja cada vez más de una
posible solución si no se abre un espacio de expresión que permita
conocer su real complejidad, y donde se puedan exponer y debatir una
diversidad de puntos de vista sobre los hechos y sobre las demandas del
pueblo mapuche, más allá de la mera representación de una violencia
unilateral tal como ocurre hoy en los medios y en particular en los
noticieros, principales encargados de informar sobre el conflicto.
***
El reportaje de Pavlovic, su misión de promoción del ADI Ercilla y el rol de los medios en Chile
El martes recién pasado se transmitió por las pantallas del “canal de todos los chilenos”, Televisión Nacional de Chile/TVN, el programa del periodista Santiago Pavlovic, “Informe Especial”, que prometía mostrar imágenes inéditas sobre la situación en las comunidades Mapuche de Ercilla, en su capítulo titulado “Zona Roja”.
EL REPORTAJE
El impetuoso título y los spot’s
promocionales que transmitió el canal a modo de avance, ya hacía
advertir el enfoque del programa. Las “exclusivas imágenes” registradas
por los mismos carabineros del Gope con una cámara instalada en sus cascos -quienes entraban violentamente a allanar las casas de Wente Winkul Mapu- mostraban el momento en que el sargento Hugo Albornoz, estaba agónico en el suelo luego de recibir el disparo que le causó la muerte, mientras titulaba “emboscada Mapuche”.
Sin embargo, ante la emisión de los avances promocionales, la Corte de Apelaciones de Temuco
emitió una orden que prohibió al canal emitir las imágenes del sargento
Albornoz, a petición de la familia del funcionario policial, quienes se
vieron afectados cuando se mostraron parcialmente las imágenes. En
consecuencia, el día sábado anterior a la emisión del programa, TVN
retiró el video promocional de su sitio web.
Pero esto no impidió que el programa
mantuviera su fecha de estreno. Llegado el momento, al poco andar ya se
podía confirmar las sospechas, “ataques incendiarios”, “armas de fuego”,
“enfrentamientos”, “tomas de parcelas”, “conflicto Mapuche”, “zona
roja”, era lo que prometía el programa. Pavlovic nos mostraría la imagen
de quienes son los Mapuche buenos, es decir, los que han aceptado las
políticas del gobierno de Piñera integrándose al Área de Desarrollo Indígena/ADI Ercilla, representados en la figura del lonko Juan Curinao;
y los Mapuche malos, o sea, los que “queman camiones”, “roban armas”,
cometen “abigeato”, “queman casas”, “toman tierras”, “amenazan” a los
pequeños agricultores y provocan el “miedo” en la zona, representados en
las comunidades Autónoma Temucuicui, Tradicional Temucuicui y Wente Winkul Mapu.
Para hacer funcionar la poco novedosa
estrategia comunicacional, Pavlovic pone énfasis en los ataques
incendiarios, con un extenso espacio para el ya conocido ingrediente: la
victimización de los “pequeños parceleros” del sector, entre los que
cuentan incluso personas de Angol. Por otra parte, por ejemplo en la quema de la escuela de Chequenko,
no se aclara circunstancias ni situación investigativa de los hechos,
sino que por el contrario, se inculpa de antemano a los Mapuche que se
mantienen en recuperación territorial, pero sin dar espacio a la versión
de los propios integrantes de la comunidad afectada, a los padres de
los niños que estudian en esa escuela, quienes desmintieron en su
momento –a través de medios alternativos por cierto- las acusaciones en
su contra y que más aun, tenían sospechas que grupos externos a la
comunidad estarían involucrados.
El reportaje hace alusión también a la quema de la casa del lonko
Juan Curinao, hecho ocurrido en el mismo momento en que se inauguraba
un consultorio en Ercilla junto a los integrantes del ADI, actividad
interrumpida por integrantes de las comunidades de Temucuicui y Wente
Winkul Mapu, a quienes autoridades y medios ya han acusado públicamente
de ser responsables de la quema, sin que nadie se haya preocupado de
preguntase o de dar espacio a la posibilidad que haya otros grupos
interesados en inculpar a los Mapuche, como ya ha ocurrido en el pasado.
Pero en el programa también se encuentra a los culpables: “la Comunidad
Autónoma Temucuicui”, que en palabras del propio Pavlovic, estarían
identificados por el lonko Curinao.
El programa también muestra imágenes de
la marcha a la que convocó la Comunidad Autónoma Temucuicui, con las que
intenta seguir contextualizando el ambiente en el que permanece la
vapuleada “zona roja”, para lo que expone los encendidos discursos de
los Werken que se dirigieron a quienes acompañaban el
emblemático proceso judicial preparado para acusar a jóvenes Mapuche de
la comunidad, inculpados por uno de los tantos hechos atribuidos a
integrantes de comunidades de Ercilla que mantienen procesos de
recuperación territorial, el “Caso Peaje Quino”, al que Pavlovic no hace referencia.
Nada dice Pavlovic tampoco en relación
al sobreseimiento, por unanimidad de los jueces, de todos los imputados
en el caso, ni de la absoluta falta de pruebas para inculparlos en un
viciado juicio que los mantuvo por casi dos años encarcelados, y en
huelga de hambre por casi 90 días en 2010. Tampoco se refiere a las
irregularidades que llevaron a expulsar del caso al Ministerio Público,
por faltas en el proceso como “desacato” y “vicios formales”, además de
que lo que permitió que fueran acusados fue únicamente el uso de la Ley
Antiterrorista, con un “testigo protegido”. Ni que el único querellante
terminara siendo el Ministerio del Interior, en un
politizado juicio que buscó hasta última instancia, a pesar de la
absoluta falta de pruebas, el encarcelamiento de los Mapuche de
Temucuicui.
Según Pavlovic, para el fiscal regional de la Araucanía, Francisco Ljubetic, en la aplicación de la justicia “hay un sesgo favorable a los Mapuche”, a lo que Ljubetic -quien ha sido uno de los principales promotores de la mítica “guerrilla rural”-
con el sesgo que le caracteriza, sentencia que en las causas a Mapuche
por delitos graves los “estándares probatorios no son igual que para
cualquier persona”, olvidándose de aclarar que la Ley Antiterrorista
tampoco se le aplica a cualquier persona, sino que sólo a los Mapuche
que reclaman la recuperación del territorio.
No hubo tampoco una imagen ni palabra
sobre la situación de los Prisioneros Políticos Mapuche que iniciaron
una huelga de hambre, desde el 27 de agosto en la cárcel de Angol y desde el 1 de octubre en la cárcel de Temuco,
ni de los motivos que hay detrás. Tampoco de las absurdas acusaciones,
los politizados y mediáticos juicios y las exageradas penas carcelarias
que pesan sobre los inculpados. Ni el hecho que se les haya imputado por
supuestos hechos en que se les atribuye el homicidio frustrado del propio jefe de la IX Zona Policial de Carabineros, Iván Bezmalinovic, quien dirigía los allanamientos desde un helicóptero mientras se efectuaba el supuesto ataque en su contra.
En este caso, Pavlovic no ve una salida
política, sino que es un problema de “privilegios” que estarían
aplicando los jueces a los Mapuche que tienen relación con el proceso de
recuperación territorial, por tanto, debiera haber una solución
judicial y no política. Contrariamente a lo que mostró en el caso del Pueblo Maorí,
de quienes por cierto, Pavlovic tiene una mirada radicalmente distinta
como Pueblo Originario en comparación con el Pueblo Mapuche. Entre otras
comparaciones que requieren de un proceso de discusión mucho más
profundo y de una voluntad de diálogo que este gobierno no tiene, como
sí la de imposición de sus políticas represivas, criminalizadoras y asistencialistas con las comunidades Mapuche.
EL ROL DE LOS MEDIOS EN CHILE
Pero no es primera vez que esto ocurre, TVN tiene un largo historial de manipulación de la información en relación al Pueblo Mapuche. Recordemos por ejemplo, entre tantos otros, algunos casos recientes, como la verdadera campaña promocional a la creación de grupos paramilitares en la zona de Ercilla,
que vimos por más de una semana en las pantallas del canal, tanto en su
noticiero regional como a nivel nacional y que Pavlovic hizo resurgir.
O el burdo encubrimiento que TVN quiso hacer al arsenal de guerra encontrado a un terrateniente de Victoria,
sobre quien en el reportaje Pavlovic sentencia que “no tendría vínculos
con los ataques”, sino que más bien “la violencia apunta a grupos
indígenas”, sin indicar que el terrateniente es miembro del “comando Hernán Trizano”, que ha amenazado públicamente con “hacer desaparecer” a los Mapuche de Temucuicui, que la razón de su disputa con René Urban
es su “actitud blanda” con los Mapuche y que “los vínculos” que podría o
no tener, nunca han sido investigados por la justicia, y que tampoco ha
pasado un día en la cárcel, como si lo han hecho los Mapuche.
En esa ocasión TVN aludió también a la inocencia del agricultor Temer San Martin diciendo que era un “coleccionista de armas”, y poniendo en su lugar imágenes del joven Mapuche Luis Marileo, que acababa de entregarse voluntariamente a la policía,
alegando absoluta inocencia en el hecho que se le sindicaba, situación
que por cierto, TVN no informó debidamente ni en ese entonces, ni ahora
en el programa de Pavlovic.
Hasta cuándo tendremos entonces que
seguir tolerando las falsedades, falta de ética profesional, prejuicio y
racismo de los medios chilenos y de periodistas inescrupulosos que son
enviados a misiones comunicacionales que buscan limpiar la imagen del
gobierno y justificar la vulneración de los derechos esenciales del ser
humano, y junto con esto, buscan la criminalización y el descrédito de
legítimos procesos sociales de reivindicación de derechos que, por lo
demás, están reconocidos en diversos instrumentos internacionales que Chile
ha suscrito, pero que sin embargo no aplica ni respeta, a diferencia de
leyes retrógradas en materia de Derechos Humanos como lo es la Ley
Antiterrorista heredada del dictador Pinochet.
Cuanto más tendremos que esperar para
tener medios realmente públicos que no sean meras agencias de publicidad
y encubrimiento de intereses de los sectores corporativos y políticos que controlan este país,
que sus ejecutivos no sean vanos operadores políticos y sus
profesionales de la comunicación no sean meros mercenarios de sus
patrones y que realmente hagan un mínimo esfuerzo por cambiar su visión
sesgada y profundicen adecuadamente en la complejidad que el tema
merece.
Todo país que se jacta de ser
democrático y se dice respetuoso de los Derechos Humanos, debe
garantizar la adecuada representación de todos los actores sociales en
los medios de comunicación, por tanto, garantizar el acceso de todos los
sectores sociales a través de medios públicos y la facilitación de la
creación de medios propios. El no garantizar que estos espacios existan
en los medios establecidos y no facilitar la proliferación de nuevos
medios, atenta contra el derecho a la libertad de expresión, el derecho a
la información y a la comunicación, y el acceso a las nuevas
tecnologías.
Es momento entonces, de comenzar a
exigir el reconocimiento y respeto de todos los Derechos Humanos,
incluyendo también el Derecho a la Comunicación, y de contar con medios
públicos que incorporen programas que contengan visiones diversas y
respetuosas de las realidades locales y los procesos sociales, teniendo
la posibilidad también de comunicarse a través de medios propios,
especialmente -como en este caso- en asuntos relacionados a Pueblos
Originarios.
Por Gerardo Berrocal S.
24 de octubre de 2012
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